La sentencia empaña el 12-O: disgusto por la filtración a la espera de la respuesta catalana

La celebración del 12 de octubre llegó de la forma más inesperada. La filtración de la sentencia del procés en la mañana de este sábado —el Tribunal Supremo condenará a los políticos catalanes por sedición— eclipsó por completo la Fiesta Nacional y, especialmente, la recepción que cada año reúne en el Palacio Real a personalidades de la política, judicatura y otros ámbitos. Todas las miradas estaban puestas en el magistrado Manuel Marchena que, tras saludar a los Reyes, accedió al comedor de gala donde todos los periodistas presentes en la sala le seguían los pasos.

El presidente de la Sala Segunda de lo Penal del TS no escondió su “disgusto” ante la filtración del fallo, dos días antes de lo previsto, evitando en todo momento confirmar el contenido. “No lo ratifico. Una sentencia no está lista hasta que el último magistrado la firma. Todo está abierto”, explicó. El juez insistió en que se encontraba “disgustado” pero “no enfadado”, ya que si hablara del término “enfado” estaría confirmando la noticia, “y no lo voy a hacer”, zanjó. La sentencia aún no cuenta con la firma de los siete magistrados que han juzgado este asunto, un trámite que está previsto para el lunes y que hasta que se realice da plazo para que cualquiera de ellos anuncie la presentación de un voto particular.

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Paloma Esteban Juanma Romero

En los corrillos del Palacio Real no se hablaba de otra cosa. La frase más repetida por los líderes políticos fue "hay que esperar". Y, lo siguiente, la incertidumbre de la reacción en las calles a partir de ahora. "Lo importante es que todo el mundo la acate y la respete", repetían unos y otros. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, declinó hacer cualquier comentario al respecto, aunque anunció que cuando la sentencia sea pública y el contenido sea oficial, comparecerá. El resto de su gabinete no se salió del guion. A la recepción acudieron todos los ministros, aunque la vicepresidenta, Carmen Calvo, cruzó el comedor de gala de puerta a puerta sin tan siquiera pararse.

Los ministros de Interior y Justicia, Fernando Grande-Marlaska y Dolores Delgado evitaron comentar el fallo judicial, igual que la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá. A su lado estuvieron las responsables de las carteras de Hacienda, Industria y Transición Ecológica; María Jesús Montero, Reyes Maroto y Teresa Ribera, sin mencionar ni una sola palabra al respecto. El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, saludó a todo aquel con el que se cruzó (de su partido y del resto). La responsable de Sanidad, María Luisa Carcedo (también asturiana) no dudó en introducir al nuevo presidente del Principado, Adrián Barbón, que debutaba en esta ocasión. Los presidentes autonómicos hicieron piña, como suele ser habitual. De los socialistas, además de Barbón, no fallaron el valenciano Ximo Puig, la riojana Concha Andreu, el aragonés Javier Lambán y el extremeño Guillermo Fernández Vara.

En el caso de los populares, Alberto Núñez Feijóo, estuvo buena parte del tiempo junto al presidente de su partido, Pablo Casado. El jefe de los populares aseguró sobre la sentencia, que su partido “asumirá” lo que el fallo diga (tampoco quiso referirse a la filtración de este sábado), y reconoció que espera que la “respuesta en la calle” no sea especialmente fuerte, en vista de que el Govern no está liderando, al menos por ahora, las futuras movilizaciones. "No estamos viendo lo que vimos en 2017. Ha habido picos y valles, pero no creo que vaya 'in crescendo'. No hay tanta vehemencia como entonces pidiendo desobediencia. Torra dijo aquello de "apretad", pero no mucho más", dijo el popular en uno de los corrillos.

Casado entiende además que la sentencia puede tener un efecto "balsámico". Dicho de otra manera, entiende que los independentistas a partir de ahora "se pensarán mucho qué hacer" a la vista de las penas que pueden afectar a los exidirigentes, igual que a la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell.

El PP concentró en Palacio Real a exdirigentes y exministros. Estuvieron junto a Casado, entre otros, María Dolores de Cospedal, Isabel Tejerina y Miguel Arias Cañete. La presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde de la ciudad, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, también estuvieron en la recepción, igual que el presidente andaluz, Juanma Moreno. Junto a sus excompañeros de gabinete y a los actuales del partido no faltó Ana Pastor, ahora como número 2 de Casado por la lista de Madrid.

En el caso del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que tampoco faltó a la cita, aseguró que lo prudente “es esperar” hasta conocer el fallo judicial oficial, aunque aprovechó para lanzar un mensaje al magistrado: “Le doy todo el ánimo a Marchena”. Durante el desfile militar de la mañana, Rivera compartió tribuna con el líder de Vox, Santiago Abascal, aunque apenas cruzaron palabra. Dedicaron gran parte de sus esfuerzos a hablar con las personas que tenían al otro lado, para evitar coincidir.

Abascal, una vez más, se convirtió en una de las estrellas de la recepción. Camareros, empleados y otros asistentes no dudaron en saludarle y pedirle fotografías sin parar. El líder del partido ultraderechista no escondió que le "chirriaba" la filtración del sábado, ya que a su juicio podría quedarse "algo corta" hablando de sedición y no de rebelión.

Del partido naranja también acudieron los miembros de la Mesa del Congreso, los diputados Ignacio Prendes y Patricia Reyes, así como la presidenta del Parlamento de Andalucía, Marta Bosquet.