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Ascenso y caída de Mustafa Aberchán, el único político musulmán que ganó elecciones y gobernó en España
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Ascenso y caída de Mustafa Aberchán, el único político musulmán que ganó elecciones y gobernó en España

El líder de Coalición por Melilla está en la cárcel y en la presunta trama de corrupción para comprar votos están imputadas otras 32 personas entre exaltos cargos, diputados locales, funcionarios y empresarios

Foto: El presidente de Coalición por Melilla (CPM), Mustafa Aberchán. (EFE/P. Sánchez)
El presidente de Coalición por Melilla (CPM), Mustafa Aberchán. (EFE/P. Sánchez)

Con la caída del líder carismático local, Mustafa Aberchán, la formación política que fundó, Coalición por Melilla (CpM), lleva camino de desaparecer. Nunca, en la historia de la España democrática, prácticamente toda la cúpula de un partido se había visto envuelta en lo que aparenta ser una trama de corrupción.

La investigación judicial apunta a que Aberchán y otros 32 melillenses, muchos de ellos cargos políticos en el anterior gobierno de la ciudad, pudieron cometer fraude en las contrataciones públicas, tráfico de influencias, prevaricación administrativa, falsedad documental y malversación de fondos.

No lo hicieron para enriquecerse, sino para comprar votos, una práctica corriente en Melilla, en vísperas de las elecciones de mayo de 2023. De poco les sirvió porque, en relación a 2019, perdieron un 12% de los sufragios y tres escaños. Perdieron sobre todo el poder y encima se abrió una investigación judicial cuyas primeras consecuencias han aflorado a principios de este mes de marzo.

Además de Aberchán, el titular del Juzgado de instrucción nº 2 de Melilla ha enviado a prisión sin fianza al vicepresidente segundo de la Asamblea de Melilla, a la portavoz de CpM en este órgano, al exconsejero de Medio Ambiente y al exconsejero de Distritos y Juventud. En total son 33 los imputados en el marco de la operación bautizada "Santiago-Rusadir" entre los que figuran no solo cargos del partido, sino funcionarios y empresarios y contratistas.

Foto: Mustafa Aberchan, de Coalición por Melilla. (EFE/Atienza)

El auto del juez recurre a un argumento polémico para justificar el mantenimiento en prisión de Aberchán y de otros tres ex altos cargos. Deja caer que como él es de ascendencia marroquí, aunque nació en Melilla, también puede gozar “de dicha nacionalidad” y quizás “tenga pasaporte del país vecino”. El investigado podría así “eludir la acción de la Justicia”. Nadie ha visto viajar nunca a Aberchán con un pasaporte del país vecino.

"El auto de procesamiento (...) supone la liquidación de la formación localista CpM", vaticina el melillense Enrique Delgado en su blog El Alminar de Melilla. "Nadie había cometido y acumulado tantos errores en tan poco espacio de tiempo, ni tampoco se había saltado tantas líneas rojas en la administración de la gestión pública". "Las elecciones de mayo de 2023 (...) fueron las más escandalosas de la historia democrática de Melilla", concluye. Y eso que en Melilla el porcentaje de voto por correo se ha situado siempre a la cabeza de España.

De todos los partidos de inspiración musulmana que se han fundado Europa, CpM es el único que ha logrado gobernar aunque sea una ciudad pequeña, como Melilla (85.000 habitantes). Su población es hoy en día mayoritariamente rifeña y, por tanto, de tradición musulmana, según el Observatorio Andalusí, un centro de estudios de la Comisión Islámica de España.

Foto: Uno de los registros, en el barrio del Real, en Melilla. (EFE/Paqui Sánchez)

CpM es su líder. Mustafa Aberchán, melillense de 64 años, cirujano de profesión, solo pudo adquirir la nacionalidad española con 27 cuando el Gobierno de Felipe González abrió en 1987 el proceso de regularización para miles de vecinos de Melilla que vivían en la ciudad desde hace décadas, pero carecían de documentación más allá de la llamada "tarjeta estadística" que acreditaba su residencia.

Junto con sus dos hermanos, Benaisa y Aisha, se inició en la vida política a través de las Juventudes Socialistas del PSOE, pero no tardó en escindirse para fundar CpM y presentarse como cabeza de lista a las elecciones de 1995. Fue elegido diputado entonces y volvió a serlo en 1999. Una carambola, con la colaboración del partido de Jesús Gil y disidentes del PSOE, acabó incluso propulsándole ese año, acababa de cumplir los 39, a la presidencia de Melilla durante unos meses. Fue la primera vez que un musulmán accedió a la presidencia de una ciudad cuyas competencias rebasan las de un ayuntamiento, pero no la equiparan a una comunidad autónoma.

Su sucesor en el cargo fue Juan José Imbroda (PP) que gobernó primero hasta 2019, el año en que CpM obtuvo el mejor resultado de su historia con el 30,62% de los votos y 8 escaños. Logró entonces formar una coalición con el PSOE y con Eduardo de Castro, el único diputado de Ciudadanos, que presidió la Ciudad.

