Moratinos ya busca destino en la UE o como representante de Naciones Unidas

Tras sus lágrimas de despedida, Miguel Ángel Moratinos ya tiene claro cuál será su próximo destino: un alto cargo internacional de postín en la Unión Europea o de representación de Naciones Unidas. Moratinos, que fue enviado especial de la UE en Oriente Medio, donde impulsó encuentros como el Foro Formentor, aún conserva contactos y prestigio que le podrían catapultar “a uno de esos puestos de gran nivel que se crean en la comunidad internacional”, según fuentes diplomáticas consultadas por El Confidencial.

 

Moratinos, como ya informó este diario el pasado viernes, esperaba continuar al frente de Exteriores y retirarse en alguna embajada de su preferencia. París era su predilecta, aunque también le seducen Roma y Nueva York. “Él todavía se siente joven para trabajar en sitios de más actividad que volver a ser embajador”, apuntan estas mismas fuentes.

El ex jefe de la diplomacia española sabía que no le quedaba mucho margen en la silla del Consejo de Ministros. Era consciente de que había llegado el tiempo de descuento. Junto a la ex ministra Elena Espinosa eran los dos únicos miembros del Gabinete Zapatero que continuaban desde 2004 en el mismo cargo.

Relevar a Moratinos, quien cuenta con más prestigio internacional que dentro de España, no resultaba una tarea ni fácil ni cómoda para el presidente del Gobierno. Aunque estaba entre los fijos en una remodelación ministerial, vio cómo aumentaban sus posibilidades de continuar hasta el final de la legislatura tras descartarse su candidatura socialista a la Alcaldía de Córdoba.

De todos modos, el desgaste de Moratinos era más que evidente. Ocho años resultaba excesivo para el Ministerio más exigente desde el punto de vista de horarios, viajes y sobresaltos. El ministro que representa a España en el exterior sabe muy bien que el mundo jamás se para: cuando en España son las 11 de la noche es media tarde en Estados Unidos y está a punto de empezar el día en Asia.

El diplomático también jugaba con otra ventaja. Rodríguez Zapatero necesitaba a alguien con experiencia en Exteriores, pero al mismo tiempo requería un perfil muy político y comunicativo. La derrota de Trinidad Jiménez frente a Tomás Gómez allanó el camino.

 

El ‘tirón’ popular de la ministra ‘Trini’

Tras no dar ninguna importancia a que la ministra de Exteriores suspendiera su ingreso en la Escuela Diplomática, fuentes gubernamentales explican a El Confidencial las razones por las que el jefe del Ejecutivo eligió a Jiménez: “Era un relevo lógico. Trini había sido secretaria de Estado de Moratinos y tiene un gran tirón popular. Las primarias las ha perdido por muy pocos votos de diferencia, a pesar de que se estaba enfrentando al secretario general de la PSM y que era una batalla difícil. Llevaba ya un largo periodo en Sanidad y Zapatero no veía otro candidato posible”.

La baza de Trinidad Jiménez también contaba con otra ventaja. La buena relación con el secretario general de Presidencia, Bernardino León, el diplomático ‘apagafuegos’, quien tiene que estar en contacto continuo con Exteriores y que coordina personalmente todos los viajes del presidente y la agenda del G-20. León ha figurado en algunas quinielas como ministrable, pero Zapatero le quiere cerca, en Moncloa, junto al todopoderoso Rubalcaba.