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El fascista Juan de la Cierva: el Gobierno borra del mapa al inventor del autogiro
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EN BASE A LA LEY DE MEMORIA HISTÓRICA

El fascista Juan de la Cierva: el Gobierno borra del mapa al inventor del autogiro

El Gobierno prohíbe que Murcia bautice su aeropuerto con el nombre del ingeniero y luego lo elimina de un premio nacional. Historiadores advierten de que la ley es difusa e interpretable

Foto: El ingeniero Juan de la Cierva, frente a su autogiro.
El ingeniero Juan de la Cierva, frente a su autogiro.

La última controversia a cuenta de la Ley de Memoria Histórica ha pasado algo más desapercibida que otras anteriores, pero en Murcia es muy relevante y ha levantado una enorme polvareda. El Gobierno, a través de la Secretaría General de la Memoria Democrática, ha prohibido que el aeropuerto de Corvera lleve el nombre de Juan de la Cierva.

La primera reacción de muchos murcianos ha sido el estupor. ¿El ingeniero aeronáutico más célebre de Murcia y posiblemente de España no es digno de dar nombre al aeropuerto regional? La reacción de otros tantos murcianos ha sido el alivio: De la Cierva participó activamente en la sublevación militar encabezada por Francisco Franco en 1936, así lo acreditan contratos y documentos oficiales. Era pues humillante para las víctimas que el aeropuerto homenajeara a un golpista. Pero eso no quita que De la Cierva sea el inventor del autogiro, precursor del helicóptero, y uno de los españoles más universales. ¿Dónde está la frontera entre dignidad y la indignidad democrática?

De la Cierva participó en la sublevación militar encabezada por Franco en 1936, según contratos y documentos oficiales

La respuesta es sencilla: la frontera está en la ley. Pero esa Ley 52/2007, más conocida como Ley de Memoria Histórica, impulsada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, es cuanto menos difusa. Su redactado es ambiguo, muy abierto a la interpretación, y por lo tanto foco evidente de disputa. Ahí tenemos el caso de Juan de la Cierva. El ingeniero, nacido en Murcia en 1895, colaboró desde Londres en la logística del golpe militar contra la Segunda República. Está acreditado que alquiló el avión Dragon Rapide en el que Franco viajó desde Tenerife hasta Marruecos para iniciar el alzamiento militar. Investigaciones sostienen que intermedió desde el extranjero ante Italia y Alemania para que apoyaran a los sublevados. Pero De la Cierva murió en un accidente de avión en diciembre de 1936 y no participó ni en la contienda ni en la represión posterior. Es más, sus descendientes aseguran que el célebre ingeniero nunca supo con qué intención real se usaría el Dragon Rapide. Él, a fin de cuentas, era un monárquico contrario a la República, no un fascista. ¿Español universal o vergüenza de nuestra memoria?

placeholder El autogiro de De la Cierva, precursor del helicóptero, en una imagen de archivo. (EFE)
El autogiro de De la Cierva, precursor del helicóptero, en una imagen de archivo. (EFE)


Condenado por un informe

“Está muy claro, es un tipo que se puso al servicio de los sublevados desde antes de la conspiración. Entiendo que el Gobierno de Murcia se obceque en ponerle Juan de la Cierva a su aeropuerto, pero el Gobierno central no está obligado a aceptarlo. La historia que conocemos en base a fuentes primarias es que fue un señor que participó en la conspiración”, sostiene el historiador Ángel Viñas. Su opinión es clave en este asunto porque Viñas es el verdugo historiográfico de De la Cierva. Fue un informe suyo de folio y medio de extensión remitido a Moncloa el que sentenció al ingeniero. Tras leerlo, el Gobierno, en este caso la Secretaría de Estado de Memoria Histórica, dictaminó que el inventor del autogiro queda inhabilitado para dar nombre al aeropuerto de su tierra.

“Yo había publicado varios artículos en mi blog señalando la participación directa de De la Cierva en la conspiración, y le he dedicado al tema parte de tres libros. Un día [2019] hablé con un periódico de Murcia y la Secretaría de Estado me llamó y me pidió un informe técnico. El informe ni lo cobré porque me costó un par de horas hacerlo. Él contribuye a adquirir aviones de combate desde Londres, y le manda una carta al general Mola que es clarísima. Uno no obtiene aviones de combate si no está dispuesto a la guerra. No es solo el alquiler del Dragon Rapide, son muchas cosas más antes y durante los primeros meses del alzamiento. Mandé el informe y no volví a saber nada más del asunto”.

