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¿Por qué tienes tres veces más papeletas de parir con cesárea en Cáceres que en Álava?
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¿Por qué tienes tres veces más papeletas de parir con cesárea en Cáceres que en Álava?

La media de cesáreas en España es del 25% de los partos, 10 puntos por encima de lo que recomienda la OMS, pero varía mucho entre unas regiones y otras

Foto: La tasa de cesáreas se puede triplicar de una provincia a otra. (Getty/Aziv Karimov)
La tasa de cesáreas se puede triplicar de una provincia a otra. (Getty/Aziv Karimov)

Una mujer que da a luz en Cáceres tiene tres veces más posibilidades de que se le practique una cesárea que otra que vive en Álava, donde solo ocurre una de cada 10 veces. Si lo hace en Madrid, las opciones de culminar el nacimiento con una cirugía mayor son del 24%. En Barcelona, del 28%.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, dónde vivas será determinante en cómo será llevado el parto. Navarra y las provincias vascas son las zonas con menos incidencia de este procedimiento, mientras que en Extremadura, Castilla La-Mancha y Valencia, es donde esta práctica está más extendida.

La razón es multicausal. Por un lado, los protocolos sanitarios difieren entre comunidades autónomas e, incluso, entre hospitales. En 2010 se publicó una guía común para el 'parto normal', pero solo establece ciertas directrices, relegando la gestión de los nacimientos a cada centro. “Dentro de los pactos de gestión de cada hospital, uno de los objetivos que hay en todos es bajar el número de cesáreas y suele vincularse a la productividad. El problema es que no hay medios para monitorizar cuántas cesáreas se hacen en el mismo grupo de riesgo para poder comparar”, explica Juan Luis Delgado, vocal de la Sección Perinatal de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).

Cáceres, Palencia y Ciudad Real son las provincias con tasas más altas de cesáreas

Así, se dan casos como el de Plasencia en 2021, donde la gerencia de esta área de salud decidió que todas las embarazadas positivas en covid dieran a luz mediante cesárea, lo que subió el uso de este procedimiento al 45% durante ese año. “El protocolo autonómico en Extremadura no se cumple. Luego, cada hospital hace lo que considera, en muchas cuestiones, contraviniendo las normas oficiales, no solo en cuanto a cesáreas. Por ejemplo, en el Hospital Materno Infantil de Badajoz se separa al bebé de la madre al nacer, aunque el protocolo dice que no se haga. Pero es difícil cambiarlo porque se agarran a que no es así, porque no son normas escritas”, explica Clara García, socia de la asociación El Parto es Nuestro en Extremadura.

La OMS establece un índice óptimo de cesáreas por debajo del 15% de los partos

La Organización Mundial de la Salud establece que el límite óptimo en el número de cesáreas se sitúe en el 15%. La media de toda España arroja que el 25% de los nacimientos en 2020 se produjo de esta forma, una cifra que se mantiene estable al menos desde 2010. Sin embargo, para la SEGO no se puede aplicar este el baremo de la OMS a todas las regiones y hospitales.

“La OMS regula países a nivel mundial, pero hay muchas diferencias entre unos países y otros, y en la complejidad sobre el embarazo. No por bajar la tasa de cesáreas se hacen mejor las cosas, sino que hay que adecuar cada centro dentro de un equilibrio”, explica Delgado. "No es lo mismo comparar un hospital de baja complejidad, uno pequeño en Aragón, por ejemplo, con uno de alta complejidad como La Paz en Madrid o el de Cruces en Bilbao. Estos últimos van a tener más cesáreas porque tienen más prematuridad y los casos más complicados se derivan ahí", añade Delgado.

En comparación con otros países, España se encuentra por debajo de la media de la OCDE, del 28%. Con un 24% en 2017, la tasa de cesáreas está por debajo de países como Alemania (30%), Estados Unidos (32%) o Reino Unido (27%), aunque por encima de Bélgica (21%) o Francia (20%).

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Las cesáreas pueden salvar la vida de la madre o del bebé, pero hay otros factores que llevan a decidir una cesárea más allá de la seguridad para ambos. Desde la asociación El Parto es Nuestro, consideran que la falta de matronas en los hospitales puede ser también determinante a la hora de acabar en una cesárea: “Los partos atendidos por matronas terminan mucho menos en cesárea que los atendidos por ginecólogos, porque conocen mejor los tiempos de dilatación. Lo ideal es que haya una por mujer, pero en hospitales grandes a veces están atendiendo cuatro o cinco partos a la vez. No debería ser así, porque eso provoca que se medicalicen más”, explica Teresa Escudero, socia de la plataforma. “Influye también una idea muy mecánica del parto: si no dilatas un centímetro a la hora no va bien… Y eso depende mucho de la mujer, algunas en tres horas no dilatan nada y luego lo hacen de golpe, y eso las matronas lo entienden. Creo que también hay mucho miedo a la judicialización, hay mucha medicina defensiva y no se arriesgan".

"Es más fácil convencer al médico en un centro privado que en uno público"

En qué provincia se dé a luz no supone la única diferencia para acabar o no en cesárea. Hacerlo en un hospital privado también dispara las probabilidades de que se practique: concretamente, del 21,7% al 35%, según datos del Ministerio de Sanidad referidos a 2019.

Por un lado, en estos centros las inducciones a partos programados son más frecuentes para que cuadren con la agenda del ginecólogo que ha llevado el embarazo para que así esté presente mientras se da a luz. “Pero otras veces es la mujer la que no quiere un parto vaginal, y es más fácil convencer al médico en un centro privado que en uno público”, explica Delgado.

Además, desde la Asociación de Matronas de Madrid señalan que la presencia de matronas disminuye considerablemente en los centros privados: "Prácticamente en todas las clínicas privadas, el ginecólogo asume la función de las matronas, cuyo papel es secundario, obviando las recomendaciones de la 'Guía de práctica clínica de atención al parto normal', publicada por el Ministerio de Sanidad en 2014, que establece que el profesional de referencia para la asistencia al parto eutócico es la matrona", explica Cristina González, su presidenta, quien considera que el hecho de que lleve un profesional y no otro el parto conlleva variaciones en la filosofía, el enfoque, la relación con el mismo y el uso de intervenciones durante el parto. "La evidencia científica demuestra que la asistencia continuada por una matrona durante todo el proceso de parto disminuye la tasa de intervenciones y, por lo tanto, de cesáreas", añade.

También la edad es un factor de riesgo a tener en cuenta a la hora de determinar la necesidad de una cesárea. La media para tener el primer hijo ha pasado de 28 años en 1975 a los 32,6 actuales, según los datos del INE sobre el movimiento natural de población de 2021, conocidos hace unos días. A ciertas edades, se hace más necesario el uso de técnicas de reproducción asistida, que suelen conllevar embarazos múltiples, donde la cesárea a veces es la única vía. Asimismo, tienen más complicaciones como diabetes gestacional, hipertensión o preeclampsia, que pueden desembocar en un parto de más riesgo.

Aunque a veces parezca la 'vía fácil', un parto por cesárea conlleva más riesgos que uno vaginal. "En la madre, la pérdida sanguínea durante el parto es muchísimo mayor que en un parto vaginal, con el aumento de probabilidades de desarrollar una anemia. El dolor en el posparto también suele ser muchísimo mayor, situación que influye en cómo esa madre coge a su bebé y puede interferir con el inicio de la lactancia", explica González. "Respecto al recién nacido, el no haber pasado a través del canal del parto hace que esa compresión no se produzca, por lo que la adaptación a la vida extrauterina y el inicio de la respiración sea menos favorable que en un parto vaginal".

Para Delgado, también implica mayor infección del útero, recuperación más lenta y mayor mortalidad perinatal. "Además, tener una cesárea anterior te incrementa el riesgo de rotura en el siguiente parto y de tener un embarazo implantado en la cicatriz, que puede romper”, explica el ginecólogo, que considera que la formación es fundamental para que las mujeres no pidan esta intervención si existen opciones. En contra de la opinión popular, también asegura que practicar una cesárea es más costoso para el sistema de salud que un parto vaginal, por las complicaciones que acarrea.

Tanto desde el SEGO como desde la asociación El Parto es Nuestro, abogan por que se publiquen las estadísticas de todos los centros en función de la complejidad, para tener una imagen más certera del abuso de las cesáreas y poder comparar equitativamente. Además, desde la asociación consideran que con más conocimiento sobre los distintos centros se frenaría el ‘turismo obstétrico’ que practican muchas mujeres cuando se van a provincias cercanas a parir en hospitales con fama de acoger partos más respetuosos. “Tener datos es lo mínimo para decidir dónde parir”, reclaman.

Una mujer que da a luz en Cáceres tiene tres veces más posibilidades de que se le practique una cesárea que otra que vive en Álava, donde solo ocurre una de cada 10 veces. Si lo hace en Madrid, las opciones de culminar el nacimiento con una cirugía mayor son del 24%. En Barcelona, del 28%.

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