Iglesias maniobra para romper con Sumar y hará "sudar" sus cinco votos a Sánchez

Una vuelta más de tuerca. Ione Belarra, ministra en funciones y secretaria general de Podemos aprovechó la estancia de Pedro Sánchez en El Cairo para pedir sanciones contra Israel al que acusó de "genocidio" del pueblo palestino. Las declaraciones vienen a sumarse a las de esta semana que acabaron provocando la protesta de la embajada israelí. Aunque el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, salió en defensa de su compañera de bancada azul, en el ala socialista del Gobierno no esconde su "malestar" por el comportamiento "irresponsable" de la líder de los morados.

La crisis en Oriente Medio está en unos niveles en los que no hay margen para "pugnas partidistas", señalan fuentes diplomáticas, que se hacen eco del daño que supone para el presidente de turno de la Unión Europea las "salidas de tono" de miembros de su Consejo de Ministros. Albares abordó el asunto con la vicepresidenta, Yolanda Díaz, sin rodeos. Ya lo hizo cuándo está calificó de "dictadura" a Marruecos durante una entrevista en La Sexta. La líder de Sumar está en línea con el fondo de la postura pro-Palestina de Belarra, pero las formas vuelven a tensionar una coalición que está por reeditar.

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El PSOE teme que los morados pongan en valor sus cinco diputados y compliquen la legislatura si finalmente hay una investidura. Públicamente, ya han amagado con no votar a Sánchez cuando se someta a la confianza del Congreso. En privado lo descartan, aunque el "clan de Galapagar" con Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero a la cabeza, fantaseó con dar un golpe de mando. Volver a provocar una repetición electoral, como ya hicieron en 2019, pondría en riesgo su cuestionada supervivencia. La orden es "hacer sudar cada voto" a Sánchez si repite en el cargo.

Diputados socialistas reconocen a El Confidencial que el hecho de que Yolanda Díaz no tenga ascendencia sobre buena parte de su grupo parlamentario complicará las futuras votaciones. Más allá de la pugna con Podemos, alertan de que la multitud de partidos que integran la coalición tiene sus propias cuitas internas y hay riesgo de que acaben perjudicado los intereses del futuro Gobierno. Los comandados por Galapagar presionarán para escorar a Sumar a posiciones más radicales que complicarán al PSOE su alianza con Junts y el PNV.

Los comandados por Galapagar presionarán para escorar a Sumar a posiciones más radicales que complicarán al PSOE sus alianzas

La vehemencia de Belarra en estos momentos no es casual. Podemos prepara el terreno para marcar diferencias con Sumar y el PSOE. La puesta en escena se hará cuando llegue la hora de negociar el reparto de ministerios. Redoblarán su exigencia de que Irene Montero repita como ministra de Igualdad. Saben que es un órdago. Yolanda Díaz nunca les cedería esta cartera, que, además, los socialistas quieren recuperar tras escándalos como el de la ley del solo sí es sí. La vicepresidenta en funciones está dispuesta a dar un sillón a los morados, pero en ningún caso que sea ocupado por su archienemiga Montero. Se les han trasladado varias alternativas entre las que figura Nacho Álvarez. La respuesta, según fuentes de Sumar, siempre ha sido negativa: "O Irene o nada".

El precedente con la elaboración de las listas hace pensar que los morados acabarán cediendo, pero si lo hacen será para tener una coartada que les permita concurrir en solitario a las elecciones europeas de 2024. Pese a la fuerte crisis que atraviesa la marca, al ser circunscripción única, sería factible que Montero acabase sentada en el Parlamento Europeo. Además de asegurar un futuro para la ministra de Igualdad, el plan tiene algo de épica, ya que para los líderes históricos de Podemos supone volver al origen para renacer. Desde una posición de fuerza sería más fácil desmarcarse de la tutela de Yolanda Díaz y negociar de "tú a tú" con el PSOE.

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Las dudas surgen en si el presentar una candidatura propia para Bruselas implicaría dejar el grupo de Sumar para pasarse al grupo mixto, es decir, una ruptura total. En este punto hay dudas por las desventajas que podrían suponer para los diputados morados, pero la opinión de Yolanda Díaz sería determinante. Justo después de las elecciones del 23 de julio, la líder gallega ya trasladó a Belarra que no está dispuesta a mantener un "tira y afloja" constante como en la pasada legislatura. La dirigente de Podemos no tardó ni veinticuatro horas después de las votaciones en afear el resultado de la plataforma. Achacó el descenso en escaños al "castigo" por haber "echado" a Montero. Díaz, según constatan fuentes conocedoras de la conversación, llegó a plantear que los cinco diputados morados podrían acabar fuera de su disciplina.

Es precisamente en la falta de disciplina en lo que ahondan desde el PSOE. "Con Iglesias era duro negociar, pero controlaba con mano de hierro". Moncloa no ve necesidad en negociar en paralelo con Podemos, porque dan por hecho que "más allá de faroles" los morados no boicotearán que Sánchez repita en el cargo. Otra cosa será después y asumen que si se salvan en las europeas "serán peor que Junts".