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Gresca entre históricos fogones de Málaga por una marca: Tragatapas solo hay uno
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PATENTES EN LA RESTAURACIÓN

Gresca entre históricos fogones de Málaga por una marca: Tragatapas solo hay uno

El dueño del Tragabuches (Ronda) logra que la justicia retire el uso de Tragatapas a la marbellí La Pesquera. Franquicias en Madrid, Málaga y Cádiz aún usan el nombre sin permiso

Foto: Interior de un restaurante Tragatapas
Interior de un restaurante Tragatapas

El nombre es sonoro: Tragatapas. Con esa idea, los dueños del Restaurante Tragabuches en Ronda (Málaga) abrieron en 2006 un gastrobar al lado de su icónico restaurante (una estrella Michelín y entonces uno de los mejores de Andalucía). La idea era ofrecer un menú más económico aprovechando el tirón y la buena crítica que tenía el lugar. El 16 de agosto de 2006 constituyó la sociedad Tragatapas SL y el bar abrió el 25 de noviembre de ese año. Entre los socios estaban Benito Gómez Becerra y Manuel María López Domínguez, reputados cocineros.

Benito recuerda cómo eligió el nombre: “Al Tragabuches lo llamábamos siempre el Traga, así que se me ocurrió lo de Tragatapas. A nadie le gustaba el nombre. Me miraban como si estuviera loco. Decían que sonaba vulgar”. En esa época el crítico José Carlos Capelescribió sobre él: “Elabora una cocina moderna, ligera, sutil y creativa. Platos de vanguardia rebosantes de sensibilidad y pericia técnica que desvelan una interpretación muy personal de las armonías”.El Tragabuches cerró después y hoy Benito ha abierto allí otro restaurante de alta cocina:Bardal(75 euros el menú de 23 platos y 55,5 el de 17).

El Tragabuches era un lugar de peregrinación para los gastrónomos de Andalucía. Por allí pasó mucha gente. Benito no sabe si entre ellos estuvo Ramón Mesas, conocido simplemente como don Ramón, un pope de la hostelería en la Costa del Sol. Don Ramón es dueño de La Pesquera, una de las marisquerías más famosas de Marbella, en la que se reunían multitud de famosos, y de otra veintena de restaurantes por la costa y por Madrid. No ha contestado a la llamada de este diario.

La prueba de su poderío es la operación que el pasado febrero llevó a cabo contra él la Agencia Tributaria. Su exesposa denunció que en su casa había una habitación con dinero en efectivo y entonces un juez ordenó intervenir el local. Fue detenido por usar el 'software' que permite a los restaurantes manejar dinero negro. Los vips se han alejado de La Pesquera y él está en libertad bajo fianza de 350.000 euros. Lejos quedan sus declaraciones a la SER un año antes: "El consejo más grande que le puedo dar a cualquier chico que hoy quiera ser empresario es que tiene que tener honestidad con él mismo, ser honrado. También que a los bancos hay que pagarles, que hay que pagar a la Seguridad Social porque si no lo haces al mes siguiente te cobran un 20%; y hay que colaborar y pagar a Hacienda, porque si no te investigan y acabas en la cárcel. Hay que ser honrado con uno mismo y con los demás para ser empresario".

Aunque Tragatapas nunca tuvo la fama del Tragabuches, sí fue relativamente conocido en el sector. Eso no impidió que la empresa de don Ramón registrara ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) el nombre Tragatapas. Lo hizo el 13 de marzo de 2007, menos de cuatro meses después de que estuviera abierto el original.

Unos meses después de abrir el negocio, Benito fue a registrar el nombre pero vio que alguien se le había adelantado. “Yo era un joven pipiolo y no le di importancia”. En 2011, con la crisis abrió el Tragatapas marbellí. El concepto de uno y otro era radicalmente distinto. Si el Tragatapas original de Ronda ofrece tapas cuidadas (“el tique medio está entre 20 y 25 euros pero si se te va la olla y quieres trufa y buen vino te puedes ir a 75;todo es de calidad y elaborado por nosotros;tenemos seis personas en 70 metros cuadrados”, explica el dueño), el sucedáneo optó por la cantidad: cubos de cerveza y bravas con ofertas agresivas. Situados en zonas turísticas –en Madrid hay uno junto a la Plaza Mayor–. Obviamente triunfó el modelo de cantidad. Fue abriendo locales y ahora tiene dos en Madrid, dos en Málaga y uno en Cádiz.

