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Señales con una gorra, juergas pospartido... Así funcionaba la mafia de los amaños
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pagaba a los jugadores tras los encuentros

Señales con una gorra, juergas pospartido... Así funcionaba la mafia de los amaños

La trama apostó más de 50.000 euros por partido y multiplicaba por cinco la inversión; de ahí, repartía entre 3.000 y 5.000 euros a cada uno de los jugadores que habían facilitado el amaño

Foto: Cinco detenidos por el amaño de partidos, ayer, en el furgón policial para acceder al Juzgado número 1 de Zafra. (EFE)
Cinco detenidos por el amaño de partidos, ayer, en el furgón policial para acceder al Juzgado número 1 de Zafra. (EFE)

La mafia dedicada a amañar partidos de fútbol de Segunda B y Tercera División para ganar dinero con apuestas deportivas estaba conformada por un grupo de jugadores, exfutbolistas, pagadores, corredores de apuestas chinos y hasta un árbitro perfectamente organizados. Cada uno conocía su papel dentro de la trama y recibía una parte de los beneficios por jugarlo. La red operaba desde España, aunque contaba con la colaboración de brókeres en China que se encargaban de efectuar y cobrar las apuestas.

Las pesquisas de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional, que ha contado en esta causa con la colaboración activa de la Liga de Fútbol Profesional (LaLiga), han situado en la cúspide de la organización a dos exjugadores: Jonan García y José Iván Moreno Dellano. Ambos habían coincidido en la plantilla del CD Guadalajara en la temporada 2011-12. Sus trayectorias se separan luego, pero mantuvieron el contacto. En los años siguientes, Jonan jugó en el AEL Kalloni de Grecia, "uno de los equipos del mundo más afectados por las apuestas ilegales", según fuentes cercanas al caso. Y la siguiente temporada militó en el Othellos Athienou de Chipre, un país que se ha convertido en el "Harvard de los amaños".

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En ese periplo por el Mediterráneo Oriental, Jonan aprendió el mecanismo de las apuestas ilegales y consiguió contactos en Asia para mover grandes sumas de dinero en el mercado que más volumen de fondos concentra. Al regresar a España en 2016, ya sin equipo ni trabajo, se unió presuntamente a Iván Moreno para montar su propia red de apuestas. La trama comenzó a operar a finales de ese año y habría continuado activa hasta su desarticulación este lunes.

La Fiscalía de Badajoz, que dirige la investigación desde septiembre de 2016, ha detallado que la trama estaba organizada en tres niveles. En el primero estaban los dos exjugadores mencionados, que dirigían la red junto a otros dos exfutbolistas catalanes. Uno de estos últimos se encargaba del contacto con los chinos; el otro gestionaba y elegía las casas de apuestas en las que meter el dinero. En un segundo nivel se situaban los jugadores en activo, que eran los ejecutores del plan y que fundamentalmente se localizaban en Andalucía. Estos conducían el juego para facilitar que el partido concluyera con el resultado que quería la organización y por el que había apostado. Además, convencían a otros compañeros de que participaran en su objetivo a cambio de dinero. Estos últimos conformaban el denominado tercer nivel.

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Según las fuentes consultadas por este diario, la red manipulaba un partido por jornada o dos como mucho para asegurarse de que el amaño estaba bien atado. Lo preparaban con suficiente antelación. Solo cerraban la apuesta si habían conseguido involucrar al portero y a otros cuatro jugadores clave, preferiblemente defensas y el capitán del equipo. Tenían que dejarse meter goles. Lo más habitual era que la trama apostara que habría más de tres tantos en el partido ('over' +2,5). Los jugadores corruptos se aseguraban de que se lograra ese objetivo. La red solía combinar esa apuesta con una segunda: que el equipo de los jugadores comprados perdería el encuentro, algo muy probable si iban a encajar tres o más goles. Así conseguían cotizaciones que les permitían quintuplicar la inversión inicial. El volumen apostado variaba de un partido a otro, pero la red llegó a poner más de 50.000 euros en un solo encuentro.

La apuesta se cerraba una hora antes de que empezara a rodar la pelota, aunque en ocasiones se efectuaba con el partido iniciado. De esa forma, aprovechaban que ya había más dinero en circulación de otros apostantes y que las casas aceptan más fondos. Para que los jugadores implicados supieran que la apuesta había sido aceptada y el amaño estaba en marcha, un miembro de la organización les hacía una señal desde la grada. Los investigadores han detectado que ese enlace se ponía o se quitaba una gorra de la cabeza..Un gesto sencillo que solo era advertido por los involucrados.

Tras el partido, la mafia entregaba a los jugadores en dinero en efectivo lo pactado. Cada uno podía ganar entre 3.000 y 5.000 euros por amaño, una fortuna en Segunda B y Tercera División. Los investigadores detectaron que, con los bolsillos llenos de billetes, los futbolistas se fueron en más de una ocasión a celebrar el cobro, a pesar de que su equipo había sido goleado. Al menos había un árbitro implicado. "Los ejecutores podían ser cualquiera que estuviera sobre el césped, dado que es desde el terreno de juego desde donde se puede actuar sobre el resultado", explican fuentes de la investigación.

El 80% de los partidos supuestamente amañados es de los grupos 9 y 10 de la Tercera División, en que juegan los equipos andaluces. Allí fue detenido este lunes Antonio Bello, un jugador del Xerez Deportivo (Jerez de la Frontera). No obstante, