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Susana Díaz amparó la inclusión de Viera en las listas y defendió su “honestidad”
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Viera-Díaz, un tándem político

Susana Díaz amparó la inclusión de Viera en las listas y defendió su “honestidad”

La líder andaluza habla de quien fue uno de sus mentores como un auténtico desconocido. El PSOE asume que hace mucho tiempo que debió de tomar medidas con el diputado sevillano

Foto: El exconsejero andaluz de Empleo, José Antonio Viera. (EFE)
El exconsejero andaluz de Empleo, José Antonio Viera. (EFE)

Susana Díaz: “La honestidad de Viera está más que demostrada”. 26 septiembre de 2011. La entonces secretaria de organización del PSOE andaluz defendía a quien había sido durante seis años su jefe directo, su secretario general en Sevilla. Casi tres años después, la presidenta de la Junta de Andalucía se refería al exfactótum del PSOE sevillano, con quien trabajó codo a codo durante una parte crucial de su carrera política, como “este señor”. Tras conocerse que Viera se atrincheraba, ponía en una delicada situación a su partido, renunciaba a su militancia y se pasaba al grupo mixto para no perder su aforamiento en el Supremo como imputado en los ERE, la presidenta de la Junta de Andalucía dijo: “Este señor debe entregar su acta, no va a haber ningún imputado en el grupo socialista. Por higiene democrática tiene que renunciar y dimitir del cargo”.

La secretaria general del PSOE andaluz lleva casi dos años poniendo todos los cordones sanitarios posibles para aislarse del caso ERE y poner distancia con los dirigentes salpicados por la justicia. No siempre ha sido así. Aquellas declaraciones defendiendo la honestidad de Viera se produjeron en una de las habituales ruedas de prensa de cada lunes en la sede regional de San Vicente. En aquellos días el PP llevó al juzgado de Mercedes Alaya diversa documentación que presuntamente acreditaba la participación directa de Viera como consejero de Empleo en las negociaciones de eres fraudulentos. No era la primera vez que el nombre del entonces dirigente del PSOE sevillano era directamente relacionado con el corazón de la trama fraudulenta. Susana Díaz respondía casi semanalmente sobre las diversas informaciones que iban apareciendo en el caso ERE, ahí está la hemeroteca, y en aquellos momentos no dudaba en poner la mano en el fuego por uno de sus primeros mentores, un hombre clave en el despegue de su carrera política. La estrategia era limitar las responsabilidades políticas a quien había sido delegado provincial de Empleo en Sevilla, Antonio Rivas.

Se aproximaban las elecciones generales de noviembre de 2011. En la primavera de aquel año estallaba el caso ERE. Casi desde el primer momento las miradas escudriñaban el papel de Viera, el consejero de Empleo que había firmado en 2001 el protocolo que permitió sacar las ayudas sociolaborales del circuito habitual y burlar todos los controles. A pesar de que se sabía que la Guardia Civil ya investigaba las ayudas en la Sierra Norte de Sevilla, el epicentro de la trama, y de que el exconsejero de Empleo estaba en aprietos nadie en el PSOE pensó en retirar a Viera de las listas electorales a las generales. Es más, esa pregunta, que también se le hizo a Díaz en una de sus comparecencias habituales como número dos del PSOE, era recibida como si fuera un planteamiento extraterrestre. La dirección del PSOE andaluz y federal respaldaron sin fisuras la inclusión de Viera como número dos por Sevilla por detrás de Alfonso Guerra. El exconsejero de Empleo era intocable. Ostentaba la dirección de la agrupación más importante, era el jefe del PSOE de Sevilla. Su “contrato”, como él decía, no acababa hasta finales de 2012.

Viera había sido hasta que estalló el escándalo un hombre moderado y de perfil político muy tranquilo. Por primera vez se le vio perder los nervios en una rueda de prensa que convocó en la sede socialista de Sevilla en febrero de 2011. Se pertrechó tras un acta notarial y se rodeó de los principales referentes del partido. Faltaron pocos. Hubo amigos y enemigos. No estuvo Susana Díaz. Su ausencia fue comentada. Ella misma le restó importancia asegurando que estaba en otros menesteres pero que su respaldo a Viera era total. Durante una hora y veinte minutos, Viera defendió, hasta llegar a las lágrimas, su inocencia y desmintió la inclusión de un cuñado en un ERE fraudulento. Su caso empezaba a tomar forma. Pero el PSOE iba a tardar mucho tiempo en tomar medidas. Cuando, tras la imputación en el Supremo se le ha exigido el acta, muchos ya sabían que era demasiado tarde.

