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La historia tras la Mujer Ideal de Europa de 1970: "Mi vida no era como salió en el NO-DO"
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ERA MAESTRA PARA SORDOS EN OVIEDO

La historia tras la Mujer Ideal de Europa de 1970: "Mi vida no era como salió en el NO-DO"

Inmaculada Martínez se convirtió en la mujer ideal hace 50 años, en un certamen dedicado a las maestras, aunque cedió su premio y la propaganda franquista omitió su oficio

Foto: Inmaculada ,con sus premios a Mujer Ideal de España y Europa. (Ana Beltrán)
Inmaculada ,con sus premios a Mujer Ideal de España y Europa. (Ana Beltrán)

Hace 50 años, Inmaculada Martínez salió en los cines de toda España. Acababa de convertirse en la Mujer Ideal de Europa 1970 y el régimen se coló en su día a día para grabar un reportaje del NO-DO que vieron miles de españoles en las pantallas del cine. “Es madre de tres hijos y cree que cualquier persona puede ser una mujer ideal si sabe cuidar de su familia. Por eso le gusta hacer la compra personalmente”, decía la voz en 'off' que acompañaba a Inma en el mercado, cocinando, llevando al parque a los niños o paseando con su marido por Oviedo, donde vivía en aquel entonces.

Más de cinco décadas después, Inma —como la llaman todos— ha vuelto a ver ese vídeo esta semana. “Solo lo vi una vez, cuando fui al cine con mi padre, en mi pueblo. Nos emocionamos los dos, recuerdo esos días con mucha satisfacción aunque también mucho barullo”, cuenta en el salón de su casa de Madrid, donde vive ahora rodeada de diplomas de campeona de mus y cuadros que pinta en su tiempo libre de jubilada.

Sin embargo, la propaganda franquista obvió en sus minutos de metraje un detalle importante: además de ser ama de casa, también trabajaba. De hecho, el concurso que ganó ese año era exclusivo para maestras, la profesión de Inma en aquel entonces. “Yo daba clase en un colegio para sordos en Oviedo, y una amiga y yo vimos los anuncios del concurso. Éramos un poco gamberras y nos apuntamos por diversión. Y también por el premio, que era dinero para material escolar. Queríamos comprar un sistema de auriculares que iban por toda la clase para niños con retos auditivos. Para los sordos era muy difícil porque no les enseñaban a comunicarse ni lengua de signos, y por aquel entonces era imposible que te diesen fondos para algo así”.

placeholder Placa que le otorgaron en el premio celebrado en Madrid. (Ana Beltrán)
Placa que le otorgaron en el premio celebrado en Madrid. (Ana Beltrán)

Junto a su amiga, fueron a una de las caravanas con las que la revista 'Telva', organizadora del concurso, recorría las provincias españolas evaluando a las candidatas según “su formación, sus habilidades naturales, su físico y su carácter”, reza un anuncio de la época.

Ganó en Asturias y en Madrid, donde las campeonas provinciales se enfrentaron con pruebas de costura, cocina o arreglos florales ante la mirada de un jurado compuesto, entre otros, por un joven Julio Iglesias. “Entonces todavía era muy majo y cercano. Me cayó muy bien”, cuenta entre risas.

placeholder Noticia de la entrega del premio en España. (Cedida por el archivo de Unidad Editorial)
Noticia de la entrega del premio en España. (Cedida por el archivo de Unidad Editorial)

Inma se convirtió en la Mujer Ideal de España porque fue la única que supo decir quién era entonces el vicepresidente de Estados Unidos. “Spiro Agnew”, recuerda sin vacilar a sus 80 años. Nacida en Arnedo (La Rioja) y nieta de maestro, la educación siempre estuvo presente en su casa. Poder estudiar fue un privilegio que se fue trasladando de hermano a hermano. “De los 11 hijos que tuvo mi abuelo, seis fueron profesores. Aunque mi padre era obrero de fábrica, también se sacrificaron mucho para que todos estudiásemos, incluida yo. Estudié Filosofía y Letras, Pedagogía y Magisterio, y luego, cuando conseguí un trabajo, ayudé a que el resto de mis hermanos estudiasen”.

