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​ Susana Díaz en ‘operación retorno': universidad gratis y una nueva renta social
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​ Susana Díaz en ‘operación retorno': universidad gratis y una nueva renta social

La presidenta vuelve a Andalucía con recetas clásicas de gratis total dirigidas a las clases medias y prometiendo reforzar políticas sociales, copiando el modelo de sus antecesores

Foto: La secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz. (EFE)
La secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz. (EFE)

Susana Díaz ha vuelto a casa. La presidenta de la Junta de Andalucía compareció este miércoles en el Parlamento andaluz para rendir cuentas en el ecuador de la legislatura y tras su estrepitosa derrota en las primarias del PSOE. Para su regreso no ha inventado nada nuevo sino que ha vuelto a las recetas clásicas con las que los socialistas, sobre todo en la etapa de Manuel Chaves, lograban vencer reiteradamente a sus adversarios. Cuatro ingredientes infalibles hasta hoy: mucha política social, medidas de ‘gratis total’ directamente dirigidas al bolsillo de las clases medias, ofertas reiteradas para retomar el pacto y el diálogo social con sindicatos, patronal y colectivos sociales y confrontación con el Gobierno de la nación.

Sus dos medidas estrella han sido la promesa de universidad gratis para quien apruebe, que ya lanzó en las primarias y que es “una medida pionera” en España, más una nueva renta social para todas aquellas familias con ingresos por debajo de los 415 euros en hogares de un solo miembro. Beneficiará a medio millón de andaluces y costará 170 millones de euros. Hasta ahora había un salario social muy similar que durante la crisis ha visto menguar el número de beneficiarios. La universidad gratis se cifra entre 25 y 30 millones de euros y beneficiará a 30.000 alumnos.

Foto: La presidenta andaluza y secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz. (EFE)

Díaz tiene el reto de remontar en Andalucía tras su fracaso en las primarias y después de dos años en los que ha calado la idea de que estaba más dedicada a su propia trayectoria personal que a solucionar los problemas de los andaluces. De hecho, justo al final de la crisis y cuando supuestamente se prometía la recuperación de derechos, en Andalucía han estallado mareas por la sanidad o la educación públicas inéditas en los años más duros.

En este contexto, cuando además hay temor a perder Andalucía tras casi cuatro décadas ininterrumpidas en el poder y se encienden las alarmas de agotamiento, Díaz ha dejado claro que piensa recuperar lo que hacían sus antecesores y que tan bien les ha funcionado en esta comunidad. Su discurso ha reivindicado como nunca las políticas sociales y los servicios públicos con guiños apoyados por un mayor desahogo presupuestario. Ha anunciado además que deja el oxígeno del FLA, “un corsé cargado de intereses”, y acudirá a financiarse al mercado libre.

La confrontación

Ttras dedicar más de quince minutos a confrontar duramente con el Gobierno de Mariano Rajoy por sus últimos presupuestos, Díaz ha optado por empezar a desglosar iniciativas. El 99% de bonificación para las matrículas universitarias, una renta mínima de inserción social, el crecimiento de la plantilla de docentes (prometió más profesores en 2019 que antes de la crisis), incentivos para sectores económicos como la industria (200 millones) y un nuevo calendario de inauguraciones de infraestructuras sanitarias (hospitales y centros de salud) dieron buena muestra de que Díaz quiere poner su Gobierno a revienta calderas tras admitir ella misma que ahora se dedicará al cien por cien a Andalucía y no al PSOE.

La presidenta se anotó además los buenos datos de creación de empleo, pese a un paro estructural del 29%, le recordaron sus adversarios. Díaz se cuidó además de subrayar las medidas con más calado ideológico para reforzar su discurso de izquierdas en un momento en el que ha arraigado la idea de que, tras su pacto con Ciudadanos y la abstención al PP, está en el ala derecha del PSOE, lo que precisamente ha rechazado la militancia de su partido en las pasadas primarias primando a Pedro Sánchez.

Díaz lanzó 31 medidas para recuperar la calle tras dos años de protestas y mareas en la sanidad y la educación

La batería de 31 medidas, para las que le quedan dos años porque en su cabeza está agotar la legislatura, necesita desde luego un ritmo y un pulso en su Gobierno radicalmente distinto al que ha tenido hasta la fecha. Pese a que sus socios de Ciudadanos celebran un cumplimiento del casi el 70% del pacto de investidura la legislatura socialmente ha sido muy contestada, como nunca, con protestas en la calle de colectivos tradicionalmente alineados con el PSOE y con los empleados públicos sanitarios y de educación a la cabeza. Díaz no despejó durante su intervención si piensa, como le pide al unísono toda la oposición, cambiar su gabinete. Sus consejeros se pusieron en pie al término de su discurso y aplaudieron con arrobo.

