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¿Pudo la Policía echar al diputado de Vox? Dudas en el Congreso tras la 'no expulsión'
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los GRUPOS INTENTARÁN UNA SANCIÓN MAYOR

¿Pudo la Policía echar al diputado de Vox? Dudas en el Congreso tras la 'no expulsión'

Un día después del incidente, persisten algunas dudas sobre la actuación del diputado socialista que presidía el Congreso en ese momento. El reglamento, no obstante, parece que da la razón a Alfonso Rodríguez Gómez de Celis

Foto: El diputado de Vox José María Sánchez García (i) es expulsado del hemiciclo. (EFE)
El diputado de Vox José María Sánchez García (i) es expulsado del hemiciclo. (EFE)

De la historia de una expulsión que no fue se ha seguido hablando en el Congreso un día después. La revisión de los hechos ha acrecentado algunas dudas y cerrado otras. Varios grupos parlamentarios del bloque de la izquierda se están planteando una serie de actuaciones para saber por qué el diputado de Vox que llamó "bruja" a una representante del PSOE no abandonó el hemiciclo a pesar de que fue expulsado por quien en ese momento ejercía la presidencia de la Cámara y, por consiguiente, dirigía el debate. Fuentes del Partido Socialista han informado a El Confidencial de que preguntarán a Meritxell Batet qué criterio se siguió, y, en función de la respuesta, tomarán una decisión, sin aventurar cuál. Fuentes de la Mesa destacan, a su vez, que el caso está zanjado porque el diputado retiró el insulto.

Pero, antes de continuar con las secuelas de un lance que ha abochornado a prácticamente todo el Congreso, quizá sea oportuno recuperar la secuencia de los acontecimientos. Alrededor de las 15:45 de este martes, durante la intervención de réplica de la diputada del PSOE Laura Berja en el debate sobre la proposición para reformar el Código Penal y castigar los acosos a las mujeres que deciden abortar, el diputado José María Sánchez García, de Vox, profiere el insulto "bruja", que oyen los presentes en el hemiciclo, quizás unos 100 en ese momento, porque siguen las restricciones de aforo.

El presidente en ese instante, el socialista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, que es vicepresidente primero y, como tal, asume las funciones de Meritxell Batet si está ausente, le llama al orden directamente y le pide que retire la expresión. Comienza la bronca. El vicepresidente cuarto, Ignacio Gil Lázaro, también de Vox, protesta porque no se puede llamar al orden a quien no lo está alterando. Sánchez García se niega a retirar el insulto e intenta explicarlo desde el micrófono de su escaño, pero no puede, porque Celis le quita el uso de la palabra. Le llama al orden por segunda vez y el parlamentario de la formación de Santiago Abascal pregunta "qué quiere significar". El presidente lo explica escuetamente, se trata tan solo de que retire el insulto. El representante de Vox, sin embargo, vuelve a rehusar, y entonces, al ser llamado al orden por tercera vez, se le ordena abandonar el hemiciclo. Expulsión.

Sánchez García se dispone a abandonar el salón de sesiones, pero el portavoz de su grupo, Iván Espinosa de los Monteros, se levanta de su escaño, habla con él y le disuade. Celis, entonces, le recuerda que tiene que irse porque el reglamento así lo estipula. El diputado vuelve a coger su cartera y vuelve a bajar las escaleras para marcharse, pero lo que hace es dirigirse a la Mesa para decirle algo a Celis. En vez de salir, regresa a su escaño. La diputada socialista, en la tribuna de oradores, pues el lance ha interrumpido su discurso de réplica, retoma la alocución y la concluye, tras lo que las bancadas del PSOE y de Unidas Podemos la aplauden. El presidente aprovecha el cese de los aplausos para rogar a Sánchez García que se vaya, y este devuelve la instancia con un ostensible movimiento con el brazo: "No". Aunque no se le oye bien, se le pueden leer los labios y entender que dice a Celis: "No acato su autoridad". "Ponte la mascarilla", grita un diputado en la distancia.

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Acto seguido, un ujier acude al escaño para solicitarle que abandone el hemiciclo, lo que no hace. Con el trabajador de la Cámara a su lado, impasible, ya que el afectado no se va, Sánchez García baja a donde están Espinosa de los Monteros, Macarena Olona y Javier Ortega Smith. Departe con ellos y se sienta otra vez. El presidente decide entonces suspender el pleno durante 10 minutos.

En ese lapso de tiempo, Celis habla con la dirección parlamentaria de Vox. No trasciende lo que comentan, pero el desenlace de la secuencia es revelador. Cuando se reanuda el debate, el presidente solicita a Sánchez García, nuevamente, que retire el insulto. El diputado, ahora sí, acata. "Retiro que la he llamado bruja", proclama.

La aplicación del reglamento

La reproducción de los hechos, paso a paso, permite localizar las dudas razonables e identificar las dudas despejadas. La primera: ¿aplicó correctamente el reglamento Gómez de Celis? La contestación más rigurosa sería "sí, pero no del todo". El presidente en ese momento actuó en función del artículo 104.3, que señala que si un diputado o diputada profiere una expresión contra el decoro de los integrantes del Congreso, se le requerirá la retirada del término o de los términos; añade entonces el precepto: "La negativa a este requerimiento podrá dar lugar a sucesivas llamadas al orden, con los efectos previstos en los apartados anteriores de este artículo".

