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Vox se 'lepeniza' con la crisis: giro social y soberanía contra el capital extranjero
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DISPUTAR ELECTORADO A IZQUIERDA Y DERECHA

Vox se 'lepeniza' con la crisis: giro social y soberanía contra el capital extranjero

Los analistas vaticinan un giro hacia posiciones proteccionistas, en línea con otros partidos de ultraderecha como los liderados por Matteo Salvini en Italia o Marine Le Pen en Francia

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal (d), durante la manifestación en coche, en Madrid, promovida contra la gestión del Gobierno el pasado sábado. (EFE)
El líder de Vox, Santiago Abascal (d), durante la manifestación en coche, en Madrid, promovida contra la gestión del Gobierno el pasado sábado. (EFE)
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Vox cambiaba de posición esta semana para pasar de criticar el ingreso mínimo vital como una "paguita", con el único resultado de cronificar la pobreza, a defender su implantación, aun con matices a la medida aprobaba este viernes, para "no dejar a ningún español solo". Al mismo tiempo, la formación liderada por Santiago Abascal intensificaba su discurso soberanista, defendiendo la soberanía nacional frente a hipotéticas imposiciones futuras venidas de Bruselas al condicionar las ayudas a recortes y austeridad. Todo ello, después de haber demandado ya al inicio de la crisis que el Estado asumiese el pago de las nóminas de todos los trabajadores que no pudiesen trabajar en el marco de su programa 'Protejamos España', lo cual rompe con todos los cánones neoliberales.

Pero hay más. Fuentes del partido avanzan a este diario, que en los próximos días lanzarán un paquete de propuestas para blindar el "consumo del producto nacional" frente al extranjero. Buscarán con ello potenciar el comercio nacional y el tejido empresarial patrio, indican estas mismas fuentes, para lo que también realizarán un llamamiento a grandes empresas de cara a que se prioricen productos y servicios nacionales sobre los extranjeros". Para los analistas políticos se trata de un giro hacia posiciones más proteccionistas, en línea con otras formaciones europeas de ultraderecha, como las lideradas por Matteo Salvini en Italia y Marine Le Pen en Francia. De ahí que otros lo califiquen como "lepenización" o "frentenacionalización".

Se trataría, de seguir por esta nueva línea para responder a la crisis económica de adoptar posiciones menos liberales y más obreristas. Y sobre todo enfrentadas al "globalismo" capitalista. "Se tienen que articular ayudas desde la UE, pero no desde una imposición globalista, sino desde la idea de que la UE es un conjunta de naciones soberanas que cooperan libremente", indican fuentes cercanas al eurodiputado de Vox Jorge Buxadé. La línea comunicativa que ha adoptado la formación da pistas en este sentido. Desde vídeos promocionales sobre el 15-M en los que se recalca el mensaje de que "seguimos indignados" y que es sensato ser obrero y de Vox, hasta mensajes en redes sociales respecto al cierre de la fábrica de Nissan.

"Nissan cerrará su planta de Barcelona, donde trabajan más de 3.000 españoles. La izquierda y el separatismo están arrebatando a los trabajadores su futuro. Para evitarlo, será necesaria la movilización trabajadora permanente hasta vencer al Gobierno del paro y la miseria", se afirmaba desde la cuenta de Twitter del partido. Su líder, Santiago Abascal, expresaba por su parte que "el Gobierno no escuchó a los trabajadores, como no escucharon a los agricultores de la naranja. Hoy vemos las consecuencias: 500 posibles despidos en Alcoa que se suman a los más de 3.000 directos en Nissan". El cuadro podría completarse con unas declaraciones del diputado Iván Espinosa de los Monteros en un encuentro digital con jóvenes militantes afirmando que su partido no es de derechas, sino "una alternativa patriótica y social".

'Los de abajo'

Incluso el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, reconocía en una entrevista reciente en el diario italiano 'La Stampa', sobre Vox, que "en momentos de crisis es normal que se evalúen los espacios de soberanía nacional". A ello añadía que "la ultraderecha ha entendido este debate", pero recalcaba que en su caso "da respuestas que no son democráticas".

