Guerra al cambio climático: así lo combaten estos cinco ayuntamientos españoles
Todos sabemos que hay que luchar contra el cambio climático, pero ¿qué medidas se están tomando realmente? Nos acercamos a la lucha de cinco grandes ayuntamientos españoles
Llevamos años hablando de la lucha contra el cambio climático, la necesidad de que España rebaje sus emisiones de gases de efecto invernadero y la urgencia de que todos esos cambios se articulen desde un nuevo modelo de movilidad. Pero ¿qué están haciendo las ciudades para poner en marcha esta transición?
Para responder a esta pregunta hemos acudido a los expertos congregados este jueves en el 'Foro ciudades descarbonizadas', organizado por El Confidencial y Acciona y que ha contado con la presencia de Paz Valiente (coordinadora general de Medio Ambiente, Sostenibilidad y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid), Frederic Ximeno (comisionado de Ecología del Ayuntamiento de Barcelona), Giuseppe Grezzi (concejal de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de Valencia), Esperanza Caro (directora general de Economía del Ayuntamiento de Sevilla), María Sánchez Esteban (concejala delegada general de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Valladolid), Alejandro Jiménez (director de Desarrollo de Negocio de Servicios de Acciona), Andrés Boix Palop (autor de 'Ciudad y movilidad' y profesor de la Universidad Politécnica de Valencia), Luis M. Jiménez Herrero (presidente de la Asociación para la Sostenibilidad y el Progreso de las Sociedades) y Luis Mecati (subdirector de Medioambiente en la Federación Española de Municipios y Provincias).
El Ayuntamiento de Madrid ha copado numerosos debates a nivel nacional a raíz del archiconocido Madrid Central, el proyecto con el que restringía el tráfico rodado en la parte céntrica de la ciudad. Pero no ha sido la única medida: en el evento, Paz Valiente recordó algunas de las medidas incluidas en su ordenanza de movilidad sostenible, como la limitación a 30km/h de la velocidad máxima de los coches en el 80% de las calles, el permiso a los ciclistas para anclar su bici en el mobiliario urbano o el fomento del transporte público. "Hay que migrar de una movilidad basada en el vehículo privado a una multimodalidad y, poco a poco, ir electrificando la demanda", insistió la coordinadora general de Medio Ambiente, así que la ciudad también ha bonificado el 75% en el impuesto de circulación de los coches eléctricos y, a finales de 2019, tendrá 52 nuevos puntos de carga rápida.
Barcelona tampoco se ha quedado atrás en este sentido. Frederic Ximeno recordó que, en su plan de movilidad sostenible, el ayuntamiento ha apostado por facilitar los desplazamientos en transporte público, a pie o en bici, completando hasta 200 kilómetros de carril bici, con la supermanzana de Poblenou como máximo exponente. Además, ha prohibido la circulación de vehículos de movilidad personal por las aceras, pasando a la calzada, donde los coches tradicionales no podrán superar los 30km/h. En palabras de Ximeno, se trata de "impulsar la movilidad sostenible, reforzando el transporte público, los desplazamientos en bici y la generación compartida de electricidad".
La premisa fundamental de Valencia, tal y como señaló Giuseppe Grezzi, pasa por reducir el uso del vehículo motorizado: "Hemos mejorado el transporte público incrementando el presupuesto en un 29% y dando como resultado un incremento de 10 millones de viajeros, un 10% más". Además, "hemos recuperado 33.000 metros de zonas peatonales y ampliado la red de carriles bici en 33 kilómetros más, hasta los 156 km, provocando un uso masivo, ya sea en bici o en patinete". En lo relativo al coche eléctrico, la ciudad ha ampliado los puntos de carga normal y rápida.
"El sur de España es muy vulnerable al cambio climático", recordó Esperanza Caro, que apostó por "recuperar el espacio público e incluso modos antiguos de urbanismo (sombras, agua en las calles, etc.)". El consistorio lo ha hecho con dos medidas fundamentales: aumentando las peatonalizaciones y micropeatonalizaciones (no solo en la zona centro, sino también en los barrios y en extremos de la ciudad) e impulsando la movilidad individual con 186 kilómetros de carril bici.
María Sánchez Esteban lo tuvo claro: "Llegar a la puerta de casa en coche no es un derecho, el derecho es respirar. La preocupación por el medioambiente no puede ser una opción política, sino una obligación de todos". Por eso, el Ayuntamiento de Valladolid ha activado un plan de emergencia que corta el tráfico rodado de su almendra central en casos de alta contaminación. Además, ha bonificado el 75% del impuesto de circulación para coches eléctricos, ha aumentado la inversión para que sus flotas de autobuses sean de gas natural comprimido e incluso dispone de una 'app' que informa a los ciudadanos de los niveles de contaminación en tiempo real.
¿Cuáles son los siguientes pasos?
