La madre de la bebé quemada en Málaga retrasó su atención médica e ingreso

Para imaginar el calvario que sufrió esa pequeña, con tan solo un mes de existencia, hay que incidir en los detalles de los hechos y decisiones que la han llevado a debatirse entre la vida y la muerte en una habitación del Hospital Materno Infantil de Málaga. Un desenlace agravado por la negligente actuación de sus padres, dos okupas detenidos por lesiones graves y malos tratos en el ámbito familiar, que supuestamente retrasaron deliberadamente la asistencia médica a la bebé. Todo ello, después de presuntamente sumergirla, sin comprobar la temperatura, en una bañera con agua calentada en una olla. Presenta quemaduras en el 30% del cuerpo y mordeduras, además de síntomas del bebé zarandeado. Se buscaba a otro hijo de la pareja de dos años, cuyo paradero se desconocía en los instantes iniciales de la investigación.

Según ha podido saber El Confidencial de fuentes cercanas al caso, la intervención policial se produjo en torno a las 21:30 del domingo, cuando los facultativos del citado centro médico alertaron a la Policía Nacional de que había una niña de aproximadamente un mes que presentaba lesiones compatibles con malos tratos y advertían de que la madre se negaba a que la pequeña fuese ingresada.

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La bebé, prosiguieron las citadas fuentes, tenía quemaduras en el 30% de su cuerpo, distintas mordeduras y posibles lesiones internas similares a las provocadas como consecuencia de zarandeos. La progenitora relató a los agentes del Grupo de Menores (Grume) de la Comisaría Provincial de Málaga que se han hecho cargo de la investigación que las primeras heridas pudieron ser ocasionadas durante el baño. Las indagaciones posteriores revelarían que la mujer presuntamente calentó el agua en una olla y la vertió en la bañera, donde inmediatamente introdujo a su hija sin supuestamente comprobar la temperatura.

Lejos de acudir a un centro sanitario cuando la bebé mostró los primeros síntomas de que estaba quemada, la progenitora decidió acudir, tiempo después, a una farmacia. Las citadas fuentes explicaron que la mujer solicitó una pomada y fue la farmacéutica la que le dijo que fuese inmediatamente a un hospital porque las lesiones de la niña eran graves. A pesar de estas indicaciones, la arrestada supuestamente trató de adquirir el fármaco y dijo que era suficiente, a lo que la profesional reiteró que no perdiese tiempo porque su hija necesitaba la ayuda de médicos.

El progenitor huyó de la ciudad en autobús y fue arrestado gracias a la colaboración ciudadana

Esta actitud indolente se repitió cuando la bebé era atendida por los especialistas del Materno Infantil. Le explicaron que el estado de la pequeña era muy grave y que necesitaban su permiso para realizarle una serie de pruebas y ante una previsible intervención quirúrgica, porque también se habían detectado lesiones internas. La madre, señalaron las fuentes consultadas, se negó e incluso dijo que se llevaba a la pequeña a casa. Solo cambió de opinión cuando supo de la intervención policial después de que el centro médico activara el protocolo establecido para estos casos.

Las heridas internas se corresponderían con el síndrome del bebé zarandeado, por lo que la hipótesis es que a la menor, sobre la que hay que recordar que tenía aproximadamente un mes de vida, supuestamente la agitaban con fuerza para que dejara de llorar.

Más claro parece el origen de las distintas mordeduras detectadas en el cuerpo de la pequeña. Según declaró la madre, habían sido ocasionadas por su otro hijo de dos años, que supuestamente estaba pasando por una fase de celos hacia su hermana. La pediatra avaló esta tesis debido al diámetro de las heridas provocadas por los mordiscos. La menor se encontraba en estado muy grave y existía un gran pesimismo sobre su evolución.

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El Grume detuvo a la mujer, de 24 años de edad, acusada de los delitos de lesiones graves —que podría elevarse a homicidio o asesinato si la pequeña no consigue salir adelante— y maltrato en el ámbito familiar, pero no pudo hacer lo mismo con el padre de forma paralela. Porque el individuo, que supuestamente había estado informado de los pasos que daba su pareja, presuntamente huyó de la ciudad al saberse en el foco policial.

Este periódico pudo saber que el sospechoso, de 27 años, se subió en un bus con destino a Algeciras (Cádiz) que partió de la estación de autobuses de la capital malagueña y su fuga se frustró rápidamente gracias a la colaboración ciudadana. Las fuentes consultadas relataron que el progenitor, con el vehículo en marcha, mantuvo una conversación telefónica en la que no se preocupó de bajar el tono. Durante la charla, presuntamente comentó que la bebé había sido ingresada y que su compañera sentimental había sido arrestada, circunstancias por las que debía desaparecer durante una temporada. Un pasajero le escuchó perfectamente y, desde dentro del autobús, contactó con la Policía Nacional para contar lo que había oído. Los investigadores rápidamente organizaron un dispositivo y el hombre fue finalmente detenido en Marbella, donde esa línea realiza una parada. Se le imputan los mismos cargos y está previsto que, junto a su pareja, pasen este martes a disposición judicial.

Los progenitores serán sometidos a una evaluación psicológica para determinar su estado

Las citadas fuentes detallaron que se trata de una familia desestructurada que residía como okupa en un inmueble y explicaron que los esfuerzos policiales también se estaban enfocando en localizar al otro hijo de la pareja, ya que la Junta de Andalucía debe evaluar su situación y todo indica que podría iniciarse un expediente para hacerse cargo temporalmente de su custodia.

Los progenitores, recalcaron, serán sometidos a una evaluación psicológica para determinar su estado, pues los primeros indicios apuntan a que tendrían sus capacidades mentales mermadas.

Trágico accidente

La investigación que parece haberse aclarado es la abierta tras el fallecimiento de otra bebé de una edad similar ocurrida también este domingo en Málaga y que, a la espera de los resultados de la autopsia, se considera fruto de un trágico accidente: la pequeña fue aplastada cuando dormía en una misma cama con sus padres.

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Ninguno de los dos ha sido arrestado y las pesquisas del Grupo de Homicidios desembocan en la hipótesis de la muerte accidental por imprudencia. Según pudo saber este periódico, la menor, que nació prematura, recibió una toma de leche en torno a las tres de la madrugada, tras la que uno de los progenitores se la colocó en el pecho. Este se quedó dormido y la menor fue aprisionada, determinándose la asfixia como previsible causa de muerte. Los hechos, a no ser que el examen médico-legal determine otra cosa, se consideran inicialmente una imprudencia.