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La finca experimental que lleva 60 años revolucionando la agricultura en España
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DEL FRESÓN AL AGUACATE, EL MANGO O EL CACAO

La finca experimental que lleva 60 años revolucionando la agricultura en España

La historia de La Mayora es la de un señor apuntando al suelo y proclamando "esto nunca crecerá en esta tierra". Hasta que lo hace. Los alemanes y el Opus Dei dieron forma a este sueño agrícola

Foto:  Iñaki Hormaza examina un aguacate en La Mayora. (Carmen Castellón)
Iñaki Hormaza examina un aguacate en La Mayora. (Carmen Castellón)
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Cada mañana, Ruth Aranda se inclina con cuidado sobre el tronco de los árboles de cacao. El trabajo de esta técnico consiste en imitar las funciones de un mosquito pequeñísimo, de menos de dos milímetros, que en las regiones tropicales se encarga de polinizar las pequeñas flores blancas que brotan de la madera.

Con una precisión quirúrgica, Aranda toma unas pinzas y fija la mirada en el interior de la flor. En los trópicos, el minúsculo mosquito entra en la flor del cacao y llega hasta el fondo, donde el polen se acumula al final de los estambres rojizos. Sus alitas se llenan de polen y, al salir del capuchón de pétalos, lo deposita involuntariamente en el estigma que corona el ovario de la flor.

placeholder Ruth Aranda poliniza las flores del cacao en La Mayora. (Carmen Castellón)
Ruth Aranda poliniza las flores del cacao en La Mayora. (Carmen Castellón)

Pero aquí, en Málaga, no existen esos mosquitos así que esta investigadora del Instituto de Horticultura Subtropical y Mediterránea del CSIC tiene que hacer manualmente su trabajo. De cada flor polinizada brotará una pequeña habita de color granate, que al crecer irá tomando un color anaranjado, dando lugar a las icónicas maracas del cacao.

Hasta ahora, nunca en España se había logrado plantar cacao, por eso Ruth tiene que anotar cada polinización —la fecha y la variedad de cacao que ha cruzado— en una etiqueta que anuda con cuidado y un hilo blanco junto a la flor. Algún día sabrán si lo mejor es plantarlo en septiembre o en diciembre, a qué temperatura y con qué cuidados, pero de momento la historia del cacao en España está escribiéndose desde cero en estos recuadros de papel.

Alrededor de este invernadero hay cientos de etiquetas similares colgadas en plantas con papayas, chirimoyas, guanábanas, lichis, pitahayas, longuianes, mangos y, sobre todo, aguacates de múltiples variedades.

placeholder Las maracas de cacao etiquetadas. (Carmen Castellón)
Las maracas de cacao etiquetadas. (Carmen Castellón)

El del cacao es el último logro de La Mayora, una finca de investigación experimental. Su historia a lo largo de los últimos sesenta años es exactamente la de un hombre cualquiera apuntando a la tierra con el dedo y diciendo "eso nunca crecerá aquí".

Hasta que lo hace.

Lo más parecido a San Diego

Fritz Baade, el principal experto en agricultura del Partido Socialdemócrata Alemán durante la República de Weimar, comenzó a estudiar en los años sesenta las posibles carencias de la agricultura en el continente: cómo, por ejemplo, la producción de melocotones en toda Europa se quintuplicó desde el plan Marshall hasta los años sesenta, generando un problema que derivó en la destrucción de miles de toneladas en Francia e Italia.

Baade observaba también a España y el rol fundamental que podía ocupar en el engranaje de la fruta. "La sobreproducción europea de melocotones habría sido mucho más catastrófica si, como se pretendía originalmente, España también hubiera creado una producción de melocotones orientada a la exportación en el valle del Ebro", escribía en un informe a principios de los setenta. "España se ha abstenido de hacerlo y ha concentrado sus plantaciones en las regiones del sur, donde los duraznos se producen dos meses antes que en Francia e Italia".

Los alemanes buscaban la zona de España donde la temperatura fuera más constante: así llegaron a la costa de Algarrobo

El profesor Baade tuvo la visión de convertir a España en la California de Europa, dicho esto desde un punto de vista estrictamente agrícola. Un lugar donde experimentar en el cultivo de nuevas variedades hasta entonces impensables en el continente. Principalmente, el objeto de deseo de los alemanes era la fresa.

Así, en 1961, Baade se encomendó a Dieter Wienberg, un agrónomo treintañero que había llegado al CSIC a mediados de los cincuenta. Amigo de José María Albareda, el entonces secretario general, ambos tenían en común compaginar la vocación científica con la vinculación al Opus Dei.