Foto: Macarena Olona y José María Sánchez. (EFE) Opinión

Esos efectos son los recogidos en el punto 1: "Al diputado y orador que hubiere sido llamado al orden tres veces en una misma sesión, advertido la segunda vez de las consecuencias de una tercera llamada, le será retirada, en su caso, la palabra y el presidente, sin debate, le podrá imponer la sanción de no asistir al resto de la sesión". Justo en esta última parte aparece el matiz que no siguió Gómez de Celis: no avisó tras la segunda llamada de las consecuencias que para él tendría una tercera.

El reglamento, además, ampara a la presidencia a adoptar cuantas medidas considere "oportunas" para velar por el orden del debate y de la sesión. Gil Lázaro, cuando recriminaba a Gómez de Celis que no podía llamar al orden a quien no estuviera alterando el orden, tenía razón en parte, pues seguramente olvidó el citado artículo 104.3.

Qué hacer si el diputado se niega a la expulsión

El texto que regula el funcionamiento del Congreso en todos sus ámbitos marca una guía, pero no está exenta de interpretaciones. Una de las quejas más repetidas en la Cámara este miércoles, día después del incidente, radica en la extrañeza que ha causado que Gómez de Celis no fuera persistente en su decisión. "Si ha sido expulsado, se tiene que ir; no puede seguir en el pleno aunque retire su insulto", afirma una fuente parlamentaria.

Foto: Una ujier del Congreso insiste a Macarena Olona que debe salir de la sala tras expulsarla Batet. (Congreso de los Diputados)

El presidente, una vez resuelve que Sánchez García tiene que abandonar el hemiciclo, quizá tuvo que desplegar todo el repertorio de actuaciones destinadas a que se cumpla su autoridad, menos una, que es peliaguda. Nada en el reglamento prohíbe el acceso de policías o de operarios de seguridad. Qué personas entra a los plenos es una potestadexclusiva de quien ejerza en ese momento la máxima autoridad. Celis podría haber ordenado al cuerpo de seguridad del palacio que pidiese al diputado rebelde que se fuese. Sin embargo, hacer algo así hubiera sido extremo y fuentes parlamentarias veteranas aclaran a El Confidencial que se trata de una medida a todas luces inconveniente. El citado artículo 105 incluso permite "poner a disposición judicial" a quienes "perturbaren" el orden, siempre por decisión de la presidencia. Y el 106 hasta contempla la suspensión del cargo durante un mes si se interpreta que el desorden es grave.

El diputado socialista siguió un guion tácito en estos casos, es decir, un repertorio más o menos ortodoxo. Pidió a un ujier que instara al diputado a cumplir la orden dada, la expulsión, y al no lograrlo, suspendió la sesión durante 10 minutos. Es a partir de entonces cuando las dudas se aglomeran.

La sanción a la que se acercó el diputado de Vox figura en los artículos 101 y 104. Empecemos por este último, que en su apartado segundo dice: "Si el diputado sancionado no atendiere al requerimiento de abandonar el salón de sesiones, el presidente adoptará las medidas que considere pertinentes para hacer efectiva la expulsión. En este caso, la Presidencia, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 101, podrá imponerle, además, la prohibición de asistir a la siguiente sesión". Vayamos ahora al 101, que habla de la suspensión temporal del ejercicio de diputado, sanción motivada por cuatro razones, entre ellas, la negativa a abandonar el salón de sesiones tras haber sido expulsado. Se trata de una medida tan grave que solo puede adoptarla el pleno en sesión secreta.

No hubiera estado de más, apuntan algunas fuentes, que el presidente advirtiera al diputado de Vox de los riesgos que corría, reglamentariamente hablando, si rehusaba salir del hemiciclo tras ser expulsado. Quizá lo hizo en la conversación privada que tuvo a lo largo de los 10 minutos de receso.

El caso es que Gómez de Celis optó por intentar convencer al representante de Vox de que tenía que retirar el insulto, y es lo que logró. Dado que el reglamento le ampara como máxima autoridad durante los debates, queda poco margen para que el caso se reabra. El artículo 32 del propio reglamento otorga a la presidencia la dirección de los debates y el mantenimiento del orden en los mismos, así como la interpretación de dicho reglamento "en caso de duda".

Poco queda por hacer, aunque varios grupos, probablemente el PSOE, lo van a intentar.

De la historia de una expulsión que no fue se ha seguido hablando en el Congreso un día después. La revisión de los hechos ha acrecentado algunas dudas y cerrado otras. Varios grupos parlamentarios del bloque de la izquierda se están planteando una serie de actuaciones para saber por qué el diputado de Vox que llamó "bruja" a una representante del PSOE no abandonó el hemiciclo a pesar de que fue expulsado por quien en ese momento ejercía la presidencia de la Cámara y, por consiguiente, dirigía el debate. Fuentes del Partido Socialista han informado a El Confidencial de que preguntarán a Meritxell Batet qué criterio se siguió, y, en función de la respuesta, tomarán una decisión, sin aventurar cuál. Fuentes de la Mesa destacan, a su vez, que el caso está zanjado porque el diputado retiró el insulto.

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