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"Tengo los nervios destruidos": el calvario de obtener el Ingreso Mínimo Vital
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"Tengo los nervios destruidos": el calvario de obtener el Ingreso Mínimo Vital

Seis mujeres que llevan meses tratando de cobrar el IMV describen una odisea administrativa entre la confusión, el absurdo y el sadismo burocrático

Foto: Reparto de alimentos en Madrid. (EFE)
Reparto de alimentos en Madrid. (EFE)
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“Es un calvario”.

“Nos tratan como a burros”.

“Nadie está a salvo de caer en esto”.

Parecen testimonios de víctimas de una secta turbia, pero son testimonios de víctimas de la tramitación del Ingreso Mínimo Vital (IMV).

Lo que se presentó como “el mayor avance en derechos sociales”, según el ex vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias, ha acabado convertido en el mayor avance en burocracia kafkiana para algunos. Personas en riesgo de exclusión surfeando la administración digital y los sótanos burocráticos más enigmáticos.

Los casos

He aquí seis mujeres que han vivido una odisea burocrática con el IMV.

Erika, Madrid, 24 años, madre: Consiguió cobrar el IMV de oficio, pero dejó de hacerlo por un embrollo burocrático (relacionado con unidades familiares, empadronamientos y pedirlo con o sin pareja) que derivó en bifurcación de solicitudes. La administración le dijo: "No te preocupes, volverás a cobrarlo en 30 días", pero lleva meses sin ver un euro. Una de sus solicitudes desapareció y ha entrado en el bucle del "vuelva usted mañana". ¿Qué ha pasado? Ni siquiera los funcionarios lo saben: “Unos me dicen que empiece de cero y otros que espere”, cuenta hastiada.

"A los que realmente necesitamos el Ingreso Mínimo Vital nos están echando a un lado"

Lydia, Almería, 32 años: Le denegaron el IMV por ingresar más de 5300 euros el año anterior, pero reclama que parte de esos ingresos (de otras ayudas) están exentos. Critica que la foto que hace el Estado siempre es antigua. “Si yo en 2021 no estoy cobrando nada, ¿por qué estudian lo que gané el año anterior? ¡Si es ahora cuando lo necesito! Y al revés: igual te dan la ayuda justo cuando acabas de encontrar trabajo. Cuando hablamos de colectivos en riesgo de exclusión, se debería valorar la situación caso por caso y en este instante”.

Elizabeth, Córdoba, 41 años, separada y con dos hijas a su cargo (una tiene una enfermedad rara): Trata de cobrar el IMV desde hace 14 meses. La Administración le dijo que ingresaba demasiado para cobrarlo, entre otras cosas, porque se contabilizaron la manutención de su exmarido… que no le había pagado nada en seis años. En su reclamación añadió papeles del juzgado: su ex le debe 29.500 euros, pero varios meses después, sigue sin tener noticias del IMV.

"Me harté de llamar a la seguridad social. No solían responder, pero cuando lo hacían, era una persona diferente con una explicación distinta"

Johanna, Málaga, 36 años, separada y con una hija de 18 años a su cargo: Lleva 15 meses tratando de cobrar el IMV. Cumplía los requisitos, pero nunca le respondieron su primera solicitud. “Me harté de llamar a la seguridad social. No solían responder, pero cuando lo hacían, siempre era una persona diferente con una explicación distinta: que si me faltaban papeles, que no hiciera nada y esperara, que empezara de cero”. Volvió a solicitarlo… y comenzó el verdadero infierno: “Lo rechazaron porque dijeron que ya tenía un expediente abierto”. En ese limbo, entre una petición que nadie sabe dónde está y otra que no se tramita porque hay una anterior que nadie sabe dónde está, vive atrapada. “Es un calvario”, afirma. Su exmarido no le pasa la manutención y lleva meses sin pagar el alquiler: “En mi casa no entra un euro. Solo espero que no me echen del piso”.

Elena, El Coronil (Sevilla), 42 años, dos menores a su cargo (una de ellas con discapacidad): Trata de cobrar el IMV desde julio de 2020. Se lo denegaron por ser la administradora de una sociedad mercantil. Reclamó (la mercantil estaba muerta) y le dieron la razón, pero solo era la primera valla de los 3000 obstáculos de la burocracia. Demostrar que estaba en la, ejem, mierda no ha sido sencillo. Se lo denegaron por no llevar más de un año en la misma unidad de convivencia (ella con sus hijas). En realidad, su pareja les había abandonado hacía mucho más tiempo, pero como seguía empadronado allí, computaba. Tuvo que demostrar a la Administración que su exmarido, al que llama “ese señor”, no le pasaba nunca dinero. Volvió a reclamar, pero lleva ocho meses sin obtener respuesta. Carga con una hipoteca (“Cualquier día vendrán a echarme de casa”) y limpia casas entre semana. “Yo quiero trabajar. Trabajar te dignifica”, zanja.