"De la Cierva contribuye a adquirir aviones de combate y le manda una carta al general Mola que es clarísima", afirma Ángel Viñas

El 7 de mayo, la secretaría de Estado de Memoria Histórica remite su dictamen al ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. El 31 de mayo, el ministerio de José Luis Ábalos hace lo propio con el Gobierno de Murcia: queda prohibido ponerle Juan de la Cierva al aeropuerto. En la última semana, el gobierno regional y media sociedad murciana han protestado con amargura. No entienden que ahora tumben una denominación que la comisión de Fomento del Congreso de los Diputados, con el mismo Ábalos al frente, había aprobado en febrero de 2019. Antes, en enero, un busto de De la Cierva había presidido la inauguración oficial del aeropuerto, a la que acudieron los Reyes.

placeholder El Rey descubre la placa de inauguración del aeropuerto de Murcia en 2019. (EFE)
El Rey descubre la placa de inauguración del aeropuerto de Murcia en 2019. (EFE)

El Partido Popular de la ciudad de Murcia ha tachado la decisión de “sectaria y autoritaria”. El consejero de Fomento e Infraestructuras, José Ramón Díez Revenga, ha acusado al presidente Pedro Sánchez de “reescribir la historia” con ”una interpretación sesgada de este ilustre murciano, desoyendo al sentir de una región”. La patronal y las Cámaras de Comercio de Murcia, Cartagena y Lorca directamente han pedido al Gobierno regional que “no tome en consideración” el informe de Moncloa.

¿Puede el Gobierno mandar al sumidero de la historia a Juan de la Cierva en base a un informe elaborado por un único historiador? Ángel Viñas sostiene que los hechos son “contundentes”, pero que él no habría tenido inconveniente en que otros historiadores se sumaran a las valoraciones. “La decisión es del Gobierno. Ellos me pidieron un informe, les dije que creo que no es adecuado porque sería ensalzar la figura de un conspirador levantado en armas contra la república, y nada más. Se podría haber creado un comité de expertos, por supuesto. Y si tras leer mi informe el Gobierno hubiera seguido adelante con ponerle Juan de la Cierva al aeropuerto, no le daría más importancia. Yo no tengo un interés económico ni político en este asunto”.

Extirparlo del espacio público

Está claro que la decisión de Moncloa abre un melón enorme. Porque Juan de la Cierva da nombre a institutos de enseñanza, a plazas, a calles e incluso al prestigioso Premio Nacional de Investigación para el área de Transferencia de Tecnología y a unas becas postdoctorales de promoción del talento científico. ¿Hay que suprimir su nombre de todo espacio público? Parece que el Gobierno así lo ha determinado. No puede forzar a los ayuntamientos a retirar las placas con su nombre, pero ya ha anunciado que el inventor del autogiro dejará de dar nombre al premio nacional de investigación y probablemente también desaparecerá de las becas posdoctorales. Hasta las páginas oficiales de ambas áreas en el ministerio de Ciencia están caídas.

El ministerio de Ciencia ha retirado su nombre de unos premios de investigación, junto a otros nueve ilustres científicos españoles

El ministerio de Ciencia, promotor de los premios nacionales, ha retirado también los nombres de Santiago Ramón y Cajal, Ramón Menéndez Pidal, Gregorio Marañón y hasta un total de 10 personajes históricos que daban nombre a distintos premios, lo que genera suspicacias: para cancelar a De la Cierva, había que cancelarlos a todos. El ministerio asegura que esto nada tiene que ver con la polémica del aeropuerto, pero la coincidencia temporal es casi exacta. Además, la decisión es cuanto menos estrambótica. “Me parece indigno”, “un despropósito, no tiene razón de ser y lo que no se puede es politizar la ciencia”, son solo dos de las reacciones furiosas del mundo de la ciencia recogidas este miércoles por el diario ABC.

Con razón o sin ella, parece clara la voluntad del Gobierno de borrar a Juan de la Cierva, hasta hace dos días español insigne, de la memoria colectiva y arrinconarlo al mero ámbito profesional de la aviación.

placeholder Manifestación contra la impunidad de los responsables fascistas. (EFE)
Manifestación contra la impunidad de los responsables fascistas. (EFE)

¿Pero cómo se ha pasado de darle el ‘sí’ en el Congreso a rechazarlo crudamente dos años más tarde? Las voces más suspicaces señalan un escarmiento del Gobierno socialista al gobierno popular de la Región de Murcia, uno de los ejecutivos regionales más díscolos con Moncloa. Los hechos que conocemos son menos morbosos y tienen un nombre: Federación de Asociaciones de Memoria Histórica de la Región de Murcia (FAMH-RM). Fue esta federación la que puso el grito en el cielo cuando la Asamblea murciana aprobó el nombre en el año 2017 (PP, Ciudadanos y Vox a favor; PSOE y Podemos en contra) y la que removió cielo y tierra cuando el Congreso lo confirmó en 2019. Contactó a varias administraciones y dio con la tecla en el secretario de Estado de Memoria Histórica, Fernando Martínez.

