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El agresor del crimen de Íllora: "Si no me dices dónde está tu amigo, te mato"
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El agresor del crimen de Íllora: "Si no me dices dónde está tu amigo, te mato"

Todo comenzó por una trifulca en el recinto ferial. A Juan, la víctima de tan solo 19 años, le abordaron en mitad de la calle sin saber qué había pasado y le mataron en una paliza

Foto: Una concentración pacífica recuerda al joven fallecido en Íllora. (EFE/Salva Rodríguez)
Una concentración pacífica recuerda al joven fallecido en Íllora. (EFE/Salva Rodríguez)

Una copa derramada parece que está en el origen del homicidio de Íllora, Granada, del pasado 15 de agosto. Nadie sabe quién la vertió, si el grupo de agresores o el de víctimas, ni tampoco se ha podido averiguar encima de quién cayó. El hecho aparece reflejado en diligencias policiales como el origen de los altercados que tuvieron lugar en el recinto ferial de Íllora de madrugada. El atestado de la Guardia Civil también recoge que un grupo de personas de más edad, algunos de etnia gitana, la emprendieron a golpes contra tres chavales del pueblo de toda la vida y que no hacía mucho habían alcanzado la mayoría de edad. Los tres chavales, incapaces de defenderse, pensaron eso de “piernas para que os quiero” y huyeron a toda velocidad sabiendo que no podían plantar cara y que iban a recibir de lo lindo.

El grupo de agresores salió detrás de ellos, los persiguió durante un rato, pero los jóvenes se desperdigaron y no dieron con su paradero. Mientras todo esto ocurría, Juan y su novia, que nada tenían que ver con esta batalla, abandonaron el recinto ferial y se alejaron paseando tranquilamente. La mala suerte hizo que un tal Brandon, su hermano y alguno más regresaran al recinto ferial y se cruzaran con la pareja. Brandon sabía que Juan era amigo del grupo de chavales a los que había perseguido, así que se le encaró: “Dime dónde están tus amigos o te mato”. A Juan la amenaza le pilló por sorpresa. De repente, se vio frente a un individuo enfurecido, rodeado de otros de su pandilla, todos en actitud agresiva. Juan no tenía ni idea ni de a quién se refería ni dónde estaban esos amigos.

A Brandon le dio lo mismo, según cuentan los testigos, liberó toda su rabia contra la cara y el resto de la cabeza de Juan. No se sabe si le golpeó en más partes del cuerpo, porque el informe de la autopsia no está concluido. El joven acabó cayéndose al suelo. Parece que la cabeza se golpeó con un bordillo, pero este extremo todavía no está acreditado. Inerte y sin conciencia, Brandon siguió golpeándole con saña. A base de patadas, nuevamente según los que observaron la agresión. Ningún acompañante del homicida, y eran varios, hizo nada por parar la agresión. No solo eso, también permitieron que Brandon golpease con saña a la novia de Juan, como a él, en la cara, pero ella no perdió la conciencia en ningún momento.

Cuando Brandon se vació de rabia, los dejó allí. A Juan tirado y a la novia llorando. Minutos después, este mismo joven, de 23 años, le dio otra paliza a otro joven. Con esa agresión dio por concluida su noche y decidió regresar a casa a dormir. Se montó en el coche y casualmente pasó muy cerca de donde Juan estaba tirado en el suelo. Había perdido la vida. A Brandon se lo dijeron y respondió: “Si lo he matado, ya sabéis dónde venir a buscarme”.

En realidad, cuando la Guardia Civil acudió a su domicilio, no estaba en casa. Había huido. Se entregó al día siguiente en la comandancia de la Guardia Civil de Granada capital. Pasó a disposición judicial investigado por homicidio doloso. Aunque con su agresión le había robado la vida a Juan, se negó a pedir perdón. También a declarar. No le pesaba la conciencia. Muy al revés, según testigos presenciales, su actitud fue chulesca y retadora. Sentado con pachorra y con las piernas abiertas.

Una copa derramada parece que está en el origen del homicidio de Íllora, Granada, del pasado 15 de agosto. Nadie sabe quién la vertió, si el grupo de agresores o el de víctimas, ni tampoco se ha podido averiguar encima de quién cayó. El hecho aparece reflejado en diligencias policiales como el origen de los altercados que tuvieron lugar en el recinto ferial de Íllora de madrugada. El atestado de la Guardia Civil también recoge que un grupo de personas de más edad, algunos de etnia gitana, la emprendieron a golpes contra tres chavales del pueblo de toda la vida y que no hacía mucho habían alcanzado la mayoría de edad. Los tres chavales, incapaces de defenderse, pensaron eso de “piernas para que os quiero” y huyeron a toda velocidad sabiendo que no podían plantar cara y que iban a recibir de lo lindo.

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