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Ahora que Paesa ha muerto, quedan por resolver sus papeles
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Ahora que Paesa ha muerto, quedan por resolver sus papeles

"El hombre de las mil caras" estaba vivo y coleando y había aprovechado uno de los tres pasaportes que le había facilitado Interior para poner tierra de por medio y seguir operando desde la cuenta bancaria

Foto: El exespía Francisco Paesa. (EFE/Paco Campos)
El exespía Francisco Paesa. (EFE/Paco Campos)

Tráfico de armas, guerra sucia, ETA, GAL, Fondos Reservados del Ministerio del Interior, carné del PSOE, Mossack Fonseca —papeles de Panamá—, Luxemburgo y operaciones de lavado de dinero, créditos documentarios, papeles de Laos, dinero de Roldán, operación Sokoa —venta de armas a ETA—, documentos falsos facilitados por Interior, tráfico de oro y diamantes en Sierra Leona, inversiones inmobiliarias en Brasil… Todos esos documentos, los papeles de Francisco Paesa, el superagente Paco, estaban en una buhardilla de París, con caja fuerte incluida, cerca del Arco del Triunfo y que custodiaban sus sobrinos Alfonso —que hacía de chico de los recados: "Corre ve y diles"— y Beatriz García —ayudante y representante: "Ve y me haces"—. Alfonso sigue en París y Beatriz en Luxemburgo.

Camoens, nombre en clave de uno de los principales colaboradores de Paesa, confirma a El Confidencial, mientras saborea un gin-tonic de Tanqueray y enciende su pipa, que "Paco —como llamaban a Paesa sus amigos— tenía la manía de guardar todo todo. Y los papeles importantes estaban en la caja fuerte de la buhardilla". Recuerda que "Paco se quedó sin equipo y sus últimas operaciones así lo demuestran —se refiere a su detención, junto a su sobrino Alfonso, en noviembre de 2011 en Sierra Leona por un tráfico de diamantes—. No era muy inteligente, pero era listo, un auténtico pillo… Y en los últimos años tuvo dificultades económicas".

Paesa murió el pasado día 3 de mayo en un pueblo a las afueras de París, Bois-Colombes

Camoens profundiza en su perfil, en sus querencias: "Tenía muy buena mano con las mujeres y las utilizaba y se servía de ellas para llevar a cabo algunas operaciones… Su tipo eran rubias, delgadas y sobre todo que él pudiera manejarlas. En París llegué a conocer a tres, todas iguales, y le servían para alquilar los distintos apartamentos que tenía”. Camoens se pregunta: "Dónde estará la Walther PPK, calibre 9 mm, de acero inoxidable —habla de una pistola— de la que nunca se separaba, su mechero Zippo y sus papeles". Y sentencia: "Esos papeles son muy comprometidos y habrá mucha gente nerviosa porque representan un problema para la seguridad del Estado".

Francisco Paesa murió el pasado día 3 de mayo en un pueblo a las afueras de París, Bois-Colombes, y su única hija, Silvia, confirmó el deceso. En esta ocasión, no era el falso certificado que el abogado Cobo del Rosal presentó en 1998 en la Audiencia Nacional indicando que murió de un infarto en Tailandia. Ni podremos resucitarlo, como hicimos en noviembre de 2004 en Luxemburgo: "El muerto está vivo". Pero sí podemos contar y narrar las triquiñuelas, argucias y falsificaciones que llevó a cabo durante "los 60 años que estuvo en el alambre", como define su excolaborador Camoens la vida de Paco.

Acto I

"Jesús. Soy Jesús". Eran las 23.30 horas del 23 de marzo de 1994 y al otro lado del teléfono de mi casa estaba nuestro enlace, nuestro hombre para llegar al fugado Luis Roldán, exdirector de la Guardia Civil. Ese que decía llamarse Jesús, nombre en clave para asuntos varios y delicados, era Francisco Paesa Sánchez, que el pasado 3 de mayo murió, está vez de verdad, en un pueblecito a las afueras de París, Bois-Colombes.

