Lituania encarcela a un español por decir que sus héroes ayudaron al nazismo
Declarado “persona non grata” por las autoridades, el catalán se echó en manos de los medios de comunicación rusos. Ahora espera su expulsión hacia España, pero la ausencia de vuelos lo impide
Miquel Puertas, español, lleva nueve días ingresado en un centro de internamiento de extranjeros a 50 kilómetros de Vilna, la capital de Lituania, donde es el único ciudadano de la Unión Europea allí recluido. No tiene visos de salir por ahora. Las autoridades lituanas quieren expulsarle porque algunos de sus pronunciamientos públicos les han ofendido, pero solo en un vuelo directo a España. Las conexiones aéreas directas entre los dos países están, sin embargo, suspendidas a causa de la pandemia.
La noticia de la detención, el 25 de agosto, de Miquel Puertas en Vilna fue desvelada por el abogado lituano Stanislovas Tomas, experto en derechos humanos, en una larga tribuna en el diario 'The Times of Israel' de la que se han hecho eco buena parte de la prensa israelí e incluso boletines electrónicos de diversas comunidades judías en varios países.
La Oficina de Información Diplomática (OID) del Ministerio de Asuntos Exteriores de España confirmó, el miércoles, que Puertas estaba “retenido” y se encontraba “a la espera de juicio con vistas a su posible deportación”. “Fue declarado en su día persona non grata en Lituania por sus numerosas y reiteradas manifestaciones públicas contra esta República, sus autoridades y sus principales líderes”, añadió la OID. Está recibiendo atención consular y está también en contacto con su hermana en Barcelona, la ciudad donde nació, concluye.
Stanislovas Tomas sostiene, en cambio, en su artículo, que Puertas solo aprovechó su libertad de expresión para denunciar que los héroes nacionales que homenajea Lituania han sido, muchos de ellos, colaboradores del Holocausto nazi durante la ocupación del país por Alemania durante la II Guerra Mundial. Puertas señaló, por ejemplo, a Jonas Noreika, que fue jefe del distrito de Siauliai en tiempos de la ocupación, convertido en gueto judío, y al que se considera como el principal responsable de la matanza de judíos en la ciudad de Plunge. Por eso, el letrado afirma incluso que Puertas está siendo torturado estos días.
El abogado Tomas comparte los pronunciamientos de Puertas. En la primavera de 2019, rompió una placa en una calle de Vilna —la destrucción fue grabada en vídeo— dedicada a la memoria de Jonas Noreika y fue condenado a tres meses de cárcel y a una multa de 2.242 euros para reparar los daños causados, según contó él mismo en 'The Times of Israel'.
La Agencia Telegráfica Judía confirmó el miércoles que Puertas es “persona non grata” en Lituania a causa de sus “escritos críticos sobre los honores de Estado que se otorgan a presuntos perpetradores del Holocausto como Jonas Noreika”. “La veneración de los colaboradores de los nazis, incluidos aquellos que asesinaron a judíos, es un fenómeno en auge en Europa del Este, donde muchos ciudadanos los consideran héroes porque lucharon contra la ocupación rusa”, añade la agencia.
Miquel Puertas, treintañero y soltero, se trasladó a Lituania en 2008 y trabajó allí hasta 2015, sobre todo como lector de español en la Universidad Vytautas Magnus, en Kaunas, la segunda ciudad del país. Después, hizo lo mismo durante un año en la Universidad de Donetsk, la capital de esa parte escindida de Ucrania que en la práctica está en manos de Rusia. Antes de ser detenido, había sido contratado como profesor por el Departamento de Enseñanza de la Generalitat, según su perfil en LinkedIn, donde indica también que estudió filosofía en la Universidad Autónoma de Barcelona y después se matriculó en la escuela de negocios Esade.
No solo Puertas arremetió estos últimos años contra los que colaboraron con el Holocausto sino que, en declaraciones públicas, ironizó sobre el miedo que inspira Rusia a los lituanos. Ante las cámaras de la Novorossya TV, la televisión de la República Popular de Donetsk, mostró una cierta simpatía por los separatistas ucranianos amparados por Moscú. “Donetsk es más seguro que la lituana Kaunas”, declaró.
En la radio rusa Sputnik, contó que su jefe en la Universidad Vytautas Magnus le advirtió hace años de que debía cerrar su página de Facebook “o de lo contrario perdería su trabajo”. “Estoy sufriendo una campaña por parte de los medios de comunicación lituanos controlados que escriben mentiras sobre mí”, se quejó. Pese a este ambiente hostil, decidió regresar en agosto a Lituania, donde no tardó en ser detenido.
España y Lituania mantienen excelentes relaciones, especialmente desde que en 2014 el Gobierno de Mariano Rajoy envió a ese país, de forma casi permanente, seis cazabombarderos F-18 y un contingente de 137 militares. Su presencia forma parte del dispositivo disuasorio de la OTAN frente a Rusia. José Manuel García-Margallo, que fue ministro de Exteriores con Rajoy, explicó años después que esa decisión fue, en parte, tomada para evitar que los países bálticos estuviesen tentados de expresar su simpatía por la corriente independentista en Cataluña.
Miquel Puertas, español, lleva nueve días ingresado en un centro de internamiento de extranjeros a 50 kilómetros de Vilna, la capital de Lituania, donde es el único ciudadano de la Unión Europea allí recluido. No tiene visos de salir por ahora. Las autoridades lituanas quieren expulsarle porque algunos de sus pronunciamientos públicos les han ofendido, pero solo en un vuelo directo a España. Las conexiones aéreas directas entre los dos países están, sin embargo, suspendidas a causa de la pandemia.
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