Lo cuenta su vicepresidente, Bernardo Sánchez: “Nos entrevistamos otro compañero y yo con Martínez en Madrid cuando todavía su área era una dirección general. No tenía ni idea del caso y se sorprendió. Nos dijo que lo estudiarían. La cosa parecía complicada y así nos lo dijeron más adelante. Les amenazamos con una demanda. ¿Cómo puede saltarse la Ley de Memoria Histórica un Gobierno que acaba de aprobar un anteproyecto para mejorar esa ley? Hemos estado en ascuas mucho tiempo y nos hemos enterado por la prensa de la prohibición. Sin nuestra presión, no tengo ninguna duda de que el aeropuerto se llamaría Juan de la Cierva. Hemos hecho cumplir la ley, hemos dignificado a la Región de Murcia y hemos luchado por la salud democrática”.

"Debería desaparecer del espacio público y estar solo en museos o ámbitos privados", considera la federación murciana de memoria histórica

¿Eliminaría la FAMH-RM el nombre de De la Cierva de plazas, calles y espacios públicos? “Sin ninguna duda lo quitaríamos todo, pero es complicado. Debería desaparecer del espacio público y estar solo en museos de ciencias o ámbitos privados. De la Cierva no fue un franquista sin más. Intercedió con Mussolini y parece que con Wilhelm Canaris [jefe de la inteligencia nazi]. Esto no solo lo ha demostrado Viñas sino también historiadores locales”.

Víctimas y verdugos

“España no es el único país con problemas de memoria, pero aquí la división entre víctima y verdugo no es clara”, sostiene Julio Ponce, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla. “Hay víctimas que antes fueron verdugos y verdugos que con el tiempo pasan a víctima. El mundo es mucho más una paleta de grises que un blanco y negro, que es la situación en la que nos encontramos. Estas cosas, como lo de De la Cierva, pasan porque no hay una política pública seria de memoria histórica. Existen ocurrencias, política de gestos, de emociones para objetivos a corto plazo, como ganar unas elecciones y mantenerse en el poder, que es lo que ocurrió con la salida de Franco del Valle de los Caídos pocas semanas antes de unas elecciones generales. Una política pública de memoria requiere de consenso amplio en su aprobación, asesoramiento de un grupo de especialistas heterogéneo, plazos determinados para conseguir unos objetivos concretos y acompañamiento económico. Nada de eso se cumple”.

placeholder Evacuación de los restos de Franco del Valle de los Caídos. (EFE)
Evacuación de los restos de Franco del Valle de los Caídos. (EFE)

Sin ser especialista en el personaje, Ponce expone su visión sobre De la Cierva como ejemplo de los excesos cometidos en la cancelación de nombres históricos. “De la Cierva no era falangista sino monárquico, y casi todo el círculo cercano a Alfonso XIII estaba a favor del golpe del 18 de julio, ellos y otros muchos. Afincado en Inglaterra, De la Cierva nunca conoció a Franco. Su papel es el de enlace para alquilar el Dragon Rapide y posiblemente otras cuestiones, pero desde el contexto de fidelidad a la monarquía. Luego muere en diciembre del 36. Decir que De la Cierva estaba implicado en el golpe y tuvo responsabilidad de guerra es debatible. Y aun así, esto no había sido nunca un problema para poner su nombre en becas, premios y espacios públicos hasta hoy. Tomar parte de su biografía como anatema condenatorio no me parece muy sensato. ¿Qué hacemos pues con Adolfo Suárez, cuyo nombre está en el aeropuerto de Madrid? ¿Qué sentido tiene una calle Buenaventura Durruti, que participó en la guerra? ¿O calle José Díaz, secretario general del PCE?”.

Sobre la supresión de los nombres célebres en los premios científicos, Ponce es taxativo: “Todo esto no hace otra cosa que empobrecernos culturalmente como país”. Este diario ha contactado sin éxito al secretario de Estado Fernando Martínez para obtener su punto de vista.