Un 3 de mayo, también, pero en esta ocasión del año 1994 —29 años antes— publicamos en el diario El Mundo la entrevista, exclusiva, con Luis Roldán, el fugado que todos buscaban —Policía, Guardia Civil, Centro Nacional Inteligencia y diferentes servicios secretos amigos— y que colocaban en diferentes países de los cinco continentes. Roldán estaba en París, el terreno que controlaba y dominaba Paco. Y el exdirector de la Guardia Civil fue claro: "No me van a engañar como a Amedo; si voy a la cárcel no iré yo solo… Tengo dos alternativas, o pegarme un tiro o tirar de la manta". Roldán no se pegó el tiro, ni tiró de la manta porque su carcelero, Paesa, sabía que el Algarrobo —como lo llamaban en la Guardia Civil— valía mucho dinero. Paco fue la persona que acompañó a Roldán hasta la habitación 208 del hotel Marignan, que estaba junto a los Campos Eliseos, donde estábamos alojados mi exsocio Manuel Cerdán y yo.

"Si algún día me ocurre algo, recibirás un paquete con documentación"

Todo estaba preparado para la entrevista. Dos grabadoras y mis cámaras analógicas, aún no existían las digitales, Canon, una AE-1 y la otra New con objetivos 24 y 50 mm. Paco, el hombre de las mil caras, como calificamos y titulamos en varias ocasiones a Paesa en el diario, estaba detrás de nosotros, atento a lo que decía su protegido, su rehén y, sobre todo, "su tesoro": Le levantó 1.200 millones de pesetas a Roldán —lo que el Algarrobo robó durante el tiempo que estuvo como director de la Guardia Civil y delegado del Gobierno en Navarra— que colocó, primero, en el Aresbank de Madrid, después, en Singapur tras pasar por Luxemburgo, para terminar en Uruguay en un banco español en una cuenta numerada y su clave coincide con una marca de mantequilla. Todas esas operaciones las elaboró Paco y las ejecutó su sobrina, Beatriz García.

Por cierto, el 3 de mayo, El Mundo vendió 810.000 ejemplares y su director, Pedro J. Ramírez, tenía un gran cabreo porque se agotó el papel y la rotativa no pudo seguir tirando y llegar al millón. Aquel día, las fotocopias también hicieron su agosto. Tiempo después, cuando pudimos zafarnos de los controles, vigilancia, pinchazos telefónicos y seguimientos a los que nos sometió la Policía, Guardia Civil y CNI, que estaban empeñados en saber dónde hicimos la entrevista a Roldán —ante la jueza Ana Ferrer nos acogimos al secreto profesional para no revelar—, hablé con el superagente y, mientras encendía un cigarrillo Benson & Hedges con su mechero Zippo de plata —dos elementos característicos de Paesa— y me miraba fijamente y me señalaba con su dedo índice, me dijo: "Si algún día me ocurre algo, recibirás un paquete con documentación".

Acto II

Paesa, tras vender, engañar y entregar a Roldán por 300 millones de pesetas al que fuera ministro de Interior y Justicia, Juan Alberto Belloch, en el aeropuerto de Bangkok —27 febrero 1995— con unos falsos documentos de Laos, país donde se suponía que había estado refugiado Roldán, desapareció. Esos documentos fueron elaborados entre Madrid y París. El superagente se esfumó hasta que el 21 de julio de 1998 se publicó una esquela en el diario El País que decía: "D. Francisco Paesa falleció en Tailandia el 2 de julio de 1998, donde fue incinerado. Tu familia y tus amigos no te olvidan". Y, además, treinta misas gregorianas "en el monasterio cisterciense de San Pedro de Cardeña… por su alma y para confortar a los que le llevamos en el corazón".

Desde ese mismo día me puse en guardia esperando el sobre con los documentos. Y Roldán, nervioso y temeroso, veía que se esfumaba "su dinero" mientras cumplía condena en la cárcel de mujeres de Brieva (Ávila). Allí mismo el Algarrobo, que murió el 22 de marzo de 2022 en Zaragoza sin los millones que se había llevado Paesa y otros exmiembros del Ministerio del Interior que habían participado en la operación, me confesó en uno de los encuentros que tuvimos que Paco estaba vivo porque le habían llegado, en marzo de 1999, dos postales desde Marsella, clave que había pactado con el superagente para que supiera que no lo abandonaba. Pero la duda de Roldán seguía presente y comenzó a sospechar que Paesa se había quedado con los 1.200 millones de pesetas e incluso amenazó con hacer una huelga de hambre y denunciarlo por "encubrimiento".