En noviembre de 2011, al poco de estar abierto, el de don Ramón requirió por burofax a Benito que dejara de usar el nombre. Le advertía de que "la utilización ilícita y fraudulenta de la marca registrada Tragatapas" le había causado unos daños que cifraba en al menos el 1% de su facturación.“Era el colmo. No solo usaba mi nombre sino que me pedía dinero por mantenerlo yo”, recuerda Benito por teléfono.

Entonces se enfrentaron en los tribunales. El juzgado de primera instancia dio la razón al Tragatapas marbellí –que alegaba que “en la fecha en la que se presentó la solicitud ante la OEPM para la inscripción de la marca lo hizo sin tener conocimiento de la existencia” de un bar de Ronda–. Benito recurrió y la Audiencia Provincial de Granada rectificó la decisión del primer juez el pasado 19 de abril.

“Difícil resulta creer en la casualidad de que ambas entidades crearan una marca o nombre idéntico en fechas similares y en localidades tan cercanas como son Ronda y Marbella y dada la notoriedad de Tragabuches, al menos, en la provincia de Málaga. El que las personas que estaban al frente de este prestigioso establecimiento decidieran abrir un gastrobar denominado Tragatapas no pudo pasar desapercibido para la entidad demandada, que se dedica a la misma actividad en zonas muy próximas”, sostiene el fallo. Y añade que fue el de Ronda el primero y que usó el término Traga “con la finalidad de vincular el nuevo establecimiento con el restaurante que era el que ostentaba el prestigio, cambiando “buches” por “tapas”, para identificar la oferta más informal y de moda en aquel momento de abrir lo que se denominó “gastrobar”, centrado en las tapas y raciones, pero manteniendo en este ámbito la calidad del primero”.

El caso ha tenido sus peculiaridades. Periodistas y críticos gastronómicos han desfilado para declarar cuál de ellos conocieron antes. “Entendemos que lo más razonable es, sin duda, pensar que la entidad demandada se apropió de una idea ajena porque el término, efectivamente, tiene un fuerte sonido fonético que puede impactar fácilmente en el cliente y tiene relación directa con el servicio de restauración, de hecho, no explica la entidad demandada cómo y a qué persona en concreto de la empresa se le ocurrió el término, frente a la parte actora que explica que la idea era vincular el nuevo establecimiento al restaurante Tragabuchescomo reclamo de calidad y negocio de prestigio”, razonan los jueces de la Audiencia, que prohíben usar la marca.

Pero mientras la justicia decidía, el Tragatapas original tuvo que cambiar de nombre. “La gente buscaba en internet y se encontraba un bar que da un cubo de cerveza y unas bravas por seis euros. Yo compro tomates a 12 euros el kilo y no doy un jamón cualquieray unas gambas De medio pelo. Me parece bien que alguien lo haga, es tan lícito como lo mío, pero no con mi nombre”. Ante la confusión cambió el nombre a Tragatá.

Con la sentencia firme de la Audiencia procedió a inscribir su nombre, acto que completó el pasado 4 de noviembre. La sentencia de la Audiencia fue recurrida en casación al Supremo –una vía que rara vez prospera–, pero ahora se abre otros frentes. ¿Debe pagar el Tragatapas de Marbella al de Ronda por haber estado usando su marca durante años? ¿O se la podrá comprar? ¿Qué dirán los franquiciados que han abierto Tragatapas sin saber que el nombre estaba bajo disputa si finalmente tienen que cambiarlo?

El nombre es sonoro: Tragatapas. Con esa idea, los dueños del Restaurante Tragabuches en Ronda (Málaga) abrieron en 2006 un gastrobar al lado de su icónico restaurante (una estrella Michelín y entonces uno de los mejores de Andalucía). La idea era ofrecer un menú más económico aprovechando el tirón y la buena crítica que tenía el lugar. El 16 de agosto de 2006 constituyó la sociedad Tragatapas SL y el bar abrió el 25 de noviembre de ese año. Entre los socios estaban Benito Gómez Becerra y Manuel María López Domínguez, reputados cocineros.

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