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El 'corona espiritual': 20 curas fallecidos, 80 sirven en morgues y 100 más en hospitales
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El 'corona espiritual': 20 curas fallecidos, 80 sirven en morgues y 100 más en hospitales

"Saber que la Iglesia está rezando por ellos representa un gran consuelo para muchas personas", asegura el vicario que aglutina más población de Madrid

Foto: Un sacerdote hace un responso durante un entierro sin asistentes en el cementerio de Salamanca. (EFE)
Un sacerdote hace un responso durante un entierro sin asistentes en el cementerio de Salamanca. (EFE)

Más de 15.000 personas han muerto en España de coronavirus, según los datos oficiales dados a conocer por el Ministerio de Sanidad. La trágica situación, que ha provocado que la Comunidad de Madrid —la más afectada por la crisis sanitaria— habilite como morgue gigante dos grandes inmuebles, ha tocado de algún u otro modo a la mayoría de españoles, que han perdido algún familiar, amigo o conocido durante este tiempo. El factor humano, para muchos, es consolado por su fe en Dios. De ahí que los sacerdotes también se encuentren "a tope" estos días, como reconocen desde el arzobispado de Madrid.

Según explica el vicario Juan Pedro Gutiérrez Regueira a El Confidencial, en estos momentos hay más de 100 curas en los hospitales atendiendo a los fieles madrileños, otros 80 en las morgues y muchos más completamente operativos en sus parroquias. "Nuestra labor ahora es cuidar a los enfermos espiritualmente, despedir a los fallecidos y acompañar a sus familias, rezando en todo momento por el fin de la pandemia y por quienes la combaten", aseguran desde el arzobispado. Hasta el momento han fallecido 20 curas como consecuencia del coronavirus, hay casi una decena en cuidados intensivos y un número indeterminado en cuarentena. "Tenemos algunos muy graves", resume.

Foto: Un tanatorio de Barcelona ha convertido el parking en un depósito de féretros. (EFE)

Entre los fallecidos se encuentra el párroco del barrio madrileño de El Pozo del Tío Raimundo Franco Zago, que perdió la vida el pasado 30 de marzo. "También hay otro que estaba jubilado pero que seguía celebrando misa", añade. "El primero se contagió probablemente por su contacto con la gente en la labor de Cáritas; el segundo no lo sé, pero cuando una persona está en contacto tanto pues es lógico que se contagie", asegura el vicario.

A pesar de esta exposición, como explica Gutiérrez Regueira, hay una "enorme disponibilidad" por parte de los curas. "Muchos de parroquias nos llaman para decirnos que se ofrecen para lo que necesitemos", resume el responsable de las vicarías cuarta y quinta de Madrid, que aglutinan gran parte del centro de la capital y el barrio de Vallecas. En los tanatorios y crematorios, se limitan a rezar por los fallecidos y a satisfacer las peticiones de los familiares, que les han pedido estar ahí en su nombre dado que muchos de ellos no pueden hacerlo. "Saber que la Iglesia está rezando supone un gran consuelo para muchas personas", afirma el vicario, que considera muy importante la labor de los capellanes en los hospitales.

placeholder Un sacerdote equipado con material de protección en un hospital madrileño. (EC)
Un sacerdote equipado con material de protección en un hospital madrileño. (EC)

"Muchos familiares les llaman para transmitir algún mensaje al paciente que ellos no pueden trasladar porque no pueden entrar en el centro sanitario", explica Gutiérrez Regueira, que afirma que durante estos días fundamentalmente los curas dan la extrema unción, confiesan y tratan de consolar a los enfermos. "A veces les dan un traje, cuando hay disponibles, mascarillas y geles; siempre mantienen la distancia", detalla el vicario, que cuenta que en no pocas ocasiones hablan con los pacientes desde la puerta de la habitación para no acercarse más de lo recomendado.

En estos momentos, la mayor morgue de España se encuentra en el madrileño Palacio del Hielo, donde desde el pasado 23 de marzo hay 1.800 metros cuadrados destinados a almacenar féretros. Allí los traslada la Unidad Militar de Emergencias y de ahí luego van saliendo poco a poco, siempre en función de la capacidad de las empresas de servicios funerarios, que están al borde de su capacidad y no dan abasto, como reconocen a El Confidencial las fuentes consultadas. En el mencionado Palacio del Hielo ha habido días en los que ha habido más de 400 cadáveres de personas que han perdido la vida por coronavirus.

Foto: Una trabajadora de correos se protege con una mascarilla para salir a repartir cartas este martes. (EFE)

A pesar de las dimensiones de la instalación, el Ministerio de Defensa y la Comunidad de Madrid pusieron en marcha hace una semana un segundo depósito de féretros en la Ciudad de la Justicia con el fin de poder almacenar ahí los cuerpos de las víctimas que no cabían en el primer centro y ahora preparan otro palacio de hielo en la sierra de Madrid. Los tres emplazamientos habilitados por las autoridades sirven para dar más tiempo a las funerarias para hacer su trabajo, lo que viene a demostrar también que los servicios de enterramiento e incineración están sobrepasados a pesar de que no deberían estar si se tienen en cuenta las cifras oficiales.

Pero no solo en los hospitales y en las morgues trabajan estos días los curas, que también desde las propias parroquias han visto incrementada su labor. "En Cáritas de la Vicaría estamos recibiendo cien llamadas al día, y eso sin contar los departamentos de Cáritas de las propias iglesias, donde no pocos curas están haciendo la labor de los fieles, que son muy mayores y están encerrados", relata el vicario, que asegura que ha aumentado considerablemente la labor asistencial en barrios como Vallecas. "Vienen muchos que han empezado a vivir en habitaciones, acuden porque no tienen para comer", asegura.

Más de 15.000 personas han muerto en España de coronavirus, según los datos oficiales dados a conocer por el Ministerio de Sanidad. La trágica situación, que ha provocado que la Comunidad de Madrid —la más afectada por la crisis sanitaria— habilite como morgue gigante dos grandes inmuebles, ha tocado de algún u otro modo a la mayoría de españoles, que han perdido algún familiar, amigo o conocido durante este tiempo. El factor humano, para muchos, es consolado por su fe en Dios. De ahí que los sacerdotes también se encuentren "a tope" estos días, como reconocen desde el arzobispado de Madrid.

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