Dudas en el PP por la crisis de Ceuta y Abascal: "No debemos entrar en esos debates"
Génova insiste en su rechazo a los cordones sanitarios mientras cierra filas con Vivas. Hay dirigentes que ven un completo error participar en controversias sobre 'personas non gratas'
El PP no va a poder pasar página en la crisis de Ceuta tan rápido como quisiera. Vox forzará una nueva votación en la Asamblea de la ciudad autónoma para revertir la declaración de ‘persona non grata’ sobre Santiago Abascal. No será por la vía de urgencia este mismo miércoles como pretendía la formación, pero el debate llegará con toda seguridad en septiembre. El objetivo de Vox es tensionar a los populares y hacerles cambiar de posición, ya que su abstención permitió que la propuesta saliera adelante. El PP guarda silencio y no despeja la incógnita sobre lo que hará, aunque en Génova cierran filas con el presidente ceutí, Juan Jesús Vivas. La cuestión es que hay muchos dirigentes que ven un error entrar en la dinámica de estos debates, que ellos han sufrido en primera persona, y entienden que la formación siempre debe posicionarse en contra de declaraciones de ese tipo.
Alberto Núñez Feijóo lo expresó con claridad: “No me gusta con carácter general la declaración de ‘persona non grata’ y creo que debería excluirse del debate político. Eso se lo dejamos a los nacionalistas y a la izquierda”. En realidad, la formación en Ceuta ni impulsó ni votó a favor de la moción contra Abascal, sino que optó por la abstención. Todas las voces del PP reconocen “la autoridad moral” de Vivas para gestionar la postura del partido en la ciudad autónoma, “que conoce como nadie”.
Sin embargo, hay cuadros que dudan de la decisión tomada con independencia de que el protagonista fuera Abascal. Entienden que habría que buscar la manera de denunciar el riesgo que tienen sus declaraciones para la convivencia en Ceuta sin llegar a fórmulas que el PP ha vivido en otros territorios como Cataluña o el País Vasco: "No debemos entrar en esos debates", apuntan a este diario.
El líder del PP en Cataluña, Alejandro Fernández, fue el más contundente, al tildar la declaración de ‘persona non grata’ como una “práctica antidemocrática, tribal, repulsiva, que expulsa de la comunidad a las personas por sus ideas”. También la exdiputada catalana Andrea Levy recordó que algunos dirigentes populares, incluida ella, “han sufrido directamente un señalamiento” similar. Esta posición se parece más a la que ha mantenido en su conjunto Ciudadanos, con Inés Arrimadas al frente, mostrándose absolutamente taxativa contra ese tipo de iniciativas. Precisamente, insisten en el partido naranja, “por haberlo sufrido en sus propias carnes”. En todo caso, la formación liberal no tiene representación en la ciudad autónoma.
A las dudas que manifiestan algunos dirigentes del PP se une el baile de declaraciones que se ha producido en la propia dirección estos días, lo que demuestra que Génova no esperaba que la polémica llegara a tener estas dimensiones. De hecho, los populares repiten una y otra vez que no entrarán al debate y que lo único que les importa es seguir consolidando la alternativa a Pedro Sánchez, ahora que lideran con soltura todas las encuestas. Achacan a la caída de Vox en los sondeos “y su nerviosismo” los ataques al partido, aunque restan credibilidad a su capacidad de acción teniendo en cuenta que no dejarán caer gobiernos en favor de la izquierda. En Andalucía, sin embargo, sí han cumplido alguna amenaza.
El propio Pablo Casado quiso zanjar la polémica aprovechando su participación telemática en un seminario al que tendría que haber acudido en persona en Colombia, y que al final se suspendió por las restricciones sanitarias. El líder del PP aseguró que su partido “nunca ha levantado cordones sanitarios ni ha demonizado a ningún político democrático”, y afirmó: “Tan solo reivindicamos una política responsable y de Estado en cuestiones fundamentales”, tratando de fijar la posición popular.
Cuando la polémica estalló en Ceuta —el presidente de la ciudad autónoma no consultó a la dirección nacional y decidió abstenerse directamente—, los populares aseguraron que su única opinión era estar en contra de este tipo de declaraciones. También Vivas, aunque añadió: “Tampoco el cordón sanitario de Abascal, que es el que lo promueve en Ceuta contra los ceutíes”.
Pero después vinieron los matices. Por un lado, el portavoz nacional y alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, cerró filas con el presidente de la ciudad autónoma: “Hacen falta más Juan Vivas y menos declaraciones incendiarias”, aseguró. Además, fuentes de Génova reiteraban su apoyo absoluto al PP de Ceuta e incluso Teodoro García Egea compartió una conversación telefónica con el presidente para brindarle su ánimo. Un día después, tanto el líder de los populares como su vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, insistían en dejar claro que al partido “no le gusta la figura de la ‘persona non grata’ porque no lleva a ningún lado”.
Aunque en la formación sostienen que el mensaje está “cohesionado”, las posturas llevan a alguna contradicción: defienden al presidente Vivas y, al mismo tiempo, condenan la declaración en la que el PP se abstuvo. Y gracias a ello salió adelante. Génova evita hablar con la misma claridad que otros dirigentes populares, que recalcan los ejemplos vividos y que ponen en un brete la posición del partido en Ceuta. Sin ir más lejos, Feijóo recordó que vivió la declaración de ‘persona non grata’ a Mariano Rajoy en el Ayuntamiento de Pontevedra. Aquella votación salió adelante con el respaldo de BNG y PSOE.
En los últimos años, esa declaración se ha repetido en muchos municipios de Cataluña de manera continua. El pleno de Llavaneres (en la provincia de Barcelona) votó a favor de que Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, Arrimadas y Felipe VI fueran considerados ‘personas non gratas’ en ese ayuntamiento en 2017. Desde ese año, otros municipios hicieron lo mismo con el jefe del Estado, incluido el de la ciudad de Girona. El debate llegó también al pleno de Barcelona, pero el partido de Ada Colau lo frenó y la propuesta quedó rechazada.
El PP no va a poder pasar página en la crisis de Ceuta tan rápido como quisiera. Vox forzará una nueva votación en la Asamblea de la ciudad autónoma para revertir la declaración de ‘persona non grata’ sobre Santiago Abascal. No será por la vía de urgencia este mismo miércoles como pretendía la formación, pero el debate llegará con toda seguridad en septiembre. El objetivo de Vox es tensionar a los populares y hacerles cambiar de posición, ya que su abstención permitió que la propuesta saliera adelante. El PP guarda silencio y no despeja la incógnita sobre lo que hará, aunque en Génova cierran filas con el presidente ceutí, Juan Jesús Vivas. La cuestión es que hay muchos dirigentes que ven un error entrar en la dinámica de estos debates, que ellos han sufrido en primera persona, y entienden que la formación siempre debe posicionarse en contra de declaraciones de ese tipo.