Duro enfrentamiento con IU

La oposición, salvo Ciudadanos, le dejó claro desde el minuto uno que no piensa comprar esta ‘operación retorno”. El enfrentamiento más duro se produjo entre la líder socialista y el coordinador regional de IU, Antonio Maíllo, con quienes gobernaban hace sólo dos años. La oferta de Díaz al exlíder de IU y vicepresidente de su Gobierno, Diego Valderas, para ocupar un sillón de un comisionado de Memoria Histórica que habría que crear ‘ad hoc’ ha dinamitado los pocos puentes que existían entre ambas formaciones. Maíllo fue muy duro. “Parece más una comercial de El Corte Inglés que una presidenta de Andalucía”, la recibió para exigirle un “cambio de Gobierno, de rumbo y de actitud” y recriminarle la pasividad y la parálisis de su gestión.

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)

“No deja que crezca la hierba, sólo le gustan las puñaladas, los derrocamientos, las peleas, el malmeter, es la ‘hooligan’ del cole: pinchando todo el día con el boli y cuando saltamos es que se meten conmigo”, dijo el líder de IU en un retrato feroz. “Da pena escuchar una intervención histérica, cargada de rencor, de violencia, machista y ofensiva”, le replicó una Díaz visiblemente molesta que no fue capaz de volver a mirarle a la cara. Cuando hay sectores de la izquierda andaluza preocupada por la falta de sintonía del PSOE andaluz a su izquierda, aquí quedó la constatación.

El nombre de Valderas no salió en el debate en boca de Susana Díaz. El también expresidente del Parlamento andaluz no ha aceptado, de momento, el cargo mientras que sus más afines en el PCE e IU, desde José Luis Centella a Cayo Lara, lo han llamado para pedirle que rechace el cargo en el Gobierno socialista. Él, de momento, no ha cerrado nada.

Nada que ver con el debate con Ciudadanos protagonizado por su portavoz, Juan Marín. El partido naranja trata de apretar con el Impuesto de Sucesiones, que exige que se rebaje en plena rebelión de los andaluces por las llamadas ‘herencias infierno’, pero tampoco va a poner en riesgo la estabilidad de Andalucía. Marín le reclamó a Díaz que dejé atrás “atrincheramientos ideológicos” y le recordó que ese pacto con Ciudadanos no puede salirle gratis.

Podemos: "Con el PSOE ni muerta"

La líder de Podemos, Teresa Rodríguez, sacó "el bingo de propuestas anunciadas e incumplidas" y se mostró convencida de "un mal diagnóstico" y "el miedo a Podemos" han provocado que Susana Díaz haya "empezado a perder". "Ha perdido la creatividad, la valentía y la capacidad de innovar", recriminó a la presidenta de la Junta. Su mensaje más claro sin embargo lo dijo sin papeles, le salió del alma: "Para que luego nos reproche pleno tras pleno que no gobernamos con ustedes. Ni muerta, vamos". Desde el PSOE cogieron la frase al vuelo para proclamar y lamentar "el antisocialismo" de la líder de la formación de Pablo Iglesias.

En las casi seis horas de debate fueron mucho más duras las intervenciones desde la izquierda que desde el PP, con un tono áspero pero no tanto y que, además, Susana Díaz encaja con mucho más desahogo. "Es usted una presidenta derrotada, sin ilusión, sin ganas , desorientada y divorcidada de la realidad social y la calle", espetó el líder del PP andaluz, Juanma Moreno. "Ha dado por enterrado el susanismo pero quien está agotado es el socialismo andaluz", agregó más tarde. Díaz tiene en este caso muy clara la réplcia: "Usted no viene aquí de tertuliano. Es el líder de la oposición. Levante el teléfono y llame a Rajoy".

La foto final fue clara. Susana Díaz quiere remontar el vuelo de su Gobierno y volver a ganar espacio a la izquierda. Ahí tiene levantados en armas a Podemos y a IU, cuyo líder, Antonio Maíllo, le tiene cogida la medida y sabe descolocarla como nadie. A la derecha, el PP se pone el traje oscuro de presidente del Gobierno y aguarda, sin tanta agresividad verbal, a que Ciudadanos deje su 'affaire' con el PSOE y le entregue después de 40 años la Junta de Andalucía. Todo, claro, si es que los andaluces confirman en las urnas el diagnóstico que hacen mayoritariamente los portavoces de la oposición y hay fin de ciclo.

Susana Díaz ha vuelto a casa. La presidenta de la Junta de Andalucía compareció este miércoles en el Parlamento andaluz para rendir cuentas en el ecuador de la legislatura y tras su estrepitosa derrota en las primarias del PSOE. Para su regreso no ha inventado nada nuevo sino que ha vuelto a las recetas clásicas con las que los socialistas, sobre todo en la etapa de Manuel Chaves, lograban vencer reiteradamente a sus adversarios. Cuatro ingredientes infalibles hasta hoy: mucha política social, medidas de ‘gratis total’ directamente dirigidas al bolsillo de las clases medias, ofertas reiteradas para retomar el pacto y el diálogo social con sindicatos, patronal y colectivos sociales y confrontación con el Gobierno de la nación.

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