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Condena récord de 340.000€ a dos paparazis que fotografiaron desnuda a Mariló Montero
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y por cuestionar su orientación sexual

Condena récord de 340.000€ a dos paparazis que fotografiaron desnuda a Mariló Montero

La resolución, a la que ha tenido acceso El Confidencial, fue emitida el pasado 28 de diciembre y establece la mayor sanción por intromisión en el derecho a la intimidad y el honor de la historia judicial española

Foto: La presentadora Mariló Montero. (EFE/Kiko Huesca)
La presentadora Mariló Montero. (EFE/Kiko Huesca)

El Juzgado de Primera Instancia número 35 de Madrid ha condenado en la vía civil a los paparazis Diego Arrabal y Gustavo González, propietarios de la agencia Código Press (Diegus SL), a indemnizar a la periodista Mariló Montero y a una amiga de esta con 340.000 euros por intromisión ilegítima en su derecho a la intimidad y el honor. La sentencia considera acreditado que los reporteros las persiguieron y fotografiaron sin su consentimiento cuando estaban de vacaciones en las Islas Maldivas y Bora-Bora, difundieron imágenes de ellas en bañador y sin la parte superior del bikini, y contribuyeron a propagar insinuaciones sobre su orientación sexual.

La resolución, a la que ha tenido acceso El Confidencial, fue emitida el pasado 28 de diciembre y establece la mayor sanción por intromisión en el derecho a la intimidad y el honor de la historia judicial española. Hasta ahora, la cuantía más elevada eran los 310.000 euros que el Tribunal Supremo impuso en 2012 al Grupo Zeta por publicar imágenes de la actriz Elsa Pataky semidesnuda mientras estaba posando para otra revista en una playa de la Riviera Maya. La demanda planteada por Montero marca un récord en este tipo de resoluciones. En 2018, por ejemplo, el alto tribunal condenó a la publicación '¡Qué me dices!' a pagar a Penélope Cruz por fotografiarla en una terraza privada una suma de 15.000 euros.

Foto: Mariló Montero en un fotomontaje de Vanitatis.

El fallo expone que la presentadora de televisión viajó con su familia a las Islas Maldivas entre los días 26 de diciembre de 2014 y 4 de enero de 2015. Una vez allí, alquiló un barco para practicar submarinismo “con sus hijos” en alta mar. “El barco fue detectado por paparazis [de Código Press], que comenzaron a seguirla continuamente a escondidas y llegaron a captar, sin el conocimiento y consentimiento suyo, imágenes suyas en bikini y la de sus hijos en la cubierta del barco”, señala el magistrado, César Tejedor Freijo. Esas fotografías aparecieron publicadas días después en una revista del corazón.

La segunda violación de la intimidad de Montero se produjo solo unas semanas después, cuando decidió desplazarse con una amiga de la infancia a Bora-Bora para pasar unos días de descanso aprovechando la Semana Santa de 2015. Montero y su acompañante se alojaron en un hotel situado en una zona remota y con playa y terraza privadas para tratar de asegurar su privacidad. Unos días después de regresar a España, la periodista fue informada de que las habían fotografiado a ella y a su amiga tomando el sol en la terraza del bungaló que ocupaban, “prescindiendo durante determinados momentos de la parte de arriba del bikini”.

Foto: Elsa Pataky, en una sesión de fotos. (Getty)

En este segundo episodio, Montero logró que un juez dictara medidas cautelares y las imágenes no llegaran a difundirse. Sin embargo, según la resolución, “la agencia demandada hizo declaraciones a distintas revistas en las que no solo describían dichas fotografías, algo que casi las igualaba a su publicación; sino que se hacían insinuaciones sobre la condición sexual” de la periodista y su acompañante por haber viajado juntas hasta la Polinesia Francesa y haber compartido habitación de hotel.

Los dos paparazis alegaron durante el juicio que tanto las imágenes de Islas Maldivas como las de Bora-Bora se habían tomado en lugares públicos y que no había ninguna duda sobre la relevancia informativa de un personaje tan conocido como Montero. Por ello, consideraron que su trabajo estaba amparado por el derecho a la información.

