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Cargando leche por los montes nevados: el temporal pone en jaque al mundo rural
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HAY MUCHAS EXPLOTACIONES AISLADAS

Cargando leche por los montes nevados: el temporal pone en jaque al mundo rural

Dos ganaderos de Bustarviejo llevan una semana sacando a hombros la producción de sus cabras aisladas. El sector agrario aguanta como puede el hielo; los destrozos son cuantiosos

Foto: Dos ganaderos de Bustarviejo cargan la leche por los campos nevados. (Greenpeace/Pedro Armestre)
Dos ganaderos de Bustarviejo cargan la leche por los campos nevados. (Greenpeace/Pedro Armestre)

Dos ganaderos de Bustarviejo, en Madrid, llevan una semana sacando la leche de su establo de cabras a hombros, en cántaros metálicos de 40 kilos cada uno, ya que su explotación sigue aislada una semana después de las nevadas. Una máquina del ayuntamiento acudió días atrás a apartar la nieve del camino. Al poco lo dio por imposible y se marchó, así que tendrán que esperar a que el hielo se derrita para acceder a la explotación. La distancia entre el punto de la carretera donde llega su furgoneta y las cabras es de 600 metros y cada día hacen cuatro viajes con los cántaros. Eso son 2,4 kilómetros diarios cargando 40 kilos con nieve hasta las rodillas.

Sorprende que ninguna administración sea capaz de apartar la nieve del camino. No son los únicos que han de gestionar su explotación sin más ayuda que sus manos. “Tenemos 150 cabras y todavía no he podido ir a cuidarlas y ver cómo están”, admite Laura Martínez, copropietaria de la ganadería, que sirve para la producción de quesos y yogures La Caperuza, una quesería artesanal en la sierra norte de Madrid. “Tendremos que apañarnos hasta que se derrita la nieve. Si solo fuera subir a darles comida no pasaría nada, pero hay que ordeñarlas y tardaremos muchos días en llegar con el coche”.

placeholder Los ganaderos recorren 2,4km diarios sobre nieve para sacar la leche. (Greenpeace/Pedro Armestre)
Los ganaderos recorren 2,4km diarios sobre nieve para sacar la leche. (Greenpeace/Pedro Armestre)

El copropietario de la ganadería y un compañero senegalés se las ven a cada viaje. Un trayecto de cinco minutos en condiciones normales se convierte en un tormento. “Y aún tenemos que ver los daños sobre las tuberías y las estructuras. Nosotros aún hemos tenido suerte porque no se nos ha hundido el establo, pero muchos otros ganaderos lo están pasando muy mal. Hay ganaderos que llevan seis días sin poder acceder a sus animales, así que imagina lo que van a encontrarse cuando lleguen”.

El desastre rural no solo afecta a la Comunidad de Madrid. Antonio Veredilla ha visto como sus establos se venían abajo por el peso de la nieve en Menasalbas, Toledo. Ahora tiene a sus animales amontonados en una de las zonas no afectadas, después de sacarlos rápidamente en mitad de la nevada al ver que los pilares y el tejado se estaban doblando. “Estamos viendo los destrozos que ha hecho el temporal Filomena, nos hemos visto muy perjudicados por la nieve y las bajas temperaturas, en mi caso se me ha caído la nave y en el caso de otros ganaderos de la localidad han sufrido destrozos, pérdidas de animales y mayor cuantía en lo económico”.

placeholder Ganadería de Antonio Veredilla en Menasalbas, Toledo. (Greenpeace/Pedro Armestre)
Ganadería de Antonio Veredilla en Menasalbas, Toledo. (Greenpeace/Pedro Armestre)

Este viernes, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se encomendó a los seguros agrarios para dar "respuesta" a los daños ocasionados en cultivos y explotaciones ganaderas de diversas partes de España. En agricultura, Planas señaló las hortalizas de invierno como la lechuga, la alcachofa, la coliflor y el brócoli como las más afectadas. Sin embargo, los agricultores consultados indican que los estragos han sido especialmente duros en los cultivos de invernadero, que no están preparados para soportar un exceso de frío.