Foto: Juan José Imbroda, del PP, mientras votaba este domingo. (EFE/Paqui Sánchez)
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El grueso de las consejerías estaban en manos de CpM, pero Aberchán no ocupaba ninguna —gobernaba entre bambalinas— porque en noviembre de 2018 había ya sido condenado a dos años de cárcel y 2,5 años de inhabilitación para cargo público por la compra de votos para las elecciones al Senado en 2008. Junto con él fue también condenado, por el mismo motivo, Dionisio Muñoz, que entonces era secretario general del PSOE en Melilla.

Si al final Aberchán vuelve a ser condenado ahora, otra vez, por la compra de votos en 2023, pasará años en la cárcel y el partido quedará descabezado y en vía muerta. Acabará así la única experiencia relativamente exitosa entre los partidos con un referente islámico. En Ceuta, el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía de Fátima Hamed nunca tuvo tanto peso como CpM. Ahora cuenta con tres escaños de los 25 de la Asamblea local. En la Península esos partidos son inexistentes.

Aberchán es el único que, de verdad, logró movilizar el voto musulmán. Su ideología se componía de un toque islámico ligero, ciertas dosis de populismo, y una especial sensibilidad en defensa de la comunidad rifeña. Llegó a estar asociado a Izquierda Unida. Evitaba cuidadosamente criticar a Marruecos, pero tampoco lo alababa.

"Su ideología se componía de un toque islámico, dosis de populismo, y una especial sensibilidad en defensa de la comunidad rifeña"

De vez en cuando afloraba ese ramalazo islámico y sus lazos con la Comisión Islámica de Melilla. En julio de 2013 Aberchán se enzarzó, por ejemplo, con en una agría polémica con el Gobierno de Imbroda porque, en el marco de las festividades que acompañan al Ramadán (mes de ayuno para los musulmanes), había previsto celebrar un concierto de rock, del grupo bereber Chaqlala, junto a la mezquita del Mantelete a la hora del primer rezo nocturno. "¿Les gustaría a las autoridades que nosotros contratemos a bailarinas brasileñas para animar las calles en Semana Santa?", preguntó indignado Aberchán. En los países musulmanes suele haber espectáculos en las noches de Ramadán.

En los últimos tiempos CpM se había abierto más a los no musulmanes siguiendo así la evolución de la Unión Democrática Ceutí reconvertida hoy en día en Ceuta Ya y que es un partido que se define como "intercutural". Prueba de esa relativa desconfesionalización de CpM es que dos de sus cinco diputados en la Asamblea no son musulmanes. Son Emilio Guerra, que militó en UPyD, y Cecilia González, quien estuvo detenida por pertenecer supuestamente a la trama y quedó en libertad con cargos.

Queda ahora por ver si en las próximas elecciones los votantes de CpM se quedan en casa u optan por alguno de los partidos de la oposición al Gobierno de Imbroda que desde el año pasado preside de nuevo la ciudad. El PSOE, que ha ido de mal en peor en cada cita electoral, celebrará el 20 de abril un congreso extraordinario para relevar a Gloria Rojas, su secretaria general. En estos días se esfuerza sobre todo porque no le salpique el escándalo que golpea a los que fueron sus socios de Gobierno durante cuatro años.

"En los últimos tiempos CpM se había abierto más a los no musulmanes"

En las últimas elecciones locales irrumpió en la Asamblea, con un solo escaño, Somos Melilla, encabezado por Amín Azmani, otro escindido del PSOE. Es un diputado hiperactivo que sí ha osado, en unos vídeos grabados antes de la visita de Pedro Sánchez a Rabat, el 21 de febrero, criticar al país vecino por maltratar a los melillenses en Beni Enzar, el único de los cuatro puestos fronterizos de Melilla con Marruecos que está hoy en día abierto.

El PP también cayó en Melilla en la tentación de comprar votos. En 2021 fue juzgado, por intercambiar en 2011 papeletas por vales de comida en un supermercado, el exviceconsejero de Asuntos Sociales, Hassan Dris, junto con un particular, Mimun Mohamed Hamed. El político fue absuelto, pero a su colaborador le cayeron seis días de prisión que sustituyó por una multa de 3.072 euros.

El propio líder del PP en la ciudad llegó a estar imputado, en 2015, por el Tribunal Supremo por prevaricación al haber contratado a dedo, en 2001, a un letrado externo al que pagó 357.000 euros con fondos públicos, pero al final la causa quedó archivada. Cuatro años después llegó a tener en su Gobierno a seis altos cargos imputados en diversas causas también relacionadas con la corrupción.

Con la caída del líder carismático local, Mustafa Aberchán, la formación política que fundó, Coalición por Melilla (CpM), lleva camino de desaparecer. Nunca, en la historia de la España democrática, prácticamente toda la cúpula de un partido se había visto envuelta en lo que aparenta ser una trama de corrupción.

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