Pánico en el pueblo de los melones por un dato falso de covid-19: "Esto nos arruina"

A Adolfo Pacheco le arde el teléfono. "Alcalde, ¿qué está pasando con el coronavirus?". Y Pacheco, alcalde de Villaconejos, les responde con el piloto automático de tanto repetirlo: "No pasa nada, los datos son falsos, estate tranquilo". Lo mismo ocurre cuando sale a la calle. Los vecinos se le acercan preocupados. Han visto en la tele que su pueblo está hasta arriba de casos positivos de covid-19 y quieren saber si están en peligro.

"Yo no sé de dónde habrán sacado ese dato, pero nos está haciendo mucho daño", resopla Pacheco. "Esto nos puede arruinar la economía, así de delicado es el asunto". Por Villaconejos pasan casi todos los melones de España. Si se extiende el miedo entre el consumidor, el resultado puede ser fatal.

La pesadilla comenzó el miércoles por la tarde. Un diario de ámbito nacional publicó que el municipio tiene una incidencia de 1.365 casos de covid-19 por cada 100.000 habitantes, uno de los registros más altos de toda España. En los últimos 14 días, según esos datos, se habrían confirmado 89 nuevos positivos. En la mañana del jueves, dos de los matinales más vistos de la televisión ('El Programa de Ana Rosa' y 'Espejo Público') replicaron las cifras. Millones de personas veían en mapas y números que en Villaconejos el coronavirus estaba descontrolado. Si la media española actual son 212 positivos por cada 100.000 habitantes, Villaconejos la multiplicaba casi por siete. Ahí comenzaron las llamadas al alcalde y los corrillos en el pueblo.

Uno de los menos afectados

Los datos oficiales de la Comunidad de Madrid, sin embargo, sugieren todo lo contrario [puede ver la evolución quincenal en este mapa]. Villaconejos es, si acaso, un oasis en mitad de la pandemia. Desde marzo solo ha confirmado 21 positivos, siete de ellos en los últimos 14 días, un aumento que le sitúa en una tasa de 207 positivos por cada 100.000 habitantes, en la media española. Desde marzo ha habido cuatro fallecidos. Para un pueblo de 3.363 habitantes con una alta tasa de movilidad, desde comerciales a transportistas que llegan cada día a los almacenes meloneros, son unos registros muy positivos, de los mejores en toda la comunidad. Todos los municipios de la zona presentan una incidencia de covid-19 más elevada.

"Me preocupa que una ama de casa vaya al supermercado, vea un melón de Villaconejos, y no lo coja por miedo", afirma el alcalde

"Si las cifras que han publicado fueran ciertas estaríamos todos confinados, eso no lo dudes. Pero es que no es cierto, en Salud Pública me han dicho que los datos reales son los que ellos ofrecen, que son los que da nuestro centro de salud", indica el alcalde. "Lo que me preocupa es que esta idea de que Villaconejos es un lugar peligroso se extienda entre la gente y afecte a nuestra industria principal, el melón. Que la gente crea que estamos hasta arriba de coronavirus y una ama de casa vaya al supermercado, vea un melón de Villaconejos, y no lo coja por miedo. Ya hay gente que no ha querido venir al pueblo estos días".

Son días de mucho movimiento en el pueblo. Villaconejos comercializa melones todo el año, pero ahora estamos en plena campaña del melón autóctono. De octubre a febrero, el melón se cultiva en Brasil, luego hasta mayo viene de Senegal, y ya en mayo comienza la campaña en Andalucía y Murcia. Ahora, en septiembre, es el turno de la zona centro de la meseta. Gran parte de los melones que se consumen en España pasan por los almacenes de este municipio cercano a Aranjuez. En la Comunidad de Madrid casi el 100%.

"Estamos muy preocupados, por supuesto", afirma Antonio Agudo, gerente de El Melonero, uno de los principales productores de Villaconejos. El año pasado movió 11 millones de kilos. El pueblo, en conjunto, movió 40 millones de kilos. Hay unas 100 familias meloneras a las que se suman multitud de empleos indirectos. Un 70% del PIB local depende de esta fruta. Las cifras de paro son inferiores al 10%.

Hay unas 100 familias meloneras en Villaconejos. Un 70% del PIB local depende de esta fruta

"Aquí vive casi todo el pueblo del melón, no hay otra industria", subraya Agudo. "Una noticia de estas en las teles y los periódicos nos destroza. Y encima siendo falsa. No sé si se dan cuenta de que ponen en peligro el sustento de muchas familias. Recuerdo que hace poco pasó algo parecido en Chinchón. Dijeron que estaba infestado de coronavirus y luego no era verdad, pero en los siguientes tres fines de semana los restaurantes trabajaron al 10%. Hay que tener mucho cuidado con los datos que se dan de coronavirus porque se pueden cargar a un pueblo".

En el almacén de El Melonero hay 30 personas trabajando a destajo, clasificando melones y metiéndolos en cajas. Todos empleados locales. Igual ocurre en la otra decena de empresas de comercialización. A estas se suman cerca de 40 agricultores que se dedican solo al cultivo y a la venta directa de sus cosechas.

Carlos Velasco es uno de estos agricultores. También él llamó al alcalde en cuanto se enteró del jaleo. "Es que no me cuadraba. Aquí nos conocemos todos, se sabe quién lo ha tenido y quién no. Si hubiera tantos infectados los sabríamos". Velasco espera que el dato erróneo no se expanda. "Este fin de semana voy a una feria agraria bastante importante y no sé si me van a preguntar. Si esto cogiera vuelo sería muy peligroso para el pueblo. No sé lo que me voy a encontrar".

Un puñado de jubilados busca la sombra en la plaza mayor y varios grupos de trabajadores se toman un respiro en las terrazas de los bares. Nadie conoce positivos de coronavirus en el pueblo más allá de los ya reportados, y ni se les ocurre que haya 89 casos nuevos. Productores y agricultores coinciden en que cortar la campaña a estas alturas sería un desastre social. "Ahora mismo estoy preparando pedidos para una gran superficie y para varios fruteros. Pues podría ser que la gran superficie me cancelara pedidos", indica Velasco. "Yo soy el primero que en caso de un rebrote fuerte quiero a un policía en cada esquina y a todo el mundo en su casa, y si hay que dejar los melones pudriéndose en el campo, que se queden. Pero no por algo así".

"No nos lo merecemos", suspira el alcalde. "Porque hemos hecho un esfuerzo muy grande estos meses. Es un pueblo muy visitado y hemos aplicado medidas muy restrictivas que no gustaron a mucha gente pero que nos han dado resultados. Hemos cerrado todos los parques, hemos sido el único pueblo de la zona que no ha abierto la piscina municipal, los agricultores nos han ayudado con sus tractores a desinfectar las calles, y gracias a eso hemos sido capaces de tener solo 21 casos desde marzo. Por eso me molesta que la gente pueda pensar que aquí no hemos hecho las cosas bien con base en unos datos que aún no sé de dónde han salido".