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Revolución silenciosa en el PSOE: "Si te mueves te montan una gestora"
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Mutis en los territorios

Revolución silenciosa en el PSOE: "Si te mueves te montan una gestora"

Dirigentes territoriales coinciden en que Sánchez "solo quiere replicantes" y lamentan que no se haga "autocrítica" de la deriva que lleva el partido

Foto: Sánchez, en el acto de la Internacional Socialista. (EFE)
Sánchez, en el acto de la Internacional Socialista. (EFE)
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Pura ley de Murphy. En Ferraz hace una semana trabajaban en un argumentario para neutralizar un nuevo descalabro en las urnas. En Galicia, el PSOE había conseguido solo nueve de los 75 diputados en juego. Un nuevo desastre histórico. La consigna era circunscribir el resultado a lo regional. Aislar a Pedro Sánchez. Hoy la preocupación pasa por gestionar la crisis abierta con José Luis Ábalos después de que su hombre de confianza, Koldo García, haya sido detenido dentro de una trama de cobro de comisiones por la compra de material sanitario durante la pandemia. Hay varios ministerios en el punto de mira por las adjudicaciones a la empresa conectada con el exportero de discoteca. La estrategia de Moncloa es la misma que con las gallegas: levantar un cortafuegos ante el presidente porque ya se sabe "cualquier situación, por negativa que sea, es susceptible de empeorar".

El escándalo ha sorprendido a los socialistas en el peor momento. Aunque en público no hay más contestación que la del barón díscolo, Emiliano García-Page, en privado son varios los dirigentes territoriales que disienten de la estrategia de Ferraz. "Nadie se atreve a hablar porque te montan una gestora", reconoce un alto dirigente de una federación. Con García-Page no hay relación. "Miente el presidente cuando dice que hablan", apuntan desde el palacio de Fuensalida. En el punto de mira está también el secretario general del PSOE en Madrid, Juan Lobato, que ha mostrado sus diferencias en cómo se estaba gestionando la amnistía a los soberanistas. El madrileño siempre ha discrepado desde la "lealtad", aseguran desde su entorno, donde califican de "escándalo" que se le intente abrir una crisis interna.

"Solo quieren replicantes", aseveran fuentes socialistas que se quejan del sistema de autoridad "vertical" que ha impuesto Sánchez y su núcleo duro en el que colocan a María Jesús Montero y Santos Cerdán. El número tres del PSOE es una pieza clave, no solo en la negociación con Carles Puigdemont, sino en la fontanería del partido. "Es el que lleva todos los nombramientos. Ha ocupado el espacio de Bolaños y Montero", aseguran quienes lo conocen desde hace años. La vicepresidenta primera no ejerce en el partido pese a ser vicesecretaria general. "Quién decide la estrategia es Santos. Ella no está ni se la espera", aclaran.

En las filas socialistas se ha impuesto el miedo. Nadie conoce a nadie por miedo a ser sancionado, pero hay una rebelión silente. Dirigentes territoriales comparten la "preocupación" por el desgaste de las siglas. Los más atrevidos han intentado trasladarlo a Montero y Cerdán sin éxito. "No quieren escuchar", sostiene uno de los que llamó a la puerta de Ferraz, alarmado por la deriva de las cesiones al soberanismo. Algunos de estos altos cargos del partido mantienen interlocución directa con el expresidente Felipe González. Incluso barones catalogados como "sanchistas" asumen que el "gobernar a toda costa" está "desangrando" al PSOE.

Foto: El ministro de Transportes, Óscar Puente, en el Senado. (EFE/Kiko Huesca)

Antes de las elecciones generales, con la previsión de que Sánchez dejaría de ser presidente del Gobierno, se había preparado una operación para tomar el control del partido una vez que se perdiera la Moncloa. El resultado electoral frenó todo. Ahora la corriente de fondo persiste, pero los estatutos del partido que el propio presidente aprobó le tienen blindado. "Sería imposible repetir una operación como la de 2016", explican los críticos, que señalan que ahora todo está en manos de la militancia, que "es más radical que el votante". En 2018, Sánchez reformó los estatutos y otorgó el poder sobre las decisiones clave a la militancia, que ganó peso en la elaboración de las listas, la aprobación de las alianzas y la revocación del secretario general.

El presidente, por su parte, está tranquilo. Sabe que mientras esté en el poder es intocable. Las bases le apoyan "ciegamente". "Cada mensaje que manda siempre es en clave interna", puntualizan desde el partido. Está inmerso en la renovación de los líderes territoriales en la Comunidad Valenciana, donde ha colocado a la exministra, Diana Morant, en Extremadura, y en Aragón, donde neutralizará al crítico Javier Lambán. Su relación con el barón de barones, Salvador Illa, no atraviesa por su mejor momento. El PSC observa con preocupación los órdagos de Junts y temen que les pase factura entre el votante constitucionalista en los comicios catalanes.

Desde que Sánchez cogió las riendas del partido, la implantación territorial ha ido menguante. El gran varapalo fue el 28 de mayo, donde el PP se hizo con ocho de las doce comunidades, más Ceuta y Melilla. El PSOE solo conservó Navarra, Asturias y Castilla-La Mancha. "Hay que hacer autocrítica. No podemos renunciar a ser un partido de mayorías", declara un histórico que tacha de "estalinismo" lo que se vive actualmente en el PSOE.

En la próxima cita electoral en el País Vasco volverán a ser tercera fuerza si las encuestas no fallan. La victoria es ser llave del Gobierno ante la pugna que libran el PNV y Bildu. Los de Arnaldo Otegi dan por hecho que los socialistas apoyaran a los jeltzales tras haber entregado a Bildu el Ayuntamiento de Pamplona mediante una moción de censura para desbancar a UPN. El verdadero termómetro electoral serán las europeas de junio. "Habrá un castigo masivo a Sánchez", pronostican en el PSOE, donde la esperanza es resistir.

Pura ley de Murphy. En Ferraz hace una semana trabajaban en un argumentario para neutralizar un nuevo descalabro en las urnas. En Galicia, el PSOE había conseguido solo nueve de los 75 diputados en juego. Un nuevo desastre histórico. La consigna era circunscribir el resultado a lo regional. Aislar a Pedro Sánchez. Hoy la preocupación pasa por gestionar la crisis abierta con José Luis Ábalos después de que su hombre de confianza, Koldo García, haya sido detenido dentro de una trama de cobro de comisiones por la compra de material sanitario durante la pandemia. Hay varios ministerios en el punto de mira por las adjudicaciones a la empresa conectada con el exportero de discoteca. La estrategia de Moncloa es la misma que con las gallegas: levantar un cortafuegos ante el presidente porque ya se sabe "cualquier situación, por negativa que sea, es susceptible de empeorar".

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