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De Toledo a Cali: una operación policial de 8.000 km para cazar a un pederasta
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Operativo entre las policías de ambos países

De Toledo a Cali: una operación policial de 8.000 km para cazar a un pederasta

Cristian Cuero fue condenado en 2016 a 12 años de cárcel, pero tras huir a Colombia, la Policía Nacional tuvo que poner en marcha una operación que terminó con su detención en junio

Foto: Cristian Cuero durante el juicio en la Audiencia Provincial de Toledo. (Foto: REVISTA AQUÍ CLM)
Cristian Cuero durante el juicio en la Audiencia Provincial de Toledo. (Foto: REVISTA AQUÍ CLM)

El 11 de octubre de 2016, la Audiencia Provincial de Toledo condenó a Cristian Cuero a 12 años de cárcel. Diez por "un delito de abuso sexual con acceso carnal por vía anal y vaginal" contra una menor de 13 años: la hija mayor de su pareja. Y otros dos por un delito de abuso sexual contra otra menor de 13 años: la hija de una amiga de su pareja. La condena, sin embargo, no llegó a ejecutarse. Cuero, de 47 años y nacionalidad colombiana, huyó a su país natal antes de ingresar en prisión, activándose entonces una orden internacional de detención. Tras más de dos años de búsqueda, el arresto de Cuero se produjo el 23 de junio en una operación conjunta entre el equipo de fugitivos de la Policía Nacional y las fuerzas de seguridad de Colombia. Su huida terminó a más de 8.000 kilómetros de Toledo, en un municipio cercano a Cali llamado Yumbo.

La pesadilla para la hija de su pareja comenzó tras la llegada de la menor a España en 2007. Su madre ya estaba casada con Cuero y había tenido una niña con él, por lo que decidió traer a sus hijas desde Colombia para instalarse en Toledo. "Por circunstancias de trabajo de la madre, fuera del domicilio común desde primeras horas de la mañana hasta la noche, y con su aquiescencia, el acusado asumió plenamente el rol de padre con las dos hijas menores de la esposa", explica la sentencia de la Audiencia Provincial de Toledo, a la que ha tenido acceso El Confidencial. Con su pareja fuera de casa, Cuero empezó entonces a abusar de la mayor, que entonces tenía once años. Primero se metía en su cama para realizarle tocamientos, pero la situación empeoró hasta "mantener la relación sexual en forma plena".

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Los abusos continuaron así durante dos años, "al tiempo que acrecentaba su rol de padre, ya reforzado por el absentismo de la madre y aprovechando las malas relaciones madre-hija, en las que siempre daba la razón al acusado cuando se producían, hasta el punto de que la niña dirigió una carta a su madre contándole lo que pasaba y no la creyó". La sentencia explica que el control sobre la menor era absoluto: además de la diferencia de edad, Cuero aprovechaba la inseguridad de la niña, que "se encontraba sola, sin amigas y sin el apoyo materno". Por si se le ocurría contárselo a alguien, el pederasta se encargó incluso de amenazarla "con mandar sicarios a la abuela que vivía en Colombia", así como con publicar imágenes de ella desnuda en redes sociales.

El infierno que vivió la niña no se destapó hasta siete años después de que comenzaran los abusos, el 17 de diciembre de 2013. Ya con 18 años, tras un intento de suicidio, explicó a su madre los abusos que había sufrido desde su llegada a España. "Quiso quitarse la vida en el momento en que Cristian interfirió en la relación que mantenía con un chico, mandándole mensajes de voz amenazantes vía WhatsApp", explican fuentes policiales que participaron en la investigación de los hechos. Según explican, la niña no era su única víctima, pues las pesquisas hallaron indicios de que también tenía sometida a la madre: "Desde el inicio de su matrimonio en 2005, tuvieron numerosas rupturas y reanudación de la convivencia, existiendo incluso denuncias por malos tratos".

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Una vez denunciados los abusos, Cuero abandonó el domicilio, "manifestando a varias personas su intención de abandonar España con destino a Colombia", explican fuentes policiales. Pero en el último momento decidió personarse en las dependencias de Policía Nacional de Toledo, donde fue detenido. Con el pederasta ya en comisaría, los agentes recibieron entonces una segunda denuncia en la que se explicaba que había abusado de otra menor de 12 años: la hija de una amiga de su pareja que se había mudado a su casa temporalmente. "Manifestó que se había abalanzado sobre ella, consiguiendo darle un beso en la boca. También que se había metido en su cama y comenzado a tocarle los pechos. Dijo que en más de una ocasión se había masturbado frente a ella tras manifestarle sus ganas de realizar el acto sexual", explican fuentes cercanas a la investigación.

Cuero terminó sentándose en el banquillo de la Audiencia Provincial de Toledo en 2016. Con ambas denuncias sobre la mesa, el tribunal no tuvo dudas: "Entiende la Sala que existe prueba suficiente para la incriminación del acusado, en cuanto se otorga plena credibilidad a las declaraciones de ambas víctimas, en el relato homogéneo que han realizado respecto de los delitos que las tuvieron como sujetos pasivos", señala la sentencia. Cuero fue condenado a 12 años de cárcel por abusar de las dos menores, pero antes de ingresar en prisión, huyó a Colombia. Tras advertir su marcha al país latinoamericano, el equipo de fugitivos de la Policía Nacional organizó un operativo conjunto con los agentes colombianos, que pusieron las esposas al fugitivo el 23 de junio. Ahora queda pendiente su entrega a España para que cumpla sus 12 años de cárcel de condena por abusar de dos menores.

El 11 de octubre de 2016, la Audiencia Provincial de Toledo condenó a Cristian Cuero a 12 años de cárcel. Diez por "un delito de abuso sexual con acceso carnal por vía anal y vaginal" contra una menor de 13 años: la hija mayor de su pareja. Y otros dos por un delito de abuso sexual contra otra menor de 13 años: la hija de una amiga de su pareja. La condena, sin embargo, no llegó a ejecutarse. Cuero, de 47 años y nacionalidad colombiana, huyó a su país natal antes de ingresar en prisión, activándose entonces una orden internacional de detención. Tras más de dos años de búsqueda, el arresto de Cuero se produjo el 23 de junio en una operación conjunta entre el equipo de fugitivos de la Policía Nacional y las fuerzas de seguridad de Colombia. Su huida terminó a más de 8.000 kilómetros de Toledo, en un municipio cercano a Cali llamado Yumbo.

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