"Mi hija me vio tan mal que me dijo: ‘Mamá, tengo 10 euros, te los doy si quieres… Mis hijas no se han quedado nunca sin comer, yo sí"

Teresa (nombre ficticio), Madrid, 28 años: Solicitó el IMV en julio de 2020. Seis meses después, se lo denegaron: decían que superaba los ingresos… pero Teresa era madre soltera sin ingreso alguno. ¿El error? En su casa había un empadronado (antiguo) que sí los superaba, “Yo llevaba cuatro años viviendo sola con mi hija en la casa”, cuenta. Volvió a pedir el IMV hace tres meses, pero no ha tenido respuesta de la Administración, pese a las llamadas y los intentos (fallidos) por conseguir una cita presencial: “La página dice siempre que están todas cogidas”. “Harta de todo”, se presentó en la seguridad social; aunque no le atendieron (“Nos tratan como a apestados”), el 'segurata' le explicó un truco para acceder al SISTEMA: pedir la cita previa online a partir de medianoche. “Funcionó”. En octubre logrará que un funcionario le dé explicaciones en persona. “Es todo un caos”, resume.

Los testimonios

Mezclamos los testimonios de las mujeres para hablar sobre su relación con la administración (desasosegante) y el desgaste de solicitar el Ingreso Mínimo Vital.

Elena: “En la seguridad social ni me cogen el teléfono ni me responden los correos”.

Johanna: “Hoy me he pasado toda la mañana llamando, pero nadie me contesta, solo una voz que dice que el servicio está saturado. Todo está mal hecho y mal organizado”.

Elena: “He mandado todo tipo de papeles. ¿Qué más quieren? Siento que están jugando con mis sentimientos y mi dignidad. Es muy injusto. Cuando anunciaron el Ingreso Mínimo Vital vi el cielo abierto, pero ahora tengo los nervios destruidos”.

Elizabeth: "No te cogen el teléfono, y cuando lo hacen, están de mala hostia. Somos personas, pero nos tratan como a burros".

Foto: El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE)
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Ángel Alonso Giménez Gráficos: Marta Ley

Elena: “Yo antes vivía mejor, sin lujos, pero mejor. Nadie está a salvo de caer en esto, le puede pasar a cualquiera, pido un poco más de empatía a la Administración”.

Lydia: “Mi sensación es que lo llenan todo de trabas para que acabes tirando la toalla”.

Elena: “Te colocan en una situación que parece que estés mendigando, cuando el IMV es una ayuda a la que tengo derecho”.

Erika: "A los que realmente lo necesitamos nos están echando a un lado".

Teresa: “Si lo llaman ingreso VITAL será por algo. Yo no tengo otra cosa a la que agarrarme”.

Elena: “Mi hija me vio una vez tan mal que me dijo: ‘Mamá, tengo diez euros, te los doy si quieres… Mis hijas no se han quedado nunca sin comer, yo sí”.

Johanna: "Hoy [el pasado viernes] he hablado con la seguridad social otra vez para ver cómo va mi reclamación. El hombre que me atendió me dijo que volviera a llamar en un mes. Es de vergüenza".

Teresa: “Esto quema mucho, estoy saturada, siento muchísima rabia”.

Traca final

“Al principio, hubo tanto atasco que parecía que estaban ralentizando las ayudas aposta, quizá porque no había presupuesto. Los últimos meses va mejor, pero sigue siendo insuficiente, y el ministro [José Luis Escrivá, de Exclusión y Seguridad Social] ha empezado a jugar con las cifras: de prometer ayuda para 850.000 hogares por la vía rápida, a llegar a esa cifra al final de la legislatura [en junio se llevaban 330.000 ayudas concedidas]. Idea buena… caos de gestión”, resume Joaquín García, presidente de la Asociación Víctimas del Paro, que asesora a personas atrapadas en el pozo burocrático del Ingreso Mínimo Vital.

Las críticas de los expertos se centran en una hiperburocratización que lleva a situaciones absurdas. Aunque la cuantía media del IMV es de 448,67 euros, hay personas cobrando 20 euros al mes y otras cuantías ridículas, lo que no impide que engrosen las cifras de agraciados del subsidio.

En la web del ministerio de Inclusión se dice que el Ingreso Mínimo Vital es "una prestación dirigida a prevenir el riesgo de pobreza y exclusión social”. De prevenir el riesgo de perder la cabeza mientras se tramita el Ingreso Mínimo Vital, nada dice nada el ministerio.

“Es un calvario”.

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