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Moncloa y Ferraz entierran a Redondo: "Cada uno se inmola como quiere"
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Reacción a la entrevista con Évole

Moncloa y Ferraz entierran a Redondo: "Cada uno se inmola como quiere"

Los socialistas acusan al exjefe de gabinete de Sánchez de contar “medias verdades” en una entrevista que ha provocado fuertes críticas entre sus antiguos compañeros

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
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¿Quién le va a contratar ahora?”. La frase corresponde a uno de los colaboradores más cercanos del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, unas horas después de la entrevista de la discordia en la que Iván Redondo intentó desmarcarse personalmente de los últimos errores electorales del PSOE y tejer un relato que no ha gustado nada a quienes fueron sus antiguos compañeros. En Moncloa, oficialmente nadie quiere opinar sobre las palabras del exjefe de gabinete, pero sí existe este lunes un fuerte malestar con su reaparición, que consideran “innecesaria”. Una equivocación.

Ninguno de la decena de cargos y asesores de Moncloa consultados por El Confidencial comprende por qué Redondo concedió esta entrevista y habló en esos términos. “Cada uno se inmola como quiere”, afirmaba ya en la noche del domingo una persona de confianza del sucesor de Redondo. “Ha hecho algo que no puede hacer alguien que se dedica a esto, que es contarlo todo”. Ahí identifican la mayoría de fuentes consultadas el "error" del donostiarra: en la batalla por el relato, en intentar que prevalezca “su relato”. Otras fuentes hablan de un problema de tiempos y no entienden que el exasesor rompiera su silencio menos de tres meses después de su prejubilación política.

Foto: Iván Redondo, en la 'war room' de Évole. (La Sexta) Opinión
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La amplia mayoría de los actuales colaboradores de Sánchez pertenece a otra corriente. Trabajan ahora bajo las órdenes de Óscar López y, aunque insisten en que Redondo pertenece al pasado, no ocultan que el antiguo inquilino del principal despacho de poder en Semillas, el lugar donde se ubica el gabinete de Sánchez, no beneficia al presidente ni a quienes se han quedado en Moncloa.

Medias verdades y vergüenza ajena

La relación de Ferraz con Iván Redondo nunca fue del todo buena y durante los últimos meses que estuvo en Moncloa el exjefe de gabinete del presidente del Gobierno se acabó deteriorando hasta convertirse en guerra abierta. El papel de Redondo en la campaña de las elecciones madrileñas y los malos resultados de los socialistas supusieron un punto de inflexión para Ferraz. No es de extrañar que la entrevista televisiva con Jordi Évole no haya sido bien recibida en la sede del partido, sobre todo porque responsabiliza a la dirección del partido de las decisiones que han tenido peores resultados, desde la campaña del 4-M a la fallida moción de censura en Murcia, y solo asume como propios los éxitos.

Desde el partido, entienden que Redondo ha quedado retratado, lejos del aura mítica que se había creado en torno a su figura, y ponen el foco en cómo ha intentado omitir en su relato las cuestiones menos favorables de su etapa en el cargo. Algunas voces van más allá, acusándolo de haber construido un relato alejado de la realidad empleando lo que consideran “medias verdades” o directamente mentiras. Una de las impresiones que más se repiten en privado entre los socialistas es la de haber sentido vergüenza ajena.

Foto: Iván Redondo, exjefe de gabinete del presidente. (EFE)

A pesar de esta sensación de bochorno, a pocos ha sorprendido la actitud de Redondo en la entrevista. En Ferraz, había la conciencia ya antes de su destitución de que el exdirector de gabinete de Sánchez se esforzaba por “dejar rastro” en la opinión publicada de logros que no le pertenecían o de un relato mitificado para agrandar su currículo y dar el salto a la empresa privada tras su paso por Moncloa.

El hecho de que durante la noche electoral de los comicios catalanes del 14 de febrero interviniese para que el candidato del PSC, Salvador Illa, lo nombrase para agradecerle su labor en la exitosa campaña electoral, fue algo que hizo crecer los recelos en Ferraz. De ahí que se interprete la entrevista como una forma de venderse y de construir un relato entre esas medias verdades y la mentira. No en vano, Redondo colocó durante la entrevista, sin que se le preguntase, la promoción de un libro que se publicará en los próximos días sobre su trayectoria profesional.

