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Test para ver a los abuelos y agravios entre comunidades: la Navidad que nos espera
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LOS CONFINAMIENTOS SE DECIDIRÁN DÍAS ANTES

Test para ver a los abuelos y agravios entre comunidades: la Navidad que nos espera

El Gobierno se limita a recomendar reuniones de seis personas porque no puede controlar a todos los españoles en Navidad. El riesgo de una tercera ola estará en nuestras manos

Foto: Tradicional vista de la calle Preciados de Madrid en Navidad. Este año, se prevé muy diferente. (EFE)
Tradicional vista de la calle Preciados de Madrid en Navidad. Este año, se prevé muy diferente. (EFE)

El Gobierno ha trazado las líneas maestras de lo que será esta Navidad, y una cosa ha quedado clara: salvo una crisis repentina en las tasas de infectados, habrá cierta libertad. El mayor ejemplo es que la medida más restrictiva, el tope de seis personas en las cenas y reuniones familiares de no convivientes, es una mera recomendación. Eso es todo lo que puede hacer el Gobierno, recomendar, afirman los epidemiólogos, ya que no tendría sentido fijar una sanción económica para algo imposible de controlar, como es cuánta gente se junta en cada casa en Nochebuena.

Lo mismo ocurre con el número escogido: seis personas. ¿Y por qué no siete o 10? Por pura disuasión, admiten los expertos. Si el Gobierno dice seis, es probable que no se junten más de ocho. Si el número fuera 10, los salones se llenarían fácilmente con 12 o 15 comensales, multiplicando el riesgo de contagio. Es un número más pensado en la autocontención de las familias que en una base científica. Lo que sí se puede controlar y sancionar mejor es el toque de queda, cuyo tope para las fechas señaladas es la una de la madrugada.

El Gobierno avanza las recomendaciones para esta Navidad a las CCAA

“El Gobierno lo que hace es fijar el marco para la Navidad, y será cada comunidad autónoma la que legisle las restricciones concretas y las posibles sanciones. Básicamente, si establece un confinamiento perimetral y si fija el tope en seis o en 10 personas por reunión. Esto se decidirá un poco más adelante, cuando falten pocos días, en función de la situación epidemiológica de cada comunidad. Podremos encontrarnos comunidades autónomas con cierre perimetral, adonde no se podrá viajar si no se tiene allí el domicilio o el trabajo, y otras con absoluta libertad de movimiento”, adelanta Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid.

"Podremos encontrarnos comunidades con cierre perimetral y otras con absoluta libertad de movimiento"

Que las restricciones tengan un control policial laxo, al nivel por ejemplo de los confinamientos por zonas sanitarias de Madrid, no le resta peligro a la Navidad. Estamos a las puertas de unas fechas que son “un cóctel perfecto para la expansión del virus”, advierte Salvador Peiró, director del área de investigación en servicios de salud de la Fundación para la Investigación Sanitaria y Biomédica (Fisabio) de la Comunidad Valenciana. “Varias generaciones sentadas a una misma mesa de gente que va y viene, estudiantes que vuelven a sus casas de las universidades, muchas horas sentados en un mismo salón con poca ventilación, reuniones con amigos y primos… Es justo lo que no necesitamos. En Valencia, lo vimos en el puente del 9 de noviembre, que prácticamente nos dobló las tasas de infectados al cabo de siete días justos”.

placeholder Control de temperatura en el acceso a una tienda en Cataluña. (EFE)
Control de temperatura en el acceso a una tienda en Cataluña. (EFE)


Que cada uno decida

La responsabilidad de que esta no sea una Navidad negra recaerá principalmente en los ciudadanos. Y los epidemiólogos opinan que es lógico que así sea. “Las recomendaciones del Gobierno son sencillas de comprender, y cada uno tiene que meditarlas y saber que cada vez que sube un peldaño en lo que no quiere cumplir, por ejemplo, reunirse con mucha gente en mismo espacio, no ventilar, no usar mascarilla o verse en el bar con los amigos, incrementa el riesgo de contagiar a los familiares más vulnerables. Eres tú el que ha de tomar las decisiones, no es el Estado quien decide por ti”, sostiene Estanislao Nistal, virólogo y profesor de Microbiología en la Universidad CEU San Pablo.

Las restricciones dependerán de cómo esté la situación sobre la semana del 20 de diciembre

Las restricciones dependerán de cómo esté la situación sobre la semana del 20 de diciembre, señalan los epidemiólogos. “Si está algo controlada, como ocurre ahora en muchas comunidades, creo que se permitirá la movilidad sin restricciones. Pero si está como ahora en Cantabria o Asturias, es probable que se tomen medidas más severas. Las personas que viven lejos de sus familias tendrán que esperar para saber si pueden o no viajar esta Navidad”, prosigue Nistal, quien advierte de que aunque haya libertad de movimientos, no hay que confiarse con nuestros mayores. “Al final, la Navidad es para los mayores y los niños. Si vas a cenar con tus padres o tus abuelos, sabes que les vas a exponer al riesgo de contagio, y ahí es donde cada uno debe meditar qué hace. Yo esta Nochebuena iré a ver a mi madre un momento y me iré, pero no se me ocurre quedarme a cenar”.