El director General de Public, Abelardo Bethencourt, quien ha trabajado en numerosas campañas electorales y ha sido jefe de gabinete del Secretario de Estado, director del gabinete del presidente del Gobierno y secretario del Consejo de Seguridad Nacional en la etapa de Mariano Rajoy, lo explica así: "Se han dado cuenta de que viene una crisis económica terrible y lo que quieren es convertirse en el partido de 'los de abajo'. Se están 'podemizando', replicando la misma actitud que Podemos en 2014 con la crisis anterior". Hace referencia también a las manifestaciones de Espinosa de los Monteros negando que en España haya partidos de derechas. "Eso recuerda al lema de que no somos de izquierdas ni de derechas, sino que somos los de abajo. Quieren recuperar el eje de los de arriba contra los de abajo".

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal, desde la tribuna del Congreso. (EFE)

Además de los cambios que empiezan a percibirse a nivel discursivo, Bethencourt pone el foco en el marketing digital del partido. Concretamente en la campaña 'seguimos indignados' que lanzaron coincidiendo con el aniversario del 15-M. "En ella habla gente que participó en el 15-M y que votó a Podemos, pero que ahora se reconocen defraudados. El mensaje es que el único partido que ahora puede recoger el malestar contra el sistema es Vox", relata este analista político. Bethencourt se refiere a este giro como "frentenacionalización", en referencia al Frente Nacional francés que en 2018 pasó a denominarse Agrupación Nacional. Un espejo a seguir, dice, cuya clave de éxito se resume en su transversalidad al recibir votos a derecha e izquierda, con un discurso antieuropeo y en defensa de las clases trabajadoras, cuyo empobrecimiento asocian a las instituciones europeas y la globalización.

El creciente radicalismo de Vox contrasta, sin embargo, con el giro posibilista de Podemos, pero es también fruto de las reacciones propias que surgen ante los cambios. Y el hecho de que miembros de un partido a la izquierda del PSOE se sienten en el Consejo de Ministros no tiene precedentes desde la Segunda República. A pesar de todo, existen no pocas analogías estratégicas entre ambas fuerzas de la llamada "nueva política" e, incluso, parte de sus diagnósticos, aunque sus recetas y fundamentos políticos sean opuestos. De hecho, antes de fundar Podemos, Iglesias coincidió con Vidal-Quadras en los platós de Intereconomía planteando ambos que España estaba sumida en una crisis de sistema político. "Un tipo listo que me interesó desde el principio", reconocía el líder de Podemos sobre el excandidato de Vox en su libro de conversaciones con el periodista Enric Juliana, 'Nudo España' (Arpa).

Tensiones con el alma 'neocon'

Para el investigador Guillermo Fernández, quien ha estudiado a Vox desde el ámbito académico, y es especialista en derecha radical europea, es elocuente el cambio de posición respecto al ingreso mínimo vital, aunque lo tilda de poco creíble por el ruido que hicieron sus críticas al denominarlo "paguita". Con todo, señala que entre febrero y junio de 2020, Vox habría experimentado un giro estratégico sorprendente. En un artículo publicado en la revista de cultura y pensamiento 'La U', Fernández se retrotrae al segundo congreso del partido, celebrado el pasado 8 de marzo en Vistalegre. "En los discursos de Jorge Buxadé y Santiago Abascal durante el mitin organizado en Vistalegre, se percibía la voluntad de ampliar su electorado y disputar a la izquierda conceptos como el de ecología, soberanía alimentaria, defensa de los sectores primario y secundario, reivindicación de las industrias estratégicas o apuesta decidida por la protección de la España vaciada o interior".

