¿Por qué el equinoccio no coincide el mismo día que el cambio de hora?

La primavera es una de las estaciones más esperadas del año ya que significa la llegada de días más largos y el buen tiempo. Se produce con el equinoccio de primavera, un evento astronómico que sucede cada año entre el 20 y el 21 de marzo en el hemisferio norte. Este año, el Observatorio Astronómico Nacional ha determinado que la hora exacta en la que se deje atrás el invierno y entre la primavera es el 20 de marzo a las 16:33 horas y durará hasta el 21 de junio cuando se produzca el solsticio de verano.

La palabra equinoccio procede del latin "aequinoctium" que significa "igual" y de "nox" que es "noche" por lo que significa "noche igual", es decir el momento en el que el día y la noche tienen la misma duración, algo que ocurre en primavera y en otoño. Si vives en el hemisferio norte los días son más largos y las noches más cortas mientras que si vives en el hemisferio sur, todo lo contrario y serán las noches más largas ya que este cambio da inicio al otoño.

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Pero la llegada de la primavera no trae consigo el cambio de hora, sino que ésta se realizará unos días después, concretamente la madrugada del 25 al 26 de marzo. A las 02:00 horas se adelantará el reloj una hora y serán las 03:00, ahí dará comienzo el horario de verano y no unos días antes.

¿Porque no cambian el mismo día?

Los equinoccios de primavera y otoño, igual que los solsticios de verano e invierno están relacionados directamente con la astronomía y con el movimiento de la Tierra en torno al sol. Sin embargo, el cambio de hora se realiza por un acuerdo europeo que obliga a todos los países de la Unión Europea a adoptar el mismo horario con el objetivo de ahorrar energía.

La primavera llegará el lunes 20 de marzo a las 16:33 horas

Fue Benjamin Franklin quién en el año 1784 propuso este cambio de hora por medidas de ahorro energético cuando fue embajador de Estados Unidos en Francia, al considerar que se perdían muchas horas de sol por la mañana y por la tarde se gastaban muchas velas para poder trabajar, pero no se tuvo muy en cuenta. En 1905 William Willett propuso cambios semanales de 20 minutos para que no fuera tan brusco pero tampoco se hizo caso.

El primer cambio de hora oficial fue en 1916, durante la Primera Guerra Mundial con el objetivo de ahorrar combustible en tiempos de necesidad y dos años después en Estados Unidos se convirtió en una ley federal. En Europa se remonta a los años 70, concretamente en 1974, con la primera crisis del petróleo, se decidió adelantar los relojes para aprovechar mejor la luz del sol.