Los viajes por Navidad entre comunidades autónomas, en el punto de mira

Nistal incide en cambiar de hábitos, aunque sea engorroso, para proteger a los más vulnerables. “En vez de cenar con los primos, queda para dar una vuelta por el parque y charlar; reduce las reuniones a una hora de duración, toma un pincho con los amigos y ya está, porque la concentración de aerosoles ocurre al cabo de las horas. Si vas a estar con personas vulnerables varios días, haz un aislamiento voluntario de dos semanas, es fastidiado y difícil de hacer, pero el riesgo de matar a tu padre o a tu madre debería hacernos pensar mucho en lo que hacemos. Si vas a cenar con ellos, hazte un test diagnóstico de antígenos esa misma tarde, son 14 euros, el precio de tres cañas en Madrid. Eso no elimina el riesgo, pero lo reduce si lo que has decidido es juntarte con tu familia”.

placeholder Este es el tamaño máximo recomendado de una comida navideña este año. (EFE)
Este es el tamaño máximo recomendado de una comida navideña este año. (EFE)

Test de autodiagnóstico

Los epidemiólogos subrayan que de aquí a la Navidad aparecerán en el mercado test de autodiagnóstico fiables y baratos. Es decir, que nadie tendrá la excusa de ir a una cena familiar sin saber si es portador o no del covid-19, más allá del margen de error de los test. Algunas comunidades autónomas podrían incluso facilitar el acceso masivo de la población a estos test en los días previos a la Navidad. En Madrid, ya se lo están planteando. Así lo adelanta Rodríguez Artalejo: “Hay comunidades que ya están diseñando propuestas concretas para ofrecer test de cribado de antígenos para facilitar encuentros de abuelos con nietos, y de padres vulnerables con hijos; también facilitar mediante estos test que los mayores que viven en residencias puedan ir a cenar o a comer con sus hijos. Son propuestas que no son reglamentarias, pero que se irán dando estas semanas”.

De nuevo, recomendaciones por encima de prohibiciones. Tras nueve meses ya de pandemia, la ciudadanía conoce las reglas del coronavirus, y atar en corto a toda la población en unas fechas tan señaladas como ocurrió entre marzo y mayo, además de improductivo, sería socialmente peligroso.

Foto: El ministro de Sanidad, Salvador Illa. (EFE)

Peiró confirma que el Gobierno no puede pisar mucho el freno si los índices de contagio se mantienen en tasas dentro de lo tolerable. “¿Desde cuándo controlas la movilidad, desde el fin de las clases en la universidad? Es demasiado pronto. ¿Desde el 23? Mucha gente viaja antes. ¿Qué haces, mandas a la policía a entrar en las casas? Es muy complicado aplicar medidas restrictivas a nivel nacional. Lo importante es el impacto que esas recomendaciones tendrán en la mayoría de la gente. Serán efectivas si el 70-80% de la población las sigue. Recomendar en vez de prohibir o sancionar no es tan malo, sobre todo en cosas que no puedes controlar. Yo soy partidario de explicar bien las cosas, que todos tengamos claro que debemos minimizar los contactos y tomar todas las precauciones que tan bien funcionan en los colegios, mucha ventilación y mascarilla, ni más ni menos”.

Esto nos llevará probablemente a agravios entre comunidades abiertas a la movilidad y otras cerradas perimetralmente. Los epidemiólogos consideran que esta lotería por comunidades, una especie de Navidad asimétrica, es algo normal que no debería generar demasiada polémica. “Aunque la gente se enfade porque no puede viajar a su comunidad autónoma y el vecino sí, es necesario tomar medidas severas si las tasas de contagio son elevadas”, insiste Nistal. “Ya vimos qué ocurrió en verano, cuando dejas a la gente sin ninguna restricción. Si ya tenemos esa experiencia, es mejor salvar vidas aunque la gente se enfade”.

El Gobierno ha trazado las líneas maestras de lo que será esta Navidad, y una cosa ha quedado clara: salvo una crisis repentina en las tasas de infectados, habrá cierta libertad. El mayor ejemplo es que la medida más restrictiva, el tope de seis personas en las cenas y reuniones familiares de no convivientes, es una mera recomendación. Eso es todo lo que puede hacer el Gobierno, recomendar, afirman los epidemiólogos, ya que no tendría sentido fijar una sanción económica para algo imposible de controlar, como es cuánta gente se junta en cada casa en Nochebuena.

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