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¿Estación de paso o destino final? El papel de la península en el mapa de los migrantes
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¿Estación de paso o destino final? El papel de la península en el mapa de los migrantes

El incremento en llegadas de personas a las costas canarias ha forzado al Gobierno a tomar medidas para la acogida de migrantes, que en algunos casos optan por viajar a la península

Foto: Un grupo de migrantes en el muelle de Arguineguín. (EFE)
Un grupo de migrantes en el muelle de Arguineguín. (EFE)

La crisis migratoria en las islas Canarias podría convertirse en uno de los asuntos del año si no fuera por una pandemia que impregna cada momento de nuestras rutinas. El incremento exponencial en la llegada de personas al archipiélago, que roza el 900% respecto a 2019, ha tensado las costuras de un ya discutido sistema de acogida y de atención a quienes entran al país por vías irregulares. Condiciones deplorables y de hacinamiento para los migrantes, parches de emergencia para la acogida, limitaciones por la situación de pandemia y disputas entre las administraciones son algunos de los ingredientes de una situación que ha vivido un nuevo episodio en la última semana con los vuelos a la península de individuos que supuestamente habrían llegado por vía marítima a tierras canarias.

Tras difundirse en redes sociales imágenes de estos desplazamientos a la España peninsular, se dispararon las acusaciones hacia el Gobierno central de que estaban organizando traslados masivos y secretos desde las islas de estos recién llegados, una práctica que los ministerios de Interior y Migraciones han negado en todo momento. Este rechazo a llevar a cabo estos desplazamientos, salvo en casos excepcionales, le ha costado precisamente disputas con el Ejecutivo canario y con las ONG, que han instado a repartir a los migrantes por otros puntos del territorio para aliviar la presión en la que se encuentran tras la llegada de más de 20.000 personas. Según las versiones de Moncloa, quienes han viajado a la península en los últimos días lo han hecho a título individual y por la vía comercial.

Foto: Dos migrantes miran el horizonte en la playa de Puerto Rico, sur de Gran Canaria. (A. Alamillos)

Lo cierto es que quienes acceden a España se dividen en varios grupos que marcan su futuro inmediato: menores no acompañados, personas vulnerables o solicitantes de asilo y quienes no tienen acceso a una protección y su deportación será estudiada. Fuentes del ministerio han recordado una y otra vez esta semana que las personas que aguardan su repatriación no pueden ser privados de libertad una vez se superen las 72 horas en las que se les realiza su reseña policial (salvo que vayan a un CIE) y que desde ese momento pueden circular por el territorio nacional y, en su caso, viajar a la península a la espera de que avance su proceso de deportación. Así hay quienes permanecen en las islas a la espera de que se dilucide su caso y quienes tratan de continuar su camino saliendo de los recursos de protección —siempre que tengan fondos para ello—. Sin embargo, como ya ha informado este medio, se están multiplicando los controles aleatorios para detectar documentos falsos o cuestiones vinculadas a extranjería.

Muchos de quienes llegan portan, de hecho, sus pasaportes y optan por volar a territorio peninsular en un contexto en el que la situación de acogida de las islas ha estado en máximos en los últimos tiempos. Las ONG explican que son diversos los motivos que guían a estas personas a abandonar su país y a viajar luego a la península. Unos buscan reunirse con familiares o conocidos que se encuentran en España, pero otros ni siquiera piensan en nuestro territorio como destino final. Las proporciones, por cuestiones obvias, son casi imposibles de calcular.

Gemma Pinyol, investigadora del grupo sobre Inmigración en la Universidad Pompeu Fabra, pone el foco en lo que puedan dilatarse los plazos para estas repatriaciones a sus países de origen. "Están a la espera de ser devueltas. Estamos ante un problema de mala gestión porque o se les devuelve rápido o los cronificas en situación irregular en Canarias. Cuando pones el énfasis en las devoluciones y estas no son rápidas no solo no te ayudan sino que te crean mayores distorsiones", reflexiona la docente, que se pregunta qué opciones quedan en los casos en los que los plazos se eternizan: "Si tienen que hacer traslados —desde el Gobierno— tendrían que ser a CIE. ¿Qué opción se acaba generando? ¿Que tengamos que mandarlos a unos CIE sobreocupados y que si pasados 60 días no hay devolución pasarían a situación de irregularidad? La solución no es fácil. No puedes dejar a la gente en la calle, pero tampoco puedes perpetuar un sistema de acogida permanente en un sitio como Canarias porque es muy pequeño". "El problema de poner tiritas es que perpetúan una disfunción".

"Estamos ante un problema de mala gestión porque o se les devuelve rápido o los cronificas en situación irregular en Canarias"

Desde la Agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, su portavoz María Jesús Vega, enfatiza que durante muchos momentos las condiciones en las que se encontraban los migrantes al llegar eran "preocupantes", en referencia a las situaciones vividas en Arguineguín, aunque cree que se ha mejorado recientemente. La organización tiene como prioridad que se garanticen los derechos de quienes acceden a Canarias y considera que esta debe ser la base que guíe las acciones de la Administración: "Si pueden garantizarse en Canarias, que sea allí. Si para dar esa atención hay que trasladarlas, que se trasladen [a otros puntos del país]", asegura a este medio Vega, que reconoce que la coyuntura ha sido "desbordante" con respecto a los recursos regionales, aunque la respuesta ha mejorado tras el caos inicial de otoño. Ella advierte de que el ritmo de llegadas "va a continuar" y cifra en más de 600 las muertes tratando de alcanzar las islas este año.

