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En primera persona: dos versiones sobre lo que está pasando en los hospitales de Madrid
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ALGUNOS HOSPITALES YA HAN LLENADO SUS UCI

En primera persona: dos versiones sobre lo que está pasando en los hospitales de Madrid

La segunda ola de covid-19 ya tensiona los hospitales. Los ingresos suben de forma lenta pero imparable, aunque con casos menos graves. Dos sanitarios nos cuentan la realidad

Foto: Una sanitaria mira a través de la ventana de la unidad de cuidados intensivos del Hospital La Paz, en Madrid. (Reuters)
Una sanitaria mira a través de la ventana de la unidad de cuidados intensivos del Hospital La Paz, en Madrid. (Reuters)
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Los ingresos hospitalarios por covid-19 crecen lenta pero sostenidamente. Un goteo de pacientes que comenzó tímidamente a finales de julio, despuntó en agosto y se ha intensificado en septiembre. Los sanitarios que trabajan en los hospitales llevan días alzando la voz para advertir de que vamos por el mal camino.

Las cifras varían no solo entre comunidades autónomas sino también según el hospital: 274 ingresados en el Gregorio Marañón, 270 en el 12 de Octubre, 216 en el Ramón y Cajal, 160 en La Paz… La Comunidad de Madrid, epicentro de esta segunda ola, ya ha tenido que ampliar áreas hospitalarias para aislar a los pacientes de covid-19. En la capacidad de los hospitales para tratar a los enfermos radica una de las claves que definirán el número de fallecimientos en los próximos meses.

Una enfermera del Hospital 12 de Octubre y un médico del Hospital Puerta de Hierro nos cuentan en primera persona cómo lo están viviendo.

Enfermera de Urgencias del 12 de Octubre

El hospital no está como en marzo, pero llevamos una semana malísima. Estoy superdesanimada, aunque trato de ser optimista. Si vuelve a ponerse como en marzo, yo no lo aguantaría otra vez, no creo que lo soporte. He estado muy positiva estos meses y estaba deseando que las cosas saliesen bien. Quería creérmelo.

Crece la presión en los hospitales de la Comunidad de Madrid

No sé cómo están el resto de hospitales, pero el mío está muy al límite. Me dan escalofríos, porque esto me empieza a recordar al caos del principio. Cada vez hay menos sitios libres de sucio y limpio, como llamamos a la zona covid y zona no covid. Lo que pasa también es que ahora no es como en marzo, que solo venían pacientes covid, ahora está viniendo mucha gente con todo tipo de patologías y no podemos asumir tanta carga por ambos lados.

También me agobia que cada vez la gente que trabajamos vamos a tener más problemas por los colegios y el confinamiento de los niños. En el colegio de mis hijos, ya hay clases aisladas. Mi hijo mayor ya está en cuarentena y no tengo con quién dejarlo, mi marido trabaja, mis padres y mis suegros también. Estoy desanimada pensando que no vamos a aguantar otra avalancha igual. De eso, mucha gente no es consciente aún. No sé si es que no lo entienden o no se dan cuenta.

Estoy desanimada pensando que no vamos a aguantar otra avalancha igual, mucha gente no es consciente aún

La noche del viernes, en la zona covid ambulante, estábamos todo el rato con 30-40-50 pacientes. El perfil era casi todo gente más o menos joven, mayores no venían mucho. Los hay, pero no tantos como en marzo. El perfil social sigue siendo parecido, mucha población inmigrante. Viven incluso varias familias en la misma casa y es muy difícil confinarse porque alguien tiene que salir a trabajar para poder comer. También hay gente joven que se salta el confinamiento y se hacen los tontos cuando se lo dices. También vemos asintomáticos que vienen a hacerse la prueba PCR y sabes que te mienten desde el principio. Quieren tener la prueba para estar tranquilos, para ir a ver a la abuela o porque se lo piden en el trabajo.

placeholder Un hombre es llevado al hospital con síntomas de covid-19 durante el pico de la pandemia. (Reuters)
Un hombre es llevado al hospital con síntomas de covid-19 durante el pico de la pandemia. (Reuters)

Las UCI están más llenas. No ves a pacientes entrando tan enfermos, pero ya se están planteando abrir zonas para darles cabida. Ayer decían de abrir el gimnasio. Marzo no puede ser una referencia para nada porque lo que vivimos entonces fue la guerra, algo tan horroroso que no se puede comparar. Los pacientes tirados, el desorden, la gente malísima… Ahora viene la gente mala pero no viene igual de mala. A lo que sí estamos volviendo es a la incertidumbre, porque cada día va a más.