Pero las crónicas de la época a doble página y todo color nunca recogieron que Inma no llegó a quedarse con el medio millón de pesetas que le habrían servido para comprar los auriculares de sus alumnos: “Se lo di a una profesora de Segovia que había perdido la escuela en unas inundaciones ese año”. Solo se quedó el trofeo, una Vespino, un libro sobre la Biblia y la virgen y una máquina de coser que aún conserva en casa.

Nacido en Italia, el concurso Mujer Ideal era organizado por 'Telva' en toda España

Pero la aventura no había terminado. Otra parte del premio era ir a Montecatini, Italia, donde se decidía quién era la mujer ideal de Europa entre todas las maestras que habían ganado la edición de cada país. “Lo que más recuerdo era lo lujoso que era todo, lo rica que se veía a la gente... Y la visita al papa Pablo VI, eso me emocionó mucho porque yo entonces era muy católica, había ido a colegios de monjas y me impresionaba verle”.

Las pruebas volvieron a consistir en actividades como lavar, planchar, tricotar, cocinar, hacer un cóctel, centros florales y preguntas sobre elegancia, personalidad o cultura general, aunque no recuerda qué le hizo ganar en esa ocasión. “Tampoco te lo decían, anunciaban a la ganadora y ya estaba”, explica. En esta ocasión, sí se quedó con el premio: un Fiat y un cuadro de flores de un reconocido pintor italiano que le escribió su dirección en el reverso y que aún tiene colgado en su salón.

placeholder Inma, en la revista 'Semana' tras ganar el premio. (Cedida)
Inma, en la revista 'Semana' tras ganar el premio. (Cedida)

Creado en 1951

El concurso Mujer Ideal nació precisamente en Italia, cuando un grupo de católicos puso en marcha Donna Ideale en 1951 para hacer la competencia a los concursos de Miss Universo, donde se evaluaba sobre todo la belleza. Contaba incluso con el beneplácito del mismo papa Pío XII, que empezó a bendecir a las ganadoras cuatro años después.

El certamen llegó a España en 1965, organizado primero por la revista 'Teresa', de la Sección Femenina de la Falange, pero pronto fue 'Telva', orientada a mujeres de cierta clase social y perteneciente al Opus Dei, la que tomó las riendas del certamen. Fue tan famoso que hasta la serie 'Cuéntame' lo recuperó en un capítulo en el que Merche participa en la edición de 1971. “¿Cómo puede compaginar trabajo y hogar?”, le pregunta en la ficción la reportera al personaje interpretado por Ana Duato.

"Fue una época difícil, tenía que ocuparme de tres hijos y no contaba prácticamente con apoyo"

Sin embargo, en la España de la década de los setenta, promocionar las labores de las mujeres fuera de las paredes de su hogar no casaba bien con la propaganda de la dictadura franquista. Por eso, a Inma nadie del equipo del NO-DO le preguntó por las ocho horas al día en las que era maestra, ni la mostró dando clase. Su vida, dice, era muy distinta a la que se muestra en el vídeo. "Fue una época difícil, porque tenía que ocuparme de tres hijos e iba corriendo a todos sitios. No contaba prácticamente con apoyo de mi marido, que tenía un puesto importante en Central Lechera Asturiana y viajaba mucho. Pero tampoco podías intervenir ni decir nada, así que vinieron y lo hicieron como quisieron porque era como se hacía todo en aquella época".

