El PP vasco pide a Génova (y a Ayuso) evitar nacionalizar la campaña: "No mueve votos"

El PP comienza a contar las horas para la "remontada" en el País Vasco a lomos de una campaña 'a la vasca' que el candidato a lehendakari, Javier de Andrés, quiere cuidar al milímetro. La dirección regional apuesta por apagar el ruido nacional y minimizar las alusiones a ETA o la amnistía en la carrera hacia las urnas, cuestiones que "no mueven ni un voto" fuera de Madrid. Los populares vascos ya han hecho llegar esa petición a la dirección de Génova, con la que trabaja para organizar una campaña en la que se prevé, de nuevo, una intensa participación del líder nacional, Alberto Núñez Feijóo.

De Andrés quiere poner el foco en "los problemas reales" de la región vasca en materia económica, sanitaria, educativa o lingüística, fruto del "abandono" de un PNV "entregado" a las políticas de la izquierda. El alegato del voto útil choca en Euskadi con el muro de los jeltzales, y el PP se ha propuesto como principal objetivo taponar esa fuga, atacando desde su déficit de gestión a la "deriva ideológica" de los peneuvistas como "comparsa del sanchismo". "Nunca más podremos considerarlo como un partido homologable al nuestro", sostienen fuentes de la dirección popular autonómica, que pelearán por situar su marca como única vía válida en la pugna entre PNV y EH Bildu.

El político vasco no ha decidido aún el peso que tendrán los barones en la campaña, aunque en su entorno apuestan por limitar las visitas externas para lanzar una campaña casi exclusivamente en clave autonómica, en la que la centralidad y el llamado 'autonomismo cordial' servirán de guía para tratar de resucitar un proyecto en horas bajas que pretende beber del votante descontento con el PNV. Aunque dependerá de las agendas de los líderes, sí está previsto organizar un gran acto con todos los presidentes autonómicos del PP como pistoletazo de salida a la campaña.

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Javier de Andrés tiene pendiente definir también el papel que jugará Isabel Díaz Ayuso en la campaña. En el equipo de la madrileña dan por hecho que viajarán a la región vasca en la última semana, igual que hicieron con Alfonso Rueda en Galicia, pero en la dirección del PP vasco aseguran que "no está cerrado" y decidirán en función de la evolución de la campaña. Las estridencias del verbo suelto de la presidenta madrileña, siempre en clave nacional, pueden embarrar el mensaje regionalista de Javier de Andrés y su apuesta por la moderación. Pero a nadie se le escapa que la presencia de Ayuso implica también un potente revulsivo para atraer al votante 'duro' que se inclina hacia Vox.

La diferencia de discursos entre el candidato vasco y la presidenta madrileña quedó en evidencia durante un desayuno informativo que ambos compartieron el pasado 4 de marzo en la capital. Mientras Ayuso centró su intervención en los años del "terror", en el "sueño histórico de ETA para anexionar Navarra" o en la circunstancia de que "antiguos asesinos son ahora socios de Sánchez", Javier de Andrés intentó colarse por el hueco que a su juicio han dejado sus principales competidores, el del "declive" económico, social o educativo, acentuado a su juicio por el auge de proyectos identitarios y las trabas lingüísticas.

También hay distintos criterios dentro del partido respecto al papel de EH Bildu en el ruedo político. En las últimas semanas, Isabel Díaz Ayuso ha reiterado la necesidad de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre la legalidad del partido de Otegi, petición con la que ha presionado indirectamente a Feijóo después de la polémica sobre la publicación de un cartel de Bildu con el supuesto emblema de ETA. Pese a la presión de la madrileña, Génova no valora emprender acciones, menos en mitad de las elecciones del 21 de abril, un extremo del que también recelan importantes dirigentes del PP vasco.

No obstante, aquel encuentro sirvió también para exhibir algunas coincidencias. Por ejemplo, Javier de Andrés aprovechó la presencia de Ayuso para defender el impulso de una especie de plan de "retorno" de las miles de personas que huyeron "amenazados" por el terrorismo. Los dos dirigentes se sincronizaron también su alegato a los votantes del PNV de cara a la cita del 21-A, situando al PP como "único partido que defiende los valores del centroderecha".

Lo que sí tiene claro el dirigente vasco es que nacionalizar la campaña es un "error", según valoran en su entorno. Fue el mismo aviso que recibió Alfonso Rueda de parte de importantes sectores del partido, incluidos algunos barones autonómicos, que veían que enfocar las elecciones gallegas como un plebiscito contra Sánchez y la amnistía tenía más inconvenientes que ventajas. Eso no significa que la amnistía o la "corrupción" del PSOE por el caso Koldo vaya a desaparecer por completo del argumentario de los líderes nacionales y territoriales en campaña, solo que se buscará priorizar asuntos que tengan un mayor impacto en sus potenciales votantes.

El PP se lanza al ruedo de las segundas elecciones del año con la perspectiva de mejorar con creces el resultado de 2020, cuando el partido concurrió en coalición con Ciudadanos. Es la quinta fuerza más votada en País Vasco, solo por encima de Vox, y el próximo 21 de abril aspiran a escalar de los seis escaños actuales a entre ocho y nueve, un resultado que les permitiría incluso soñar con tener un papel relevante en la formación de mayorías si el PSOE cae y el PNV se desinfla frente a EH Bildu.