Tras estudiar concienzudamente las variedades de fresa Tioga, Fresno y Solano que crecen en el sur de California, Alemania puso en sus manos un millón de marcos para adquirir una finca en España. Además de ser enorme (50 hectáreas) tenía que estar ubicada en el lugar de España que tuviese unas características climáticas más similares a la zona de San Diego: temperaturas estables a lo largo de todo el año y cercanía al mar.

placeholder Árboles de aguacate Hass en La Mayora. (Carmen Castellón)
Árboles de aguacate Hass en La Mayora. (Carmen Castellón)

Así es como Dieter Wienberg llegó a tener, medio siglo más tarde, una avenida con su nombre y una rotonda con su cara en Algarrobo Costa. Inicialmente, la Estación Experimental La Mayora era una finca dedicada únicamente al fresón. El sustrato que consideraron ideal para plantarlo en Málaga venía de Lepe (Huelva) por lo que poco a poco, con la mediación de algún empresario onubense, la cosa fue cayendo por su propio peso y se trasladó al oeste andaluz para no volver.

Claramente la estrategia de Baade dio sus frutos —nunca mejor dicho— y, actualmente, Alemania importa uno de cada tres fresones que salen de Huelva.

"Por entonces, lo que se pagaba por kilo de fresa superaba al sueldo de los agricultores que la recogían", explica Antonio Cordón, el gerente de La Mayora.

Por entonces, lo que se pagaba por kilo de fresa superaba al sueldo de los agricultores que la recogían

La producción de esta fruta salió de la finca, pero, por suerte, durante sus estancias en California el fundador alemán de La Mayora también se había fijado en otro cultivo.

El aguacate se había intentado plantar sin éxito en otras ocasiones en España, por ejemplo en la Valencia del siglo XVII. Como en los campos de cultivo que hay entre Los Ángeles y San Diego era posible hacerlo, Wienberg pensó que La Mayora también tenía muchas opciones.

El laboratorio frutícola de España

La hortofruticultura actual sería inconcebible sin los aportes científicos que se han hecho en La Mayora durante las últimas décadas. Desde la implantación de la fresa que hoy supone para Huelva alrededor de mil millones de euros anuales en ventas, a las mejoras genéticas realizadas al tomate y al melón, o la introducción de la chirimoya que hoy se cultiva con naturalidad en Granada y ha hecho de España el primer productor mundial de esta fruta.

Del mismo modo, el destino de La Mayora en los últimos años está asociado al nombre de Iñaki Hormaza. "En Francia tienen el Cirad, un centro con 120 millones de presupuesto y unos dos mil investigadores, puede ser como 40 'mayoras' de personal", dice Cordón, "pues el otro día estuve mirando en Scopus", una herramienta para medir el impacto de las publicaciones científicas, "y tiene más impacto Iñaki que el propio Cirad".

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Este biólogo creció en San Sebastián, llevando vinos de la tienda de su padre al Bodegón Alejandro, la casa de comidas donde un joven Martín Berasategui dio sus primeros pasos entre fogones. Los caminos del científico son inescrutables, pero años más tarde, su vinculación con la gastronomía sería mucho más cercana e inesperada de lo que nunca pudo suponer.

Tras hacer un posgrado sobre mejora genética en Zaragoza y un doctorado sobre pistachos en California, volvió a la capital maña para trabajar con melocotones o cerezas, frutales templados y más o menos habituales en nuestra carta de postres. Un día, en el año 2000, salió la plaza para dirigir la investigación en este peculiar centro malagueño y aquí empezó su historia: "¡Ni conocía el aguacate, ni el mango, ni La Mayora ni nada!", ríe Hormaza.

El Cirad francés tiene Martinica, Reunión, la Guayana y otros muchos territorios de ultramar en lugares idóneos para el cultivo de fruta tropical, pero España solo disponía de 50 hectáreas de terreno y los fantasmas de 1898. "Los alemanes identificaron una zona que va desde el Rincón de la Victoria hasta Motril", detalla Hormaza, "de hecho, es el único lugar de Europa y el más alejado del Ecuador donde hay mango; por entonces había muchos expertos que decían que por debajo de 15 ºC de media era imposible".

Investigación puntera

La polinización del cacao es una broma en comparación con la pitahaya o fruta del dragón. En su entorno natural este cactus suele trepar por rocas o árboles, de cuyo agua se alimenta para dar lugar a una suculenta fruta de color amarillo o rosa. Por fuera parece un huevo con escamas pero por dentro tiene una textura muy delicada, blanca y con pepitas negras, con múltiples propiedades para la salud. El problema es que la flor sólo se abre una vez. Si no se ha polinizado en ese lapso, adiós.

En Vietnam o Tailandia no es problema, porque el penetrante aroma de la flor durante esa noche en que se abre atrae a muchos polinizadores naturales, especialmente a los murciélagos. ¿Pero en La Mayora?

placeholder Pitahayas en La Mayora. (Carmen Castellón)
Pitahayas en La Mayora. (Carmen Castellón)

"Pusimos a un estudiante para que viniera cada dos horas por la noche para ver si las flores se habían abierto", explica Hormaza. "Al final hemos descubierto que el mejor momento para hacer la polinización es a la mañana siguiente, justo antes de que la flor se haya cerrado".

