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El PSOE enfría sus expectativas de cerrar la investidura esta semana: "Está complicado"
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El debate ya mira a la semana próxima

El PSOE enfría sus expectativas de cerrar la investidura esta semana: "Está complicado"

El desánimo se extiende en el Gobierno y en el partido por el atasco del pacto con Junts y, aunque en Bruselas siguen las conversaciones, no ponen un horizonte para el acuerdo

Foto: Francina Armengol entre Alfonso Rodríguez Gómez de Celis e Isaura Leal. (Europa Press/Eduardo Parra)
Francina Armengol entre Alfonso Rodríguez Gómez de Celis e Isaura Leal. (Europa Press/Eduardo Parra)

La hoja de ruta del PSOE empieza a complicarse más de la cuenta. Los socialistas llevan casi seis días pendientes de cerrar el pacto con Junts per Catalunya, que es la clave de bóveda de la investidura de Pedro Sánchez. Ese bloqueo hace cada vez más difícil que el debate de investidura se celebre esta semana, por lo que los socialistas comienzan a enfriar sus expectativas sobre la celebración del debate en la segunda mitad de esta semana. "Está complicado", admitían fuentes del partido en la mañana de este martes, mientras las negociaciones siguen activas en Bruselas entre el equipo que lidera Santos Cerdán, número tres del PSOE, y el propio Carles Puigdemont, aunque sin reunión física en un día que ha vuelto a ser de intercambio de documentos y de limar elementos técnicos de la ley de amnistía.

El secretario de Organización de los socialistas fue el responsable de tender los puentes con el expresident y también el encargado de reconstruirlos cuando se rompieron, el pasado jueves. Desde entonces se afana en desatascar la negociación, que ha encallado en el alcance de la ley de amnistía y quién podrá beneficiarse de ella. El proceso es farragoso, consiste en un intercambio de documentos que deben revisar los juristas de cada delegación antes de devolverla al otro bando. "Estamos trabajando sobre la ley y algunos detalles del acuerdo político", expresan fuentes socialistas en Bruselas.

En la capital comunitaria, el equipo del PSOE sí reconoce "avances", pero huyen de cualquier concreción respecto a la fecha. "Lo de esta semana no lo hemos dicho nosotros. El plazo es el 27 de noviembre", indican, en alusión a la fecha límite en la que se convocarán elecciones de forma automática si no hay acuerdo. En el Congreso está todo listo para la celebración de un debate, ya que la Mesa habilitó la posibilidad de celebrar plenos en festivos —como este jueves 9 de noviembre, día de la Almudena en Madrid— y fines de semana. El escenario que manejan en la Cámara Baja contempla la posibilidad de que, si se llega a un pacto con Junts esta tarde, aún haya tiempo para fijar el debate antes del viernes.

El equipo de Santos Cerdán sigue esperando en el Sofitel, en el corazón del barrio europeo de Bruselas, a que la situación se desatasque. Llevan encerrados desde el domingo por la noche que volvieron a aterrizar en la capital comunitaria tras marcharse el viernes por la tarde. Saben que tienen que ser pacientes, que el proceso es lento y farragoso. No hay prácticamente acción política. Todo consiste en esperar que un lado de la negociación devuelva los documentos con sus dudas, sugerencias y cambios y entregárselo a los juristas para que afinen, vean el margen de maniobra y pongan límites. Es un baile permanente que fuentes de la negociación explican que solamente ha parado durante la noche del lunes al martes. Este martes, antes de salir del hotel a tomar el aire y comer algo cerca, la delegación ha ampliado un día más su reserva de habitaciones. No ponen fecha, pasean por el lobby del hotel con calma, no esconden que el asunto va para largo, pero esto no estaba en el guión original, aunque ese guión siempre tuvo en un pie de página que con Puigdemont y Junts la negociación no termina hasta que no está todo firmado.

La Moncloa evita el corrillo

Lo cierto es que el pesimismo comienza a calar en las filas socialistas después de seis días esperando un acuerdo con Junts que muchos daban por "inminente" ya el pasado jueves. Este martes se produjo un gesto muy llamativo. Después de la rueda de prensa de la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Rodríguez, ni ella ni otros miembros del Ejecutivo se pararon en el habitual corrillo (conversación informal) con periodistas.

Foto: El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, en Bruselas, donde negocia la investidura con Carles Puigdemont. (Reuters/Yves Herman)

Ni Rodríguez, ni el secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallés, que aprovecha este momento para atender las preguntas de la prensa, quisieron conversar con los representantes de los medios de comunicación. Tampoco la ministra de Educación, Pilar Alegría, que es además portavoz del partido, y, como los dos dirigentes anteriores, una persona del núcleo más próximo a Sánchez. La semana pasada ya no quisieron hablar y esta han abandonado la sala rápidamente, sin dar ningún margen.

El Gobierno transmite desánimo

"Los trabajos en torno a la investidura que Pedro Sánchez tiene encomendada por el Rey y por mandato constitucional están en manos de los partidos. Serán ellos quienes les darán información al respecto. No tenemos nada que decirles", destacó Isabel Rodríguez durante el turno de preguntas. En otro momento, al responder a una cuestión sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), se les escapó una brizna de ese desánimo que parece impregnar al PSOE y al Ejecutivo en las últimas horas. "Desearíamos en una próxima legislatura, si sigue adelante la investidura, poder abordar esta cuestión que es un lastre ante las instituciones europeas, con un solo responsable, que es el PP", dijo.

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (EFE/Borja Puig de la Bellacasa)

"Si sigue adelante la investidura", se le escapó a la portavoz. Sin una expectativa de solución inmediata, el acuerdo con Junts continúa en suspenso, pero los socialistas siempre han dicho que puede ser "en un día o en cuatro", en "cinco horas o en 20 minutos". No hay certezas con Carles Puigdemont.

Por el camino, varios hitos han complicado el pacto. Se ha imputado al propio Puigdemont y a Marta Rovira, dirigente de ERC, por delitos de terrorismo derivados de su presunta implicación en el caso de Tsunami Democràtic. Y eso ha generado una oleada de indignación en los independentistas, y aunque la Moncloa intenta aislar el asunto de las conversaciones las precisiones que piden los independentistas en ese vaivén de documentos se han visto afectadas por esa imputación. El horizonte de una ley de amnistía ha elevado la crispación política, que ha desembocado en numerosas concentraciones frente a sedes del PSOE en todo el país, algunas alimentadas por Vox, como ocurrió en la noche del lunes en Ferraz de Madrid. Y el PSOE, como respuesta, ha ordenado el cierre de sus sedes en todo el país en horario de tarde para garantizar la "seguridad" de militantes y trabajadores del partido.

La hoja de ruta del PSOE empieza a complicarse más de la cuenta. Los socialistas llevan casi seis días pendientes de cerrar el pacto con Junts per Catalunya, que es la clave de bóveda de la investidura de Pedro Sánchez. Ese bloqueo hace cada vez más difícil que el debate de investidura se celebre esta semana, por lo que los socialistas comienzan a enfriar sus expectativas sobre la celebración del debate en la segunda mitad de esta semana. "Está complicado", admitían fuentes del partido en la mañana de este martes, mientras las negociaciones siguen activas en Bruselas entre el equipo que lidera Santos Cerdán, número tres del PSOE, y el propio Carles Puigdemont, aunque sin reunión física en un día que ha vuelto a ser de intercambio de documentos y de limar elementos técnicos de la ley de amnistía.

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