Una posición que habría ido variando, por las tensiones con "el ánimo más 'neocon' del partido —en detrimento de otras sensibilidades o apuestas estratégicas—", y empujada por el intento de capitalizar las protestas contra el Gobierno, más asociadas a las élites que a un carácter transversal como el que buscan otros partidos similares en Europa. El resultado, añade el autor de 'Qué hacer con la extrema derecha en Europa. El caso del Frente Nacional' (Lengua de Trapo), es que se acaba en "una estrategia de nicho, que enardece a los ya convencidos, pero que no suma ni un apoyo más". Desde su punto de vista, la lepenización no está clara y su opinión es que finalmente se acabará imponiendo una versión de Vox que apostaría más "por convertirse en la vanguardia política de la derecha española". Conclusión que basa en el contexto de intensa polarización política en España y de dinámica de bloques cerrados continuamente chocando. También por el poso interno que ha dejado voces como las de Alejo Vidal-Quadras, para quien la finalidad principal de Vox era convertirse en el "PP auténtico".

placeholder El líder de Vox, Santiago Abascal, en el Congreso. (EFE)
El líder de Vox, Santiago Abascal, en el Congreso. (EFE)

Entre los politólogos y analistas existen dudas sobre qué estrategia beneficiaría más a Vox, en el ámbito de ensanchar sus apoyos. El politólogo, profesor universitario, editor y político español Raimundo Viejo, no duda en que su mejor carta es seguir la vía que denomina "lógica lepeniana", que en España tendría resonancias en el franquismo sociológico. Esto es, "de las empresas nacionales, de los pantanos, empresas como Fenosa o Telefónica. La idea de un estado fuerte, de los últimos años del franquismo desarrollista". Un Estado protector, incide, sobre todo de cara a posicionarse en el contexto de la crisis económica, para así "acercarse a segmentos electorales de clases más populares" en lugar de ceñirse a la burbuja del barrio de Salamanca o lo que ironiza como "sociología borjamari".

En definitiva, un planteamiento "más estatista", con protección pública, y adaptando el lema trumpista en "hacer una España nueva y grande". Para este politólogo será interesante seguir las propuestas que vayan deslizando desde Vox en los grupos de trabajo para la comisión de reconstrucción. En su opinión, su ventaja radicaría en girar hacia posiciones centradas en salvar los sectores estratégicos nacionales a través de fuertes inversiones y ayudas al tejido empresarial patrio. "Patriotismo económico", resume, o lo que es lo mismo soberanismo.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE)

Para el consultor César Calderón, en cambio, el salto de Vox hacia estas posiciones no daría réditos electorales. "En esa piscina no hay agua. España no es Francia. Allí Le Pen consiguió voto de izquierdas en grandes ciudades, como Marsella, y ha sido capaz de ampliar ese espectro, pero en España cuando te expandes hacia la izquierda obrera, el voto conservador se te va. Aquí se vio con Podemos los límites de la transversalidad interclasista". Además, indica que la líder de la ultraderecha francesa reinventó su discurso pero siempre desde el marco del consenso republicano francés, mientras que "Vox se sitúa fuera del consenso constitucional". Y añade: "Por mucho que Bannon les explique la estrategia populista, en España el voto no es interclasista y si giran para conseguir voto de izquierdas, cabreado, lo que hace es que se le vayan los apoyos conservadores. Tienen que elegir".

Todo movimiento transformador tiene su reacción y la formación de Santiago Abascal no nació precisamente con sus actuales postulados rupturistas y de euroescepticismo. Vox se presentó en sociedad como una formación de “centro-derecha, moralmente conservadora, económicamente liberal y moderada en sus planteamientos”. Y lo hizo con un manifiesto fundacional con medidas que pasarían desapercibidas en un congreso del PP: contra el aborto y contra ETA y a favor de la familia y la unidad de España. Su viaje atrás en el tiempo se ha complementado con la importación de elementos característicos de la ola de populismos blancos inaugurados por Trump y la crisis económica tras la pandemia del coronavirus podría ser su pista de despegue.

Vox cambiaba de posición esta semana para pasar de criticar el ingreso mínimo vital como una "paguita", con el único resultado de cronificar la pobreza, a defender su implantación, aun con matices a la medida aprobaba este viernes, para "no dejar a ningún español solo". Al mismo tiempo, la formación liderada por Santiago Abascal intensificaba su discurso soberanista, defendiendo la soberanía nacional frente a hipotéticas imposiciones futuras venidas de Bruselas al condicionar las ayudas a recortes y austeridad. Todo ello, después de haber demandado ya al inicio de la crisis que el Estado asumiese el pago de las nóminas de todos los trabajadores que no pudiesen trabajar en el marco de su programa 'Protejamos España', lo cual rompe con todos los cánones neoliberales.

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