"Los seguros agrarios están para eso, el Gobierno ha apostado por ello y en los Presupuestos Generales del Estado recién aprobados hemos incrementado en 40 millones de euros, de 211 a 251 millones, la dotación de financiación adicional a las pólizas de agricultores y ganaderos”, indicó Planas para apaciguar al mundo rural, que se siente abandonado una vez más en la respuesta de las administraciones al temporal histórico.

placeholder El vivero de Ángel Verbo totalmente destruido por el temporal. (Greenpeace/Pedro Armestre)
El vivero de Ángel Verbo totalmente destruido por el temporal. (Greenpeace/Pedro Armestre)

De desastre en desastre

Sin embargo, el problema no es esta emergencia concreta, sino la sucesión de calamidades que se producen en los últimos años y que afectan principalmente al campo. “El mundo rural es el más vulnerable ante los efectos del cambio climático, ya que su producción depende de la naturaleza. Si no reducimos emisiones de CO2 y preservamos la biodiversidad, estos temporales cada vez serán más intensos y frecuentes, lo que entre otras cosas bajará el rendimiento de los cultivos”, sostiene Luis Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace. “Filomena es un nuevo aviso. Las sequías, danas, inundaciones y ahora nevadas se producen constantemente y hemos demostrado no estar preparados. Lo hemos visto en Madrid, donde la propia ciudad ha quedado bloqueada. Filomena ha sido la demostración perfecta de que no podemos seguir por esta vía”.

En efecto, los seguros agrarios siguen cubriendo la mayoría de calamidades. Pero ningún empresario puede ir de calamidad en calamidad año sí y año también. José Verbo es propietario de un vivero en Consuegra (Toledo) y ha visto como 1.500 metros de invernadero caían por la nieve y aplastaban la producción. Unos 50.000 euros en pérdidas que el agricultor espera recuperar gracias al seguro. “No podemos hacer nada ante estas inclemencias tan fuertes. Todos los agricultores estamos igual. A mi tío se le ha derrumbado el 100% de la instalación y son 8.000 metros de cultivo. Cuando piensas en todos los desastres que estamos teniendo te da miedo, te hace pensar que esto del cambio climático va en serio y el campo es el más afectado. No quiere decir que pasado mañana venga una nueva tormenta, pero se puede repetir en pocos años”.

placeholder Campos de olivar en Toledo cubiertos de nieve. (Greenpeace/Pedro Armestre)
Campos de olivar en Toledo cubiertos de nieve. (Greenpeace/Pedro Armestre)

“He dejado de cosechar verduras que tenía en el campo ahora y todavía no conozco los efectos porque no sé cómo vana recuperarse las plantas”, subraya Mónica Álvaro, agricultora ecológica de Vega Fértil, en Velilla de San Antonio. “Un 80% de los invernaderos de la Comunidad de Madrid están derrumbados y en poblaciones hasta el 100%, y luego tenemos también problemas con los olivares que siguen los olivos cargados, con muchas ramas partidas, y ganaderías que han de racionar el alimento y algunos no han podido vender su leche porque los camiones no han podido entrar”.

Según Asaja Madrid, los daños ocasionados en la agricultura y la ganadería regional ascienden a 21 millones, aunque los empresarios, tanto en la capital como en el resto de provincias afectadas, no podrán hacer un recuento real de los daños hasta que se derrita la nieve, probablemente a finales de la próxima semana.

Dos ganaderos de Bustarviejo, en Madrid, llevan una semana sacando la leche de su establo de cabras a hombros, en cántaros metálicos de 40 kilos cada uno, ya que su explotación sigue aislada una semana después de las nevadas. Una máquina del ayuntamiento acudió días atrás a apartar la nieve del camino. Al poco lo dio por imposible y se marchó, así que tendrán que esperar a que el hielo se derrita para acceder a la explotación. La distancia entre el punto de la carretera donde llega su furgoneta y las cabras es de 600 metros y cada día hacen cuatro viajes con los cántaros. Eso son 2,4 kilómetros diarios cargando 40 kilos con nieve hasta las rodillas.

Ganadería Greenpeace