Inma no fue la única española en convertirse en la mujer europea ideal. Tres años antes, María Luisa Halcón, con 27 años y cuatro hijos con el que luego sería alcalde de Sevilla durante la Transición (Fernando de Parias), se hizo con el galardón europeo. Esta ama de casa encajó mejor con la imagen que el régimen quería dar del papel de las mujeres. “La mayoría eran profesionales, presentadoras de televisión, ingenieras, economistas… Pero, claro, en aquellos años el perfil que había en España era el de ama de casa”, contaba ella misma a TVE hace unos años sobre el concurso italiano. “Toda España se siente representada”, dijo el NO-DO en la noticia que le dedicaron y hasta le ofrecieron ser presentadora de un programa de TVE.

placeholder Inmaculada estudió cinco carreras y fue profesora y psicóloga. (Ana Beltrán)
Inmaculada estudió cinco carreras y fue profesora y psicóloga. (Ana Beltrán)

Pero a Inma nadie le ofreció nada más. Ni siquiera mejoraron las condiciones en su escuela, que dependía de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (que también organizaba el certamen) y, por tanto, del Gobierno franquista. Tampoco le llegaron a hacer entrega como a su predecesora del lazo de la Orden de Isabel La Católica, aunque el régimen así lo anunciara. Este reconocimiento se reservaba para “premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por personas españolas y extranjeras, que redunden en beneficio de la nación”.

En un reportaje que hizo 'Telva' sobre el premio, donde sí se recoge su trabajo como profesora, sí pudo reivindicar la posibilidad de que las mujeres trabajasen: “Si el Estado se ocupa de hacer guarderías, instituciones o de formar buenas puericultoras, la mujer podría rendir mucho más en la sociedad”.

Un año después, acabó también la carrera de Psicología, ajustando siempre su ocupación a los destinos de su marido. “Me costó encontrar mi sitio, porque a las mujeres no se nos ayudaba en nada. Hubo que darse muchas tortas. Recuerdo, por ejemplo, que en el gabinete de psicología que monté con dos compañeros, los hombres nunca querían que les examinase yo en las selecciones de personal”.

placeholder Inmaculada, en el salón de su casa en Madrid. (Ana Beltrán)
Inmaculada, en el salón de su casa en Madrid. (Ana Beltrán)

Tan rápido como vinieron, los focos y las portadas empezaron a olvidarse de Inmaculada Martínez de Moré, como aparece en todas las crónicas (Moré era el apellido de su marido). Su vida volvió a la normalidad y, de nuevo siguiendo los pasos de su pareja, acabó en Madrid, donde se sacó una oposición. En sus últimos años de carrera, trabajó como orientadora en centros de Orcasitas, Usera y Villaverde, barrios de bajos ingresos al sur de la capital, y aún hoy es voluntaria en el Colegio de Psicólogos de Madrid. “En dos ocasiones me llamaron para intervenir con un estudiante que era muy educado pero suspendía todas. Me decía que lo suyo no era estudiar, que quería ser futbolista y yo intentaba convencerle de que era mejor que estudiase... Era Raúl, el del Real Madrid”, cuenta riéndose.

Ahora, 50 años después de aquel vídeo que aún mira emocionada, reconoce que de haber podido poner su voz por encima de la censura, su mensaje habría sido distinto. “Creo que habría hablado más de mi profesión y de lo gratificante que era trabajar con niños sordos, enseñarles a progresar, y a tener una vida como los oyentes", dice antes de devolver el premio desgastado por el paso del tiempo a su lugar reservado en el salón. "Al fin y al cabo, por eso fui”.

Hace 50 años, Inmaculada Martínez salió en los cines de toda España. Acababa de convertirse en la Mujer Ideal de Europa 1970 y el régimen se coló en su día a día para grabar un reportaje del NO-DO que vieron miles de españoles en las pantallas del cine. “Es madre de tres hijos y cree que cualquier persona puede ser una mujer ideal si sabe cuidar de su familia. Por eso le gusta hacer la compra personalmente”, decía la voz en 'off' que acompañaba a Inma en el mercado, cocinando, llevando al parque a los niños o paseando con su marido por Oviedo, donde vivía en aquel entonces.

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