La anécdota puede llevar a equívocos sobre el tipo de investigación que se hace en la finca. El grupo de Hormaza es uno de los más avanzados del mundo en biología floral, por ejemplo del aguacate. El gran problema con la mejora genética de los cultivos es que hay que hacerla al natural. Aunque en La Mayora están haciendo una investigación tan avanzada como probar la técnica CRISPR para mejorar la chirimoya —por ejemplo suprimiendo un gen para crear frutas sin semillas o más resistentes a la sequía— la legislación europea no tolera la introducción en el mercado de estas variedades por considerarlas transgénicas.

Así que hay que hacer cruces de variedades casi por ensayo y error, aunque cuentan con un enorme trabajo previo de investigación biológica, muy lejos de aquello de Mendel y los guisantes aunque pueda dar la misma impresión. Hoy La Mayora alberga la mayor variedad de chirimoyas del mundo, más de 350. Ocurre lo mismo con los aguacates, de los que alojan tipos nunca vistos en el supermercado: del verde y liso Reed al pequeño Carmen mexicano —el nombre no viene de la patrona de los marineros sino de Carlos Méndez, el ingeniero que los produjo por primera vez— al enorme aguacate israelí o una curiosa variedad australiana.

Diversidad, el único objetivo

Porque la verdadera lucha, el objetivo final para Hormaza, está en la diversidad. Casi todo el aguacate que los supermercados buscan es el sempiterno Hass, el 80% del mango que se consume es de la variedad Austin. Lo que se gana en estabilidad se pierde en matices, sabores y sostenibilidad, porque cuando la temporada del aguacate o el mango terminan, comienzan a importarse desde las otras esquinas del mundo.

"Hay variedades de aguacate para alimentar al mercado español con producto nacional durante todo el año", explica el biólogo mientras paseamos entre árboles florecientes de lichis rojos resplandecientes. "El Hass es como una lechuga, pero hay otras muy interesantes, con sabores herbáceos o a nuez". Son detalles que entusiasman a los gastrónomos —y a los hipsters— pero los supermercados solo quieren ver una y otra vez la misma caja de cuatro kilos de aguacates.

placeholder No, el aguacate no se cría en las tostadas con rúcula y salmón. (Carmen Castellón)
No, el aguacate no se cría en las tostadas con rúcula y salmón. (Carmen Castellón)

Esto tiene varios problemas, empezando porque la dependencia de agua de cultivos tropicales es muy alta para regiones como Andalucía y quizá otros tipos fueran más sostenibles. Pero sobre todo, la amenaza que se cierne sobre toda fruta es seguir el destino del plátano.

Poco antes de que Wienberg pusiera el pie por primera vez en España, la variedad de plátano Gros Michel era la más consumida y exportada a nivel mundial. Hoy es prácticamente imposible de encontrar, dado que una plaga llamada el Mal de Panamá —técnicamente la fusariosis del banano— se extendió por todo el globo acabando con esta variedad. Por suerte, entonces emergió el Cavendish, el que se cultivaba en Canarias, y hoy en día es el tipo de plátano que domina el mercado. Es decir, otro Mal de Panamá para el Cavendish y adiós al plátano.

Foto: Más de 10.000 hectáreas de plátano Cavendish han sido destruidas por este hongo. (EFE)

Para que eso no ocurra, al menos en las variedades que ellos trabajan, está La Mayora. "Nosotros estamos plantando muy al límite geográfico, por lo que cada pequeño detalle es muy importante", dice Hormaza. "Un caso de esto es el lichi, aquí varios agricultores locales intentaron traer en su momento...".

El lichi, una fruta exótica originaria del sur de China y que puede alcanzar un gran rendimiento en el mercado, tarda cinco o seis años en arrancar y empezar a dar rendimiento. Los agricultores malagueños esperaron, pero aunque los árboles crecían y daban flores jamás obtuvieron un triste lichi. "Ellos trajeron la variedad Mauritius, que es la más comercial", dice el biólogo. "Nosotros luego trajimos 25 variedades de lichi y han funcionado todas, la única que no sirve aquí es la Mauritius, porque florece demasiado pronto, aquí como estamos en el límite del cultivo hace demasiado frío y no produce fruta".

placeholder Papayas y árboles de cacao en La Mayora. (Carmen Castellón)
Papayas y árboles de cacao en La Mayora. (Carmen Castellón)

Las tiranteces presupuestarias que afectan a todos los científicos en España también suceden en La Mayora. El centro, dependiente del CSIC y la Universidad de Málaga, obtiene casi todo su presupuesto de convocatorias competitivas. El as que les queda en la manga, y que supone una fuente de ingresos nada desdeñable, es la venta de fruta exótica que en el mercado puede superar los seis euros por kilo, especialmente fuera de temporada.

Si alguna vez van a la frutería y se encuentran un longan, una guanábana fresca o un aguacate raro procedente de Málaga no lo duden y cómprenlo, podrían estar financiando un proyecto científico o el sueldo de un post-doc.

Cada mañana, Ruth Aranda se inclina con cuidado sobre el tronco de los árboles de cacao. El trabajo de esta técnico consiste en imitar las funciones de un mosquito pequeñísimo, de menos de dos milímetros, que en las regiones tropicales se encarga de polinizar las pequeñas flores blancas que brotan de la madera.

Biología Agricultura Málaga CSIC