Era una parroquiana normal, pero un día decidió robarle 4.000 euros al dueño de su bar de confianza

Nadie daba crédito. Una mujer de 72 años, habitual de una de las cafeterías más conocidas del centro de Logroño, fue detenida de buenas a primera por la Policía. Era una persona normal, una asidua de dicho establecimiento y, precisamente por eso, el resto de parroquianos que se dan cita allí día tras día alucinaron cuando se enteraron de que había sido arrestada por robar 4.000 euros.

El suceso, además, tuvo que ver con el bar en el que se dejaba caer habitualmente. Eran las 11 de la mañana de un viernes como tantos otros y el dueño del establecimiento llegó a la cafetería. Venía de recoger la recaudación de otro de sus locales y dejó apoyada su chaqueta en una de las sillas del local, no muy lejos de donde estaba tomando algo tranquilamente la detenida.

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En uno de los bolsillos de la cazadora, el hostelero portaba un dineral, concretamente 4.000 euros. La mujer a la postre arrestada, que no tenía antecedentes policiales, se percató de este detalle y, pese a tener cierta relación con el dueño del establecimiento a base de verlo en el bar casi a diario, no lo dudó y se lanzó discretamente a por el dinero.

De primeras, nadie se dio cuenta de lo que había pasado, o eso creyó esta mujer, pero una vez que el propietario del bar, la chaqueta y la recaudación revisó sus bolsillos, se dio cuenta del desfalco. Los 4.000 euros no estaban y solo se los podían haber robado en el bar.

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A partir de ahí, acudió a la Jefatura Superior de la Policía de La Rioja para cursar una denuncia y los investigadores se pusieron manos a la obra. Fuentes policiales consultadas por El Confidencial destacan que el caso no fue demasiado complejo de resolver gracias a las grabaciones de las cámaras de seguridad y también por la información recabada en las declaraciones de los testigos.

“Al dueño le sorprendió, le pareció increíble”, añaden las mismas fuentes, que confirman que la mujer detenida no contaba con ningún antecedente hasta la fecha, lo que convierte todavía en más insólito un suceso en el que una mujer que todos conocían por ir al mismo bar a tomar café, decidió un día ir por el mal camino.