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Del Móstoles al Chelsea: el pequeño Nicolás del fútbol que engañó hasta a su novia
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ESTAFÓ MÁS DE 34.000 EUROS

Del Móstoles al Chelsea: el pequeño Nicolás del fútbol que engañó hasta a su novia

El que fuera director deportivo del club madrileño se hizo pasar por agente de Dani Parejo cuando este era codiciado por el Real Madrid y pidió dinero a colegas para que invirtieran en él

Foto: Dani Parejo, hoy jugador del Valencia. (Reuters)
Dani Parejo, hoy jugador del Valencia. (Reuters)

José L. G. no era José L. G., aunque se pareciera y aunque incluso se presentara bajo esa identidad ante todo el mundo. Él realmente era Carlos Sánchez Díaz, un agente de futbolistas jóvenes con poco ojo que nunca logró encontrar ningún jugador que despuntara y le hiciera millonario. Conocía al verdadero José L. G., auditor empleado en una de las Big Four, centrado en su trabajo y completamente ajeno a la historia. Este último no podía ni imaginarse que Carlos había adoptado su identidad. Ambos se parecían físicamente, es cierto, pero ni por asomo se le pasaba por la cabeza algo así.

Sin embargo, ocurrió. A principios de esta década, Carlos asumió la dirección deportiva de varios equipos de fútbol madrileños con el nombre de José L. G.. El Club Carranque, el Talavera y el Móstoles disfrutaron de los servicios del usurpador. Este último conjunto, con más de medio centenar de años de vida, desapareció justo después de que Carlos Sánchez Díaz pasara por ahí. La prensa achacó a una "nefasta gestión" la muerte del club. Pero a él no pareció importarle demasiado, porque de hecho vendió a sus allegados —según comenta uno de ellos a El Confidencial— que nada menos que el Chelsea le había hecho una oferta como ojeador en España y que iba a aceptar la propuesta. Nunca cerró ese supuesto acuerdo.

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Por el contrario, comenzó a promover otro tipo de 'business'. Hizo creer a un entrenador amigo que él tenía, a través de una sociedad denominada Grupo Ocio Manager, los derechos de representación del futbolista Dani Parejo, que por aquella época era muy codiciado por el Real Madrid. El jugador pertenecía al Getafe, pero el club blanco amagó con volver a comprarlo tras la gran temporada que había hecho el deportista de Coslada. Los deseos del conjunto de Chamartín por Parejo revalorizaban al futbolista, por lo que se tornaba muy interesante desde el punto de vista económico invertir en la sociedad que en ese momento ostentara sus derechos deportivos.

Sin embargo, lo cierto es que Carlos nunca tuvo los derechos de Parejo. Era una película de ficción de la que el único dato cierto era que Grupo Ocio Manager sí existía. La mercantil pertenecía a su novia —Ananda R.— y estaba dedicada, según explica la propia pareja del estafador en su perfil de LinkedIn, a "la actividad comercial en gestión y derecho deportivo, compraventa de inmuebles, organización de eventos y ocio, gestión de clubes deportivos y despacho jurídico". Carlos utilizó esta sociedad para cobrar el dinero que le entregó el mencionado entrenador para formar parte de esos derechos ficticios.

El míster, en concreto, abonó en mano o a través de transferencia bancaria 34.510 euros en distintos momentos entre el 7 de abril de 2010 y el 12 de mayo de 2011 al falso representante de Parejo por medio de la empresa de Ananda R., que según algunas personas cercanas a la investigación también fue engañada. En su declaración judicial, de hecho, la mujer llegó a decir incluso que ella siempre llamó a su novio José, que jamás pensó que ese no fuera su verdadero nombre y que hasta la madre del estafador le llamaba así cuando ambos iban a visitarla.

Foto: Coche policial. (EFE)

El pasado 14 de marzo, el Juzgado Penal 17 de Madrid condenó a Carlos Sánchez Díaz por un delito de estafa. El falso agente fue castigado, en concreto, a abonar algo más de 500 euros de multa después de que la Fiscalía y su defensa llegaran a un acuerdo de conformidad. La cantidad ha sido tan baja, justifica la propia sentencia, porque el acusado reconoció los hechos y devolvió al entrenador todo lo que le había estafado. "En la ejecución del hecho ha concurrido la circunstancia atenuante de reparación del daño muy cualificada", resume la resolución, que se torna firme al haber sido dictada tras el mencionado acuerdo.

Otro entrenador diferente al que fue víctima de la estafa explica a El Confidencial que él trabajó con Carlos Sánchez Díaz., que también le conocía como José L. G., pero que nunca le vio firmar nada, que huía del foco de los medios y que era muy fantasma. Confiesa, sin embargo, que nunca habría pensado que se hacía pasar por quien no era. El verdadero Lozano Giménez fue citado a declarar ante el juzgado en dos ocasiones, porque en un principio era el sospechoso. El empleado de una de las Big Four acudió al juzgado, pero nunca prestó testimonio. La víctima le vio y negó que fuera él, lo cual recondujo la investigación hacia Carlos. L. G. jamás denunció a su doble. No quería más líos.

José L. G. no era José L. G., aunque se pareciera y aunque incluso se presentara bajo esa identidad ante todo el mundo. Él realmente era Carlos Sánchez Díaz, un agente de futbolistas jóvenes con poco ojo que nunca logró encontrar ningún jugador que despuntara y le hiciera millonario. Conocía al verdadero José L. G., auditor empleado en una de las Big Four, centrado en su trabajo y completamente ajeno a la historia. Este último no podía ni imaginarse que Carlos había adoptado su identidad. Ambos se parecían físicamente, es cierto, pero ni por asomo se le pasaba por la cabeza algo así.

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