Pilar Moreno, profesora de Psicología Social especializada en migraciones en la Universidad de Málaga e integrante del Observatorio Frontera Sur, apunta a los problemas que puede ocasionar en los migrantes quedarse varados en Canarias sin poder salir de allí y sin más opciones que aguardar a que España consiga gestionar una deportación que quieren evitar a toda costa. Pero no solo en ellos, sino también en la población canaria. "No es bueno para ellos, que psicológicamente implica encerrar a una persona. Pero tampoco para los canarios. Se puede generar frustración y puede ser muy peligrosa. Una situación así pone a las personas a su límite, puede llevar a depresiones o suicidios, pero también a la agresividad".

La experta incide, con base en sus estudios realizados al otro lado de la frontera con Marruecos, en que quienes llegan no buscan pasar los días en un hotel, como está sucediendo en las islas, sino que tratan de encontrar una forma con la que ganarse la vida, en España, pero sobre todo en otros países de la Unión Europea (UE). "No es que sea lo bueno, es que es lo inevitable que se trasladen de Canarias a la península. Y si en España no hay trabajo, se van a ir al norte de Europa". Ella aboga no solo por permitir estos desplazamientos, sino por coordinar traslados.

Foto: Un rescate en Gran Canaria. (Reuters)

Fuentes del Ministerio del Interior explican que efectivamente estas personas tienen libertad deambulatoria por el territorio nacional mientras se gestiona su expulsión y tras pasar las 72 horas iniciales en las que se procede a su identificación, pero apuntan que si los migrantes que se encuentran en situación irregular son detectados en algún control policial aleatorio pueden ser detenidos y enviados a un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) en el que aguardar hasta su deportación. Desde el departamento de Marlaska niegan, eso sí, que se estén organizando y sufragando traslados de estas personas a la península, tampoco a los CIE del resto de España. Llevan semanas incidiendo en que los únicos que autorizan son los de migrantes con perfiles de vulnerabilidad o solicitantes de asilo, que fuentes policiales cifran en 2.000 personas desde el inicio del curso, "son puntuales".

La Asociación de Abogados Extranjeristas lamenta que el Ejecutivo central haya tratado de "retenerlos en Canarias" y advierte de que habrá que ver si esos arrestos que se están dando "son legales o no", ya que "solo pueden tener justificación si lo son para ejecutar una orden de devolución", según recalca en un comunicado su portavoz, Francisco Solans. En Interior inciden en que en las últimas semanas se ha incrementado la capacidad de devolución de migrantes llegados a España tras el parón y las dificultades experimentadas para ello a causa de la pandemia. Aseguran que se dan deportaciones "cada día", aunque no precisan cuántas se han llevado a cabo.

"No vamos a aceptar que la gente que venga aquí se quede aquí"

En el Gobierno canario​ el malestar con la gestión ha quedado patente desde el inicio. El vicepresidente, Román Rodríguez, hace hincapié en conversación con este medio en que es necesario intensificar los mecanismos de "solidaridad" tanto a nivel nacional como europeo: "Somos Europa, somos Estado español. Se han visto imágenes lamentables, inaceptables". "No vamos a aceptar que la gente que venga aquí se quede aquí. Esta idea que se les pasa a algunos por la cabeza de que Canarias se pueda convertir en una cárcel para atrapar al que llega no la vamos a aceptar", afirma Rodríguez, que reclama que se realicen traslados "de forma reglada, organizada". "Poner puertas al campo en esto es imposible".

El número de personas que se encontraban este jueves y viernes en el CATE (centro temporal para no más de 72 horas) de Barranco Seco (Gran Canaria) rondaba las 200, mientras que en el momento crítico de la crisis más de 2.000 personas vivieron hacinadas en el muelle de Arguineguín. Desde el Ministerio de Migraciones cifran en 7.000 los migrantes que están ahora bajo el sistema de acogida en las islas, 1.000 en alojamientos turísticos que se encontraban vacíos. Hay que resaltar que en septiembre de 2019 apenas contaban con cien plazas de emergencia para estos casos, por lo que han tenido que multiplicarlas para la ocasión. Desde el comienzo del curso, 2.000 menores han arribado también a sus costas.

La crisis migratoria en las islas Canarias podría convertirse en uno de los asuntos del año si no fuera por una pandemia que impregna cada momento de nuestras rutinas. El incremento exponencial en la llegada de personas al archipiélago, que roza el 900% respecto a 2019, ha tensado las costuras de un ya discutido sistema de acogida y de atención a quienes entran al país por vías irregulares. Condiciones deplorables y de hacinamiento para los migrantes, parches de emergencia para la acogida, limitaciones por la situación de pandemia y disputas entre las administraciones son algunos de los ingredientes de una situación que ha vivido un nuevo episodio en la última semana con los vuelos a la península de individuos que supuestamente habrían llegado por vía marítima a tierras canarias.

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