Bernabé, el 'chaleco amarillo' en la revuelta del campo: "Si tengo que ir a la cárcel... Voy"

Joaquín López es cortador profesional de jamón. Hijo de hostelero, su vida cambió hace cuatro años, cuando se enamoró de una mujer que vivía de la agricultura y cambió el cuchillo por el tractor. "Ahora muchos me llaman el Che Guevara del campo", comenta entre risas. Más conocido como Bernabé, su nombre ha comenzado a sonar con fuerza en las protestas agrarias, en las que se erige como presidente de la Federación Nacional de Asociaciones Independientes de agricultores, una organización que acaba de nacer y espera sumar entre 20.000 y 25.000 socios para finales de año. Su fórmula para diferenciarse de las asociaciones mayoritarias es tajante: "Lo que se espera de nosotros es una revolución".

A lo largo de la entrevista, Bernabé (El Ejido, 1985) repite una y otra vez la misma idea: son radicales, pero no violentos. La diferencia, sin embargo, se diluye al abordar la posibilidad de que ignoren sus exigencias. "Si fuera necesario... Si fuera necesario... Pues no sé la gente hasta qué extremo llegará. Nosotros queremos dar una imagen de agricultores pacíficos, no somos delincuentes. Pero la gente... Llega un momento en el que la gente es inestable y muy difícil de controlar". "No sabemos hasta qué punto se volcarán camiones o no se volcarán camiones. Arderán camiones o no arderán camiones...". Por momentos, su discurso recuerda al de los 'chalecos amarillos' de Francia, comparación que a él no le molesta: "Si no hay este tipo de actuaciones, el ministerio no nos escucha. Si no hacemos este tipo de... No sé cómo llamarlo... De violencia, de gamberradas, de destrozar el género o de destrozar camiones...". Entre las acciones que preparan, destaca la de un "paro nacional" de los agricultores.

Bernabé se hizo un nombre entre los agricultores de Almería el pasado octubre. "Estaba un día trabajando con mi suegro y no entendía... Con los jamones yo le ponía precio: compraba carne, sabía los gastos que iba a tener y cómo lo iba a vender. Pero el agricultor no: sabe los gastos que tiene, pero no cómo va a vender". Cansado de esta situación, subió un vídeo-denuncia a las redes sociales y se volvió viral, lo que desembocó en la Unión de Agricultores Independientes de Almería, que terminó de constituirse esta misma semana. Aunque por ahora solo cuentan con 120 socios, ya han conseguido que su líder tome las riendas de la Federación Nacional de Asociaciones Independientes, organización que sigue la misma línea a nivel nacional: mientras los grandes grupos agrarios hablan con el Gobierno, ellos aseguran dominar las calles.

Sus reivindicaciones agrarias son las habituales, pero con matices. Preguntado sobre la promesa del Gobierno de prohibir la venta a pérdidas en el campo, Bernabé considera que es insuficiente y exige que se blinde la producción con otras medidas: "Eso está muy bien, pero es la pescadilla que se muerde la cola. Lo están haciendo para que paremos las protestas y no se va a parar". Frente a esta idea, él exige limitar la entrada de mercancía extranjera en España: "La mano de obra allí es mucho más barata, los productos fitosanitarios son mucho más baratos... Los costes de producción son mínimos. Y a la hora de traer ese género y comerciarlo aquí, grandes empresas lo reetiquetan para mandarlo a Europa como producto de Almería. Ese es el gran problema que hay, que pasan miles y miles de toneladas cada día".

Pintar la entrada de productos extranjeros como "competencia desleal" no es nuevo. Este mismo martes, durante una protesta de agricultores en Jaén, parte de los manifestantes paró un camión y volcó todos sus productos porque procedían de Marruecos. Pese a ello, Bernabé se desmarca de este tipo de acciones. Al menos en parte: "Nosotros no tenemos mucho que ver. Los agricultores están muy crispados, la situación es muy crítica...". "Vamos a dejarlo en que fue reivindicación de agricultores independientes, pero no tenemos constancia de que fuéramos nosotros". "No queremos tampoco delatarnos porque obviamente no abarcamos todo... Sí formamos parte del movimiento y la gente está saliendo a la calle como agricultores independientes, porque creen que no les representa ninguna de las organizaciones que ya hay".

Tras esta última afirmación se esconde otra de las demandas de Bernabé, que pone el foco en las grandes asociaciones con las que se sienta el Gobierno: "No se ha contado con organizaciones como la nuestra, que estamos moviendo el campo. Eso es una nueva falta de respeto al agricultor de modelo familiar". Una situación que, si no se corrige, asegura que tendrá consecuencias: "Queremos cortar todas las zonas portuarias. Empezar un día por Andalucía y hacerlo a nivel nacional. Queremos parar la entrada de productos de otros países, pero más datos de eso no te puedo dar... Se está pensando y se está organizando. Son cosas, como dices, muy radicales, y no podemos tampoco... Lo que sí quiero dejar claro es que nosotros vamos a intentar hacer las cosas de la forma más pacífica posible. No queremos violencia con las Fuerzas de Seguridad del Estado, todo lo contrario, pero es verdad que tenemos que ser reivindicativos y dar un golpe sobre la mesa".

Aunque a Bernabé se le ha vinculado con Vox, él niega ser militante del partido o tener contacto directo con Santiago Abascal: "Me intento relacionar con todos por igual. Me considero una persona totalmente apolítica, neutral, que quiere el bien común". De hecho, según asegura, son varios los dirigentes de distintos partidos con los que ha hablado en los últimos meses: "Si me viene una propuesta del PP o del PSOE, como me ha venido de Teresa Piquera, de aquí de Águeda... O me viene, como me ha venido, de Jordi Cañas y Marta Bosquet, de Ciudadanos, que transmitieron mis palabras al Parlamento Europeo... O también de Irene de Miguel [Podemos], que le di un abrazo fortísimo en Madrid y las gracias... No soy radical de ningún partido. Soy radical del campo".

Bernabé sabe que lo más probable es que esas relaciones salten por los aires si las protestas se tornan violentas, pero él no está dispuesto a dar un paso atrás. En la calle gritan "si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra", y él promete llevar este cántico hasta las últimas consecuencias: "Sé que van a ir a por mí, lo tengo muy presente. Ya me han roto el camión, he tenido algunas acusaciones graves... Pero estoy dispuesto a llegar hasta el final. Yo tengo un hijo de ocho meses y mi mujer ha sido toda la vida agricultora. El 80% de mis amigos son agricultores. Toda la relación que tengo con la gente es del sector primario. ¿Hasta dónde estoy dispuesto a llegar? Estoy dispuesto a llegar, y mi familia me apoya al 100%... Si tengo que ir a la cárcel por mi país y mis ciudadanos, voy a ir, sin ningún tipo de problema ni miedo".