Deconstruyendo algunas frases

Fuentes del entorno de Sánchez enmarcan la entrevista de Redondo en un intento de "hacer correr un relato" que, denuncian, "no es cierto en algunos puntos". Por empezar por la clave de bóveda de todo, ¿quiso irse él o le echó Sánchez? En el equipo cercano del presidente, confirman que en torno al 21 de mayo, cuando falleció Curro, el perro de Redondo, Sánchez le habla de la posibilidad de ser ministro. Sin embargo, la versión difiere en la profundidad de esa conversación: Redondo interpretó que le quería en el Consejo de Ministros y las fuentes consultadas hablan de que el presidente hizo una "sugerencia".

Sea como fuere, estas fuentes añaden que Sánchez nunca más volvió a concretar la propuesta. ¿Por qué el presidente cambió de opinión, si es que realmente pensó nombrar a Redondo ministro? Las miradas se dirigen en este punto a Ferraz y a los pesos pesados que fue sacando el presidente del Gobierno: Carmen Calvo y José Luis Ábalos, principalmente. Sus salidas, explican las mismas fuentes, hacían incompatible el ascenso de Redondo del gabinete al Consejo de Ministros.

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Redondo conoció que no iba a ser ministro días antes de los cambios, coinciden varias fuentes, y es entonces cuando su relato coincide con su "decidí parar". En el entorno de Sánchez, por su parte, hablan de un "enrocamiento", utilizando una jugada del ajedrez. El exjefe de gabinete le hace llegar al presidente entonces que plantea marcharse de Moncloa.

Durante los últimos días en Moncloa, Redondo ve a "mucha gente". Sánchez utiliza esa semana para un desplazamiento oficial a los países bálticos y es en ese momento cuando perfila su nuevo Gobierno. No habla de nada de ello con su todavía jefe de gabinete y sí que se encarga de cerrar la incorporación de su sucesor: Óscar López. Un silencio por parte del presidente que Redondo no fue capaz de interpretar. De hecho, el anuncio de la inminente remodelación gubernamental, en sábado, también sorprende al donostiarra a punto de marcharse a un viaje personal a Extremadura. Tiene que suspender el desplazamiento, recoge sus cosas de Moncloa y se da un último apretón de manos con Sánchez.

Redondo y su “ego”: “Es un charlatán”

Redondo se queda ahora en tierra de nadie a nivel político. En Moncloa y Ferraz, no quieren saber nada de él: “Por un problema de ego ha destruido su prestigio y su capital político y profesional”, indica una fuente de Presidencia del Gobierno. Redondo dio mucho al PSOE y a Sánchez, pero en este momento ha volado todos los puentes con sus antiguos colaboradores.

El donostiarra pone ahora el punto de mira en la empresa privada. En la entrevista con Évole, abrió la puerta a convertirse en asesor de grandes empresas, pero el problema que surge ahora es que su prestigio profesional queda tocado. “¿Quién va a querer contratar a este charlatán?”, indica uno de sus enemigos antes y ahora. Redondo, por su parte, está haciendo caso omiso a esta ola de comentarios negativos sobre su reaparición en televisión.

Desde su entorno, afirman que su objetivo ahora es promocionar el libro sobre su trayectoria profesional, que sale a la venta en unos días. Sobre la entrevista, Redondo ha manifestado en un tuit que agradece a Évole su disposición: "Magnífica entrevista. No existe Rasputín, solo un profesional de Donosti. Seguimos". Y ha querido enviar un mensaje oculto al PSOE colocando en su mensaje un coche rojo. Se trata de un símbolo del que él siempre presumía: trabajar para el PSOE era para Redondo como pilotar un Ferrari.

¿Quién le va a contratar ahora?”. La frase corresponde a uno de los colaboradores más cercanos del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, unas horas después de la entrevista de la discordia en la que Iván Redondo intentó desmarcarse personalmente de los últimos errores electorales del PSOE y tejer un relato que no ha gustado nada a quienes fueron sus antiguos compañeros. En Moncloa, oficialmente nadie quiere opinar sobre las palabras del exjefe de gabinete, pero sí existe este lunes un fuerte malestar con su reaparición, que consideran “innecesaria”. Una equivocación.

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