Foto: Mariló Montero, en 'El hormiguero'. (Cordon Press)

El fallo niega los argumentos de los fotógrafos y da la razón a Montero, representada por el abogado Eliseo M. Martínez, del despacho Ius+Aequitas. “Partiendo de la base de que la señora Montero es una reputada periodista, con relevancia pública, y que por ello sus derechos pudieron verse en cierto modo limitados, lo que en absoluto debe soportar es una persecución sobre su persona destinada a la captación de su imagen en momentos de su estricta esfera privada, carentes del más mínimo interés público, para comercializar con su imagen, que es lo que ha hecho en el caso enjuiciado la mercantil demandada”, sostiene el juez. “De ahí que entendemos (…) que se han vulnerado su honor, su intimidad y su propia imagen. Así lo ha entendido igualmente el Ministerio Fiscal”.

El magistrado incide en la “persecución continuada” a la que se vio sometida la presentadora en ambos viajes, y el hecho de que la fotografiaran en lugares privados, como la cubierta de un barco y la terraza de un bungaló. En ese sentido, recuerda que, por más que los demandados incidan en que las imágenes de Bora-Bora se captaron en áreas abiertas al público, “la gran mayoría son escenas íntimas de la vida privada, como estar en pijama, o estar en una tumbona habiéndose desprendido de la parte superior del bikini; no en una playa, sino en lo que en aquel entonces constituía su domicilio, inviolable, protegido constitucionalmente”.

Foto: Mariló Montero, junto a Alberto Chicote. (Atresmedia)

La sentencia admite que las imágenes de ese segundo viaje no llegaron a publicarse, “a buen seguro a ello ha coadyuvado la pronta acción de la Sra. Montero, al interesar las medidas cautelares”. No obstante, recoge la resolución, “ello no significa que los medios de comunicación y el público en general no se hayan hecho eco de las mismas, lo que prácticamente viene a equipararse a su divulgación, estando comprendida no solo la imagen e intimidad de la Sra. Montero, sino también su honor; por las veladas insinuaciones sobre su condición sexual propiciadas por la conducta de la agencia demandada, pues no se adivina qué tercero pudiera tener interés en esa divulgación que sin duda introducía un plus para la venta del reportaje; insinuaciones no ciertas, e incluso decir que la orientación sexual de una persona solo a ella incumbe y solo por ella puede ser revelada”.

Por estos hechos, el juez condena a Código Press por “intromisión ilegítima en el derecho a la intimidad y familiar y a la propia imagen” y por “intromisión ilegítima en el derecho al honor” de Montero y su acompañante. Asimismo, prohíbe la publicación de las fotografías de Bora-Bora e impone a la agencia la obligación de indemnizar a las perjudicadas con 340.000 euros. De esta cantidad, 265.000 euros corresponden a la periodista y los 75.000 restantes, a su amiga.

Con todo, la sentencia no es firme y puede ser recurrida. Además, hay otro frente abierto con los mismos protagonistas. Los reporteros de Código Press se enfrentan a una segunda causa por estas fotografías, pero en la vía penal. La Audiencia Provincial de Barcelona concluyó el pasado junio que Arrabal y González tendrán que sentarse en el banquillo por un delito de revelación de secretos, castigado con hasta cinco años de cárcel, por tomar imágenes de la periodista sin su consentimiento, cuando se encontraba en su “terraza privada” del hotel de la Polinesia Francesa, con la única finalidad de que fueran “compradas y difundidas por la prensa llamada rosa”. Aún no se ha fijado la fecha de inicio de este segundo juicio.

El Juzgado de Primera Instancia número 35 de Madrid ha condenado en la vía civil a los paparazis Diego Arrabal y Gustavo González, propietarios de la agencia Código Press (Diegus SL), a indemnizar a la periodista Mariló Montero y a una amiga de esta con 340.000 euros por intromisión ilegítima en su derecho a la intimidad y el honor. La sentencia considera acreditado que los reporteros las persiguieron y fotografiaron sin su consentimiento cuando estaban de vacaciones en las Islas Maldivas y Bora-Bora, difundieron imágenes de ellas en bañador y sin la parte superior del bikini, y contribuyeron a propagar insinuaciones sobre su orientación sexual.

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