Los ministros del PSOE dejarán el escaño para facilitar que no se pierdan votaciones

Pedro Sánchez liberará a sus ministros de la obligación de las votaciones en el Congreso para facilitar que, con una aritmética tan endiablada, no haya fallos. Aunque el Gobierno tiene el propósito de reducir su producción legislativa esta legislatura para evitarse el sufrimiento de conseguir los votos, fuentes socialistas aseguran que los miembros del Ejecutivo renunciarán al acta. Ferraz aún no lo ha comunicado, pero la intención es que dejen el escaño todos, menos el actual núcleo duro, María Jesús Montero, Félix Bolaños y Pilar Alegría, que además forman parte de la dirección socialista.

Esta distinción ya se hizo hace cuatro años. Entonces, el triunvirato lo formaban José Luis Ábalos, Carmen Calvo y Montero. Pero, desde su llegada a la Moncloa, la doctrina de Sánchez ha sido siempre que los ministros se dediquen a la gestión y no compatibilicen el cargo de diputado. En aquel primer Gobierno "bonito", apenas había parlamentarios. Pero, en esta ocasión, el presidente ofreció a los miembros de su Ejecutivo formar parte de las candidaturas. Hasta 11 poseen escaño, ya que aceptaron todos menos José Luis Escrivá, Pilar Llop y Nadia Calviño, una veterana del Ejecutivo de Sánchez, que siempre ha rechazado ir en las listas. El resto tuvieron acomodo.

En aquel momento, tras la debacle de las autonómicas y las municipales, el temor a no poder seguir en el Gobierno llevó a Sánchez a buscar una salida a todo su equipo, incluidas las personas más relevantes de su gabinete: Óscar López, Antonio Hernando y Francisco Salazar, que se presentaron por sus provincias de origen. Los dos últimos ya han comunicado que dejan su acta para volver a Presidencia.

Fuentes socialistas confirman que los ministros serán los siguientes porque, explican, la obligación de asistir a las votaciones les "parte" la agenda. Tendrán que renunciar Teresa Ribera (Transición Ecológica), José Manuel Albares (Exteriores), Margarita Robles (Defensa), Fernando Grande-Marlaska (Interior), Óscar Puente (Transportes), Luis Planas (Agricultura), Isabel Rodríguez (Vivienda) y Diana Morant (Ciencia). Los parlamentarios pueden hacer uso del voto telemático, aunque debe estar justificado. Podrían excusarse en el caso de encontrarse de viaje, pero no por la actividad diaria del ministerio. Además, esta legislatura la mayoría que sujeta al Gobierno está más ajustada, por lo que es fundamental asegurar los votos.

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Marisol Hernández

Pedro Sánchez fue investido con el apoyo de 179 diputados (PSOE, Sumar, Junts, ERC, PNV, Bildu, BNG y Coalición Canaria). Más que nunca. Una mayoría holgada cuya mayor debilidad es que debe votar siempre unida, sin posibilidad de escape. Y todos a favor. Solo cuando en el bloque estén los canarios, otro de los grupos puede abstenerse. La diferencia respecto a estos años es que no hay más partidos a los que acudir en el caso de que alguno falle. Enfrente únicamente están PP y Vox. Con la desaparición de Ciudadanos, ya no hay partidos bisagra, a excepción de CC. En el PSOE asumen que el escenario es ahora más difícil y, por eso, quieren garantizarse la presencia continua de sus parlamentarios.

Menos ruido en el Gobierno

En el caso del socio de coalición, Sumar, la única que tiene escaño es su líder, Yolanda Díaz, y no está previsto que lo abandone. El Ejecutivo del PSOE y Sumar comenzó esta semana su segunda vida. El martes se celebró el primer Consejo de Ministros. Casi cuatro años después del acuerdo con Unidas Podemos, que alumbró el primer Gobierno doble de la democracia, arrancan la siguiente legislatura con un gran propósito de enmienda. Más "buen rollo" y menos bronca.

La voluntad, que tanto en el PSOE como en Sumar reconocen, es dejar atrás esa dinámica de tensión, que impuso Pablo Iglesias. La relación entre Sánchez y Yolanda Díaz es infinitamente más cordial y su manera de hacer política también es distinta. Fuentes socialistas admiten que la idea es reducir el "ruido" y "mostrar cohesión". La salida de las ministras de Podemos —Ione Belarra e Irene Montero— favorece esta pretensión. La vicepresidenta segunda y responsable de Trabajo tiene ahora más fácil el control de los ministros de su espacio: Mónica García (Sanidad), Ernest Urtasun (Cultura), Pablo Bustinduy (Derechos Sociales) y Sira Rego (Juventud e Infancia). Aunque Podemos promete seguir dando guerra en el grupo parlamentario, donde tiene cinco diputados.

El riesgo para Sumar de una convivencia pacífica es quedar desdibujado, sobre todo si los morados se muestran muy exigentes para hacer valer sus votos, con peticiones concretas en cada ley. La misma táctica del resto de partidos del bloque parlamentario que sustenta al Ejecutivo. A pesar de que la Moncloa se muestra muy segura de que Podemos nunca se saldrá de la mayoría progresista porque eso significa votar con PP y Vox, fuentes de la formación avisan de que esto no será un impedimento si realmente no comulgan con la propuesta del Gobierno.