"El hombre de las mil caras" estaba vivo y coleando y había aprovechado uno de los tres pasaportes que le había facilitado Interior

Mientras tanto el superagente, en connivencia con su abogado, el que fuera catedrático de Derecho Penal Manuel Cobo del Rosal —murió el 25 de enero de 2017— y también letrado del ex secretario de Estado de Interior Rafael Vera en el caso GAL, presentaba en la Audiencia Nacional un falso certificado de defunción de Paesa que estaba firmado en Tailandia. El certificado en cuestión lo trajo a Madrid uno de los hombres de Paesa que participó en la trama de Roldán en París, Laos y posterior entrega en Bangkok, Hans Albert. Hans, ex agente secreto de la antigua RDA, visitó a Cobo del Rosal y a la hermana de Paesa, María, que trabajaba en el Congreso como funcionaria. Pero no me trajo el paquete que me prometió Paco.

Es decir, el hombre de las mil caras estaba vivo y coleando y había aprovechado uno de los tres pasaportes que le había facilitado Interior para poner tierra de por medio y seguir operando desde la cuenta bancaria que tenía en Uruguay y con su sobrina, colocada, en Luxemburgo. En el despacho que Beatriz García se había montado en Luxemburgo, con la ayuda de un socio de Paesa que participó en la movida de millones desde Madrid a Singapur, había una placa pegada, que hoy tengo como recuerdo, y que decía: "Beatriz García. Avocat a la cour. Estude specialisee en droit fiscal international et en droit de societes. 2e étage".

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Y en ese mismo despacho fue donde habíamos acordado vernos con Paco, el superagente, en noviembre de 2004, después de que Francisco Marco, detective de Método 3, y un servidor detectáramos, confirmáramos y verificáramos gráficamente que "el muerto estaba vivo" y se encontraba en Luxemburgo en compañía de una señora, rubia y delgada.

Beatriz argumentó que no podía acudir a la cita porque había tenido un aborto y que su tío se encontraba fuera de Luxemburgo. Lo primero no era verdad, rastreamos los hospitales y clínicas de Luxemburgo con la ayuda de dos enfermeras españolas que trabajaban en el Gran Ducado y confirmaron que durante esos días no había ingresado ninguna Beatriz García. Y lo segundo era una treta para volver a escapar.

Acto III

Diciembre de 2007. Roldán ha dejado la cárcel de Brieva, ha vuelto a su casa, Zaragoza, y ahora está convencido que nunca más volverá a ver el dinero que se llevó de manera irregular y entregó a Paesa: "Ahora, que oficialmente está vivo y que tiene un pasaporte español con su auténtica identidad —el superagente utilizaba pasaportes y documentos falsos con suma facilidad— que devuelva al Estado los 1.500 millones que se llevó (1.200 de Roldán y los 300 que le entregó el ministro Belloch)".

En esos momentos, Roldán vivía en la casa que fue de sus padres y que pudo recuperar. Se mantenía con una pequeña ayuda, 600 euros, que le pasaba todos los meses un exmiembro del Ministerio del Interior que hizo de puente con Paesa para que la Justicia no le pillara el dinero. Era una especie de "no me delates y yo te ayudo" por el millón de dólares que se llevó de comisión por aquellas gestiones bancarias.

placeholder El actor Eduard Fernández protagoniza 'El hombre de las mil caras', la adaptación al cine de la novela sobre Francisco Paesa. (EFE/J. J. Guillén)
El actor Eduard Fernández protagoniza 'El hombre de las mil caras', la adaptación al cine de la novela sobre Francisco Paesa. (EFE/J. J. Guillén)

Roldán se adaptó a su nueva vida y, un día, conoció a Natasha, ciudadana rusa, a través de internet. Poco después, en 2010, se casó con ella. Natasha era viuda de un alto oficial del Ejército ruso y fue el tercer matrimonio del Algarrobo. La vida de Paesa seguía sus derroteros, cada día con más dificultades, problemas y menos millones. "Paesa resucita de nuevo en Sierra Leona". Fue el titular del diario El Mundo el 30 de noviembre de 2011 donde informaba, junto con Fernando Lázaro, que había sido detenido en aquel país africano, en compañía de su sobrino Alfonso —"corre ve y diles"— en una turbia operación de oro y diamantes.

Cinco años más tarde, se destapó el escándalo de los papeles de Panamá y las sociedades offshore del bufete Mossack Fonseca. Y El Confidencial revelaba el 5 de abril de 2016 una exclusiva de Jesús Escudero: "La resurrección del espía Paesa provocó el caos en Mossack Fonseca". El subtítulo indicaba que "la firma panameña intercambio correos durante 10 meses para averiguar la identidad real de Francisco P. Sánchez, administrador de siete sociedades en Islas Vírgenes".