"Reformular la vida civil"

La voz autorizada más dura en contra del anteproyecto de Ley de Memoria Democrática aprobada por el actual Gobierno, que viene a modificar y ampliar la actual ley de Zapatero, ha sido la del eminente hispanista Stanley G. Payne. En un reciente artículo, el doctor en Historia afirma que esta ley es la “propuesta más grave, arbitraria y punitiva acerca de discusiones históricas que se ha visto en el mundo Occidental”, y es el colofón a “un esfuerzo de 20 años por parte de la izquierda española por limitar la expresión y reformular la vida civil” .Dice Payne que "la historia se convierte en un espectáculo político, poco más que un recuento de héroes y villanos cuya función principal es desenmascarar a los opresores, separando a las generaciones pasadas entre víctimas que ser reafirmadas y santificadas y victimarios que ser silenciados y demonizados. Proyecta la culpa en cabezas de turco del pasado, especialmente si son alguien que pueda ser identificado con oponentes políticos del presente”.

"Estas decisiones han de quedar en manos de comisiones técnicas, pero no pocas veces quienes lo determinan son órganos políticos"

El pecado original de la Ley de Memoria Histórica no es, según los historiadores, su mera existencia, pues resarcir a las víctimas es un claro avance democrático. El problema es la ambigüidad del redactado de la ley. “Genera muchos problemas de interpretación, hay sentencias que han tumbado informes de ayuntamientos en base a resquicios por la deficiente redacción de los artículos”, advierte Francisco Acosta, profesor de Historia en la Universidad de Córdoba y especialista en Memoria Histórica y Democrática. Por eso, condenar póstumamente a un personaje célebre como Juan de la Cierva requiere de un escrúpulo especial. “Estas decisiones han de quedar en manos de comisiones técnicas, pero no pocas veces quienes lo determinan son órganos puramente políticos y no siempre en base a informes muy fundamentados. No entro en el caso de De la Cierva, pero yo establecería criterios muy claros y algunas cautelas. Si por imperativo de ley su nombre no puede presidir lugares públicos, eso no implica que haya que eliminar de la faz de la tierra toda su obra”.

placeholder Bocetos del autogiro, en una exposición conmemorativa. (EFE)
Bocetos del autogiro, en una exposición conmemorativa. (EFE)

¿Y si la ley es porosa, dónde está la frontera? “No hay un límite claro porque no hay una metodología concreta”, resume Acosta. “Uno de los problemas del franquismo respecto al nazismo es que dura 40 años, obviamente una cantidad importante de la población desarrolla su activida pública en el marco de la dictadura. Ahí debemos distinguir entre participación directa en la sublevación y la represión posterior, y al que solamente se desarrolló dentro del régimen. La apología de la represión y el fascismo, donde parece que se encaja a De la Cierva, claramente entraría en la ley. Pero yo no tengo claro que haya que ir a más, la memoria responde a demandas públicas de reparación de las víctimas, y no veo que la sociedad actual exija más allá de las justas demandas que tienen que ver con la dignificación de las víctimas”.

"La memoria responde a demandas públicas de reparación de las víctimas, y no veo que la sociedad actual exija más allá de las justas"

¿Ofendería o humillaría a las víctimas homenajear a Juan de la Cierva en el aeropuerto de Murcia? Depende del sentir de cada víctima, pero resulta casi imposible establecer un dictamen categórico. O en opinión de Ponce: “¿El hospital Doctor Negrín [en Las Palmas de Gran Canaria] ofende a las víctimas? Pues no lo sabemos, pero está bien puesto por su condición de doctor, no en su condición de presidente de Gobierno durante la guerra civil. ¿Darles a Indalecio Prieto y a Largo Caballero calles en Madrid está bien? Las puso el PP en los 80 y luego se las quita el mismo PP en base a la Ley de Memoria Histórica. Como no tenemos una política pública de memoria seria, vivimos a base de estas ocurrencias que lo único que consiguen es agitar las emociones y provocar el enfrentamiento”.

La futura Ley de Memoria Democrática del actual Gobierno viene, sobre el papel, a darle coherencia y dotar de financiación a la vieja ley de Zapatero. Es una incógnita si servirá para rebajar la alta tensión de estas decisiones. El Gobierno de Pedro Sánchez parece decidido a apretar a fondo el pedal de la reparación democrática, tal como demuestra el episodio de Juan de la Cierva. Sin embargo, sigue sin exponerse un objetivo claro dentro de la ley, ni nombrarse ningún comité de expertos heterogéneo que dé apoyo a las decisiones que, en última instancia, se toman dentro de La Moncloa. O dentro de cada ayuntamiento en base a criterios no siempre claros.

La última controversia a cuenta de la Ley de Memoria Histórica ha pasado algo más desapercibida que otras anteriores, pero en Murcia es muy relevante y ha levantado una enorme polvareda. El Gobierno, a través de la Secretaría General de la Memoria Democrática, ha prohibido que el aeropuerto de Corvera lleve el nombre de Juan de la Cierva.

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