Las medidas que ya están implementando numerosos ayuntamientos españoles son un evidente paso adelante, pero ¿qué queda aún por hacer? Para Joaquín Mollinedo, "el mundo evoluciona a través de una transición justa, ordenada y seguramente como única vía de progreso y supervivencia hacia un nuevo paradigma basado en una economía descarbonizada".
Andrés Boix consideró que aún queda mucho por hacer: "Hay que estudiar los flujos de población y los medios disponibles para organizar un transporte público eficiente y, a la vez, dar soluciones de movilidad privada. Los ciudadanos quieren desplazarse rápido y de la forma más barata posible, lo que no puede ser es que tengamos una estructura urbana que beneficie sistemáticamente al coche. Además, cuando hay infraestructuras seguras, la ciudadanía las usa de manera masiva. Con el carril bici, por ejemplo, cuando no es seguro, los que más lo usamos somos los hombres, que somos más irresponsables, y se quedan fuera otros colectivos como mujeres, niños y mayores".
Por otro lado, la mayoría de acciones van encaminadas a tener ciudades descarbonizadas, pero la misión no acaba ahí: "Más allá de la descarbonización tenemos que hablar de ciudades ecológicas, limpias, resilientes, inteligentes y sostenibles", insistió Luis M. Jiménez. Y es que "estamos sometidos a grandes riesgos climáticos y desastres naturales que se producen continuamente y a los que hay que hacer frente mediante otro tipo de diseño de la ciudad, con infraestructuras verdes".
De todos modos, es cierto que en los últimos años los españoles hemos sufrido un cambio cultural que nos hace estar más preocupados por el cuidado del medioambiente: "Para empezar, la población está permanentemente conectada y eso permite que afloren nuevos modelos de negocio", afirmó Alejandro Jiménez. Además, "antes la gente quería tener su coche, y ahora lo quiere, por ejemplo, mediante economía colaborativa. A nivel ciudadano, estamos viendo que cada vez se habla más del cambio climático, la gente se lo está creyendo y es una tendencia que no va a parar".
Por ello, lo tiene claro: "En Acciona, pensamos que vamos hacia una movilidad eléctrica, de origen 100% renovable, conectada, compartida y multimodal, ya que no hay una única solución y la gente quiere elegir en cada momento su medio de transporte en función del precio, el tiempo de trayecto o la climatología. Y ahí tendrán que convivir el sector público y el privado, ambos tienen que integrarse".
Se trata, en definitiva, de que el camino hacia una sociedad y una movilidad más sostenible no se circunscriba a hechos o iniciativas puntuales, sino que se enmarque dentro de una estrategia global: "La lucha contra el cambio climático no es una cuestión ideológica, tiene que estar en todas las agendas de actuación política. Conseguir los objetivos de desarrollo sostenible, fomentar una economía circular, mejorar la calidad del aire y luchar contra el cambio climático son necesidades que nos demandan los ciudadanos para mantener el planeta y para cuidar su salud", añadió Luis Mecati.
¿Qué hacemos con los patinetes?
Los patinetes eléctricos se han convertido en una de las opciones de movilidad más frecuentes, pero también más controvertidas, por el espacio público que ocupan, sus incidentes de seguridad y, en ocasiones, el abandono que han hecho de ellos multitud de empresas. Así creen las principales ciudades que hay que actuar:
Paz Valiente (Madrid): "Cuando llegaron tantas empresas de patinetes, nos asustamos, porque a algunas les sale más barato abandonarlos que recogerlos. Nos hemos alineado con los criterios de la DGT para regularlo. Ahora mismo, hay 15 empresas desplegadas con cerca de 10.000 patinetes y la idea es sacar este modelo a concurso público".
Frederic Ximeno (Barcelona): "Siempre hay que apostar por los vehículos no contaminantes, pero los patinetes tienen que someterse a la misma ordenanza que todos los vehículos de movilidad personal".
Giuseppe Grezzi (Valencia): "Ya tenemos el espacio público muy masificado, así que pueden ir por zonas peatonales, pero a no más de 10km/h. No nos preocupa mucho el patinete, pero es cierto que tiene un riesgo: es una movilidad no activa".
Esperanza Caro (Sevilla): "Hasta 25km/h pueden ir por el carril bici y, a partir de ahí, en la calzada con su permiso especial. Estamos trabajando con las empresas que los suministran, porque algunas los abandonan o permiten que se aparquen en sitios molestos, en patrimonio histórico, etcétera".
María Sánchez Esteban (Valladolid): "Los incluiremos en la ordenanza de movilidad. Nos estamos fijando en ciudades como Zaragoza, que permite que circulen por el carril bici o incluso por la calzada".
Llevamos años hablando de la lucha contra el cambio climático, la necesidad de que España rebaje sus emisiones de gases de efecto invernadero y la urgencia de que todos esos cambios se articulen desde un nuevo modelo de movilidad. Pero ¿qué están haciendo las ciudades para poner en marcha esta transición?