Viera, salvado por el PSOE-A

Otro de los momentos que ahora lamentan muchos socialistas se produjo durante la redacción de las conclusiones de la comisión de investigación sobre los ERE que el Parlamento acogió en el verano de 2012. Izquierda Unida, entonces socios del PSOE, fijó la línea roja en los exconsejeros de Empleo y señaló la máxima responsabilidad política en Antonio Fernández y José Antonio Viera. Aquella resolución que ahora, cuando están imputados los expresidentes, muchos firmarían con los ojos cerrados no pudo ver la luz. Los socialistas la frenaron. Se pudo ver a Viera en los pasillos del Parlamento y él mismo comentó que acababa de reunirse con el todavía portavoz socialista, Mario Jiménez. Habían cerrado un acuerdo político. El PSOE volvía a salvar al exdirigente del PSOE sevillano. Situaron la responsabilidad en el que fue director general de Empleo, Francisco Javier Guerrero. La comisión de investigación se quedó sin un dictamen final. No hubo acuerdo. Ahora, tarde, muchos socialistas admiten que se equivocaron.

Viera ha gozado de los fueros del PSOE durante dos años desde que estalló el escándalo. Los informes de la Guardia Civil casi desde los inicios de la investigación no dejaron lugar a dudas. Le atribuían un “papel esencial” en la trama fraudulenta. La pieza de la Sierra Norte era muy llamativa. En esa pequeña comarca sevillana, donde Viera concentraba su influencia política, se repartieron 50 millones de euros en ayudas sociolaborales. La cantidad fue de 30 millones para el resto de Andalucía. El dato es clave. La juez Alaya fue cercando al exconsejero de Empleo. A su sucesor lo había enviado a la cárcel. Viera se salvaba por el aforamiento que le otorga su escaño. Su declaración de guerra al partido se ha consumado ahora pero ya había avisado. En el verano de 2014, en una entrevista concedida a la cadena SER, rebasó ya la paciencia de muchos dirigentes. Proclamó entonces que contaba con el respaldo expreso del secretario general, Pedro Sánchez. El dirigente socialista lo desmintió. Meses más tarde cuando Susana Díaz advirtió de que cualquier imputado tendría que dimitir, Viera advirtió de que no era eso lo que decía el código ético, que fijaba la renuncia en la apertura de juicio oral. A eso se aferra ahora para tratar de justificar su deserción del PSOE después de 35 años de militancia.

El atrincheramiento de Viera ha dejado estupefacta a la cúpula del PSOE, que no esperaba este problema en una situación tan delicada y con nombres tan relevantes en la picota como el de Manuel Chaves. En las filas andaluzas muchos admiten que se veía venir. En los últimos meses se le había reclamado la entrega del escaño por diversas vías, sostienen fuentes de la dirección regional. Nunca cedió. Estaba dispuesto a abrir una guerra. No era la primera vez. Viera había sido un dócil dirigente socialista. Fue consejero de Empleo desde 2000 a 2004. Después recaló en la delegación del Gobierno. Aquella dulce responsabilidad institucional le duró pocos meses. Fue el propio Chaves quien lo empujó a asumir las riendas del PSOE de Sevilla en una guerra interna fratricida para eliminar a José Caballos, que había osado a pedir más peso en el puente de mando del partido.

Viera-Díaz, tándem político

Ganó por la mínima el congreso provincial y se aupó a la secretaría general. En su victoria fue fundamental Susana Díaz, la socialista que mejor sabe manejar el censo del partido, una máquina ganando batallas internas. La hizo su secretaria de organización en el PSOE sevillano. Fue su mano derecha durante seis años. En 2010 dejó el cargo llamada por José Antonio Griñán como secretaria de organización del PSOE andaluz. Había comenzado su rutilante carrera política. La relación con su mentor Viera acabó muy mal. El ya exsocialista se alineó en el bando de Alfredo Pérez Rubalcaba en el congreso federal frente a Carme Chacón. Su condena política, que no había logrado el caso ERE, la logró aquel enfrentamiento interno. En febrero de 2012, Viera dimitía como secretario general. Una bomba a las puertas de las elecciones andaluzas. Susana Díaz tuvo de nuevo que apagar aquel incendio. Asumió la secretaria general del PSOE sevillano. Desde aquellos días, defiende ahora, no ha vuelto a hablar con “este señor”.

Susana Díaz: “La honestidad de Viera está más que demostrada”. 26 septiembre de 2011. La entonces secretaria de organización del PSOE andaluz defendía a quien había sido durante seis años su jefe directo, su secretario general en Sevilla. Casi tres años después, la presidenta de la Junta de Andalucía se refería al exfactótum del PSOE sevillano, con quien trabajó codo a codo durante una parte crucial de su carrera política, como “este señor”. Tras conocerse que Viera se atrincheraba, ponía en una delicada situación a su partido, renunciaba a su militancia y se pasaba al grupo mixto para no perder su aforamiento en el Supremo como imputado en los ERE, la presidenta de la Junta de Andalucía dijo: “Este señor debe entregar su acta, no va a haber ningún imputado en el grupo socialista. Por higiene democrática tiene que renunciar y dimitir del cargo”.

Caso ERE Manuel Chaves José Antonio Griñán Susana Díaz
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