Foto: Entrevista a Paesa en Marsella. (EC)

El Confidencial, con sus revelaciones, confirmaba y documentaba que Beatriz García y Francisco Paesa se habían convertido en un tándem peligroso para los intereses de los abogados panameños, que se dedicaban a dar cobertura a políticos, narcos, empresarios y otras raleas. El periodista Escudero reprodujo unos correos internos del despacho Fonseca, y en uno de ellos se podía leer: "La historia que me ha contado Mr. Mendoça sobre la señorita García y su tío da mucho miedo. Le pedí que enviara algo por fax, lo que ha hecho".

El reportero de El Confidencial explicaba en su texto que "el adjunto al correo electrónico era la exclusiva publicada el 15 de noviembre de 2004 por el periodista Antonio Rubio en El Mundo en la que resucitaba a espía Francisco Paesa Sánchez después de haber fingido su muerte seis años antes". Concluye Escudero: "La aparición del fantasma, como así fue calificado en un correo interno de Mossack Fonseca, causó un tremendo revuelo en el bufete panameño que acabó con el fin de la relación de la firma con un intermediario luxemburgués".

placeholder Francisco Paesa. (Montaje: Enrique Villarino)
Francisco Paesa. (Montaje: Enrique Villarino)

Beatriz García, según las notas internas del despacho panameño, era intermediaria de 38 compañías y Paesa era el administrador de siete sociedades en Islas Vírgenes. Francisco Paesa Sánchez ha muerto y Beatriz García sigue en Luxemburgo. El Confidencial publicó el 25 de mayo de 2018 que "Zaplana usó a la sobrina del espía Paesa para esconder sus comisiones vía Luxemburgo" (J. M. Olmo, V. Romero y D. Grasso) y, un año más tarde, en febrero de 1920, el diario El Mundo señaló que Beatriz "es investigada por la juez de Zaplana de estar detrás de supuestos sobornos cobrados por el expresidente de la Comunidad Valenciana". Eduardo Zaplana fue presidente de la Generalitat Valenciana (1995-2002) y ministro de Trabajo (2002-2004).

La pregunta, ahora que ha aparecido Silvia, la hija de Paesa que durante muchos años no quiso saber nada del superagente Paco es ¿dónde están los papeles de Paesa, la pistola Walther, el mechero Zippo de plata y las propiedades y dineros de Paesa?

Resumen. Frases y declaraciones de Paesa y Roldán:

4 Julio 1994.

Paesa: "Lo que he hecho hasta ahora, lo he hecho de acuerdo con mi Gobierno".

27 Julio 1995.

Paesa: "No tengo madera de arrepentido".

12 Junio 2002.

"El espía Paesa consiguió del Ministerio del Interior tres pasaportes en blanco para la operación Laos".

Y se convierte en el hombre de las mil caras.

16 Septiembre 2016.

Paesa: "Pedí a Roldán que devolviera el dinero. No todo. Cogerlo lleva trabajo".

1 Marzo 2015.

Roldán: "Tirar de la manta no sirve para nada".

*Antonio Rubio es el director del máster de El Confidencial (Periodismo de Investigación, Nuevas Narrativas, Datos, Fact-Cheking, Transparencia e Inteligencia Artificial) @masterelconfi

Tráfico de armas, guerra sucia, ETA, GAL, Fondos Reservados del Ministerio del Interior, carné del PSOE, Mossack Fonseca —papeles de Panamá—, Luxemburgo y operaciones de lavado de dinero, créditos documentarios, papeles de Laos, dinero de Roldán, operación Sokoa —venta de armas a ETA—, documentos falsos facilitados por Interior, tráfico de oro y diamantes en Sierra Leona, inversiones inmobiliarias en Brasil… Todos esos documentos, los papeles de Francisco Paesa, el superagente Paco, estaban en una buhardilla de París, con caja fuerte incluida, cerca del Arco del Triunfo y que custodiaban sus sobrinos Alfonso —que hacía de chico de los recados: "Corre ve y diles"— y Beatriz García —ayudante y representante: "Ve y me haces"—. Alfonso sigue en París y Beatriz en Luxemburgo.

ETA (banda terrorista) Francisco Paesa
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