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Málaga busca más de 70 familias de acogida tras aumentar las retiradas y entregas de niños
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MUCHOS PEQUEÑOS ESPERAN EN CENTROS

Málaga busca más de 70 familias de acogida tras aumentar las retiradas y entregas de niños

Las existentes no pueden absorber las necesidades que han surgido tras producirse un pico de casos urgentes que requieren perfiles muy concretos. La fundación Hogar Abierto anima a las familias con “motivación y ganas de ayudar”

Foto: Una menor en un centro de acogida de México. (EFE/Sáshenka Gutiérrez)
Una menor en un centro de acogida de México. (EFE/Sáshenka Gutiérrez)

La situación no es crítica, pero sí compleja. La provincia de Málaga necesita a “todas las familias del mundo” para acoger a más de 70 menores de hasta 13 años de edad que actualmente se encuentran en centros o casas de acogimiento y a los que se unen las actuaciones de urgencia derivadas de intervenciones de los Servicios Sociales y los cuerpos policiales. Casos extremadamente delicados que han sufrido un repunte en los últimos tiempos y que precisan recursos muy concretos que se adapten a sus especiales circunstancias.

En la actualidad participan en este programa gestionado por la Junta de Andalucía y la fundación Hogar Abierto un total de 98 “familias ajenas”, que se unen a las aproximadamente 140 “extensas” que están compuestas por familiares de los menores acogidos. La cuestión, explica Ángeles Ramos, una de las coordinadoras de la institución sin ánimo de lucro, es que hay que encontrar un entorno adecuado para cada pequeño, por lo que se pueden generar situaciones en los que haya familias interesadas en acogerlo, pero sus circunstancias personales o profesionales no son las idóneas para sus características y circunstancias. “Puedo tener cuatro disponibles, pero puede ser que ninguna sea la adecuada para ese menor”, remarca.

Foto: El pequeño Fran jugando con una de las mascotas del hogar de Rafi y Paco. (EC)

Por ejemplo, en los casos especiales, o en los de urgencia, que se han incrementado en los últimos tiempos y requieren una actuación inmediata a cualquier hora del día, tienen como protagonistas a niños que sufren una parálisis cerebral, que han podido ser víctimas de maltrato o abusos o padecer malnutrición o síndrome de abstinencia por la toxicomanía de la madre. Ante situaciones así se busca un perfil de padres de acogida capaces de ayudar en la evolución física y emocional, “profesionales del ámbito sanitario, trabajadores sociales, psicólogos, maestros…” que sepan abordar sus necesidades especiales. “Gente preparada para aceptar lo que le llegue, un pequeño que ha visto lo que nosotros, con nuestra edad, no hemos llegado a ver”.

Este hecho no debe desanimar a aquellas personas que quieran ayudar a estos menores, porque el objetivo es encontrar a las personas que mejor encajen con cada uno. Como la ficha de un puzle. Hay que tener en cuenta que, afortunadamente, los casos urgentes no son mayoría, aunque se haya producido un pico puntual que ha obligado a hacer un gran esfuerzo para atenderlos a todos. Los niños que están detrás del grueso de las estadísticas pueden encontrar un hogar con familias de perfiles más variados que incluso tienen la posibilidad de optar a acogimientos más prolongados: temporal —hasta dos años como máximo— o permanente —definitivo—.

Cada año que cumplen los de 8, 9 ó 10 “es como uno de condena que complica el acogimiento”

Al menos 76 de esos menores están actualmente en centros o pisos de acogida en los que están perfectamente atendidos y donde se “copia” el modelo familiar, pero “no es lo mismo que una familia, con sus rutinas, su cariño y sus exigencias”. “Los educadores rotan y la dinámica no es igual que en una casa, con unos padres”, señala Ramos, que incide en que el principal problema que tienen los pequeños que se encuentran en estos recursos es “la edad”. “Cuando tienen 8, 9 ó 10 años es más difícil encontrar una familia”, porque algunas tienen hijos biológicos y es un factor que hay que tener en cuenta para que no haya problemas en la convivencia.

La coordinadora de Hogar Abierto, no obstante, explica que “no hay que tener miedo porque sean un poco más mayores”, ya que “son los más agradecidos” porque son conscientes de la oportunidad que tienen. Pero cada año que cumplen “es como uno de condena que complica el acogimiento”, señala, para seguidamente recordar el caso de un pequeño de nueve al que fueron a visitar a un centro y que quería agradarles para poder ir con unos padres de acogida: “Con su vocecita nos decía: ¿Has visto que ordenado tengo mi armario? A mi me gusta bañarme”, recuerda con cierta emoción.

Foto: Marta y Jesús, familia de acogida

Se necesitan familias de acogimiento de urgencia, temporales y permanentes, “y no sólo en su concepción clásica de un padre y una madre, sino también parejas del mismo sexo o monoparentales”, señala, porque los profesionales de Hogar Abierto evalúan todos los ofrecimientos para contar con ellos cuando surja el niño que mejor se adapte.

“Todas las familias, si no tienen un impedimento, en pricipio, pueden ser acogedoras. Lo necesario es que tengan motivación y ganas de ayudar”, remarca Ángeles Ramos, que apunta que les guían durante todo el proceso y que están disponibles para asesorarles y ayudarles ante cualquier circunstancia.

La situación no es crítica, pero sí compleja. La provincia de Málaga necesita a “todas las familias del mundo” para acoger a más de 70 menores de hasta 13 años de edad que actualmente se encuentran en centros o casas de acogimiento y a los que se unen las actuaciones de urgencia derivadas de intervenciones de los Servicios Sociales y los cuerpos policiales. Casos extremadamente delicados que han sufrido un repunte en los últimos tiempos y que precisan recursos muy concretos que se adapten a sus especiales circunstancias.

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