La situación se va a complicar mucho en octubre y noviembre con la llegada del frío, la gripe, patologías que se complican, otra vez vamos a estar mal, con espacios cerrados, etcétera… Llega un momento en que nos preguntamos qué salida tendrá esto. ¿Va a pasar otra vez lo mismo? ¿Qué va a pasar con nuestra vida? ¿Cómo podemos continuar así? Nos lo preguntamos todo el rato.

Tenía tanta ilusión de que las cosas fuesen mejor que me he llevado un chasco brutal, no me esperaba un repunte tan rápido para nada. Los compañeros también están superdesanimados, además del cansancio psicológico y físico. A lo mejor es que necesito pedir ayuda. Es agotador, y ver a la gente sin mascarillas o metiéndose en bares… Todo el verano nos hemos preocupado de la playa y los bares y poco más.

Médico en el Hospital Puerta de Hierro

La cosa ahora mismo es muy parcheada según el centro en el que estés y según con quién hables, pero en general en los hospitales la situación no es tan mala. Ni remotamente parecida a lo que hubo en marzo. En la inmensa mayoría, no ha habido que suspender cirugías o vaciar plantas para atender a los pacientes covid. El número de ingresados es como mucho la décima parte de lo que hubo en marzo y la situación en las UCI es asumible.

Ya digo que cada centro es distinto. En Puerta de Hierro es perfectamente asumible, pero alguien me comentaba que en la Fundación Jiménez Díaz ya está la UCI casi llena de pacientes covid. Pero es un panorama distinto a marzo, en que había una avalancha con docenas de ingresos diarios y sin altas en las UCI, que fue lo que saturó el sistema rápidamente. Aunque los índices de ocupación crecen ahora progresivamente, la ocupación es mucho más lenta y permite ir dando altas, tanto de UCI como de planta.

El número de ingresados es como mucho la décima parte de lo que hubo en marzo

Por otro lado, la población es completamente distinta a la de marzo, casi es una enfermedad distinta. La edad media en la primera oleada era superior a los 70 años, ahora la edad media son 40 y pico. Ingresamos pacientes que en marzo no hubiéramos ingresado porque no había camas para ellos y ahora son pacientes con neumonías que están en situación aceptable y los ingresas porque los quieres observar, y en un periodo de 2-3 días se pueden marchar a sus casas a completar la evolución. En marzo, hablábamos de personas de 70 u 80 años pluripatológicas. Ingresaban y cada día estaban peor, se pasaban una o dos semanas en planta y un mes en UCI.

placeholder Un sanitario toma muestras para realizar una prueba PCR en Murcia. (EFE)
Un sanitario toma muestras para realizar una prueba PCR en Murcia. (EFE)

Si uno pone los faros largos y mira la situación general, tiene que admitir que ni remotamente se parece a lo que había en marzo. Pero también es cierto que vamos a peor, el porcentaje de pacientes crece cada semana, sin prisa pero sin pausa. Y esto preocupa, porque ahora viene algo que desconocemos cómo afectará, que es la vuelta masiva a los trabajos, el uso del transporte público, los colegios y universidades, el invierno, que por un lado la gente saldrá menos de barbacoas y botellones pero también obligará a la gente a estar más encerrada. Es un misterio cómo pasaremos estos meses que vienen.

Lo que nos salva es que se ha levantado un dique generacional. Las personas jóvenes y las de 40-50 años han bajado mucho las barreras de precaución, han entendido mal la nueva normalidad y les ha parecido normal organizar la fiesta de inauguración de la piscina como todos los años y con ponerme una mascarilla ya está. No renuncio a celebrar la boda y en vacaciones junto a mis amigos en barbacoas. Y eso las personas por encima de 60-70 años, sobre todo si están delicadas de salud, y en particular en las residencias de ancianos, se han protegido mucho más, lo han entendido bien y han recuperado cierta vida social de salir a la calle, hacer la compra, ver a los nietos y poco más, y siguen manteniendo una movilidad reducida y contactos sociales muy limitados. Mientras sea así, vamos bien.

Creo que será muy difícil que volvamos a la situación de marzo, pero tampoco sería lo que más me extrañara del mundo.

Los ingresos hospitalarios por covid-19 crecen lenta pero sostenidamente. Un goteo de pacientes que comenzó tímidamente a finales de julio, despuntó en agosto y se ha intensificado en septiembre. Los sanitarios que trabajan en los hospitales llevan días alzando la voz para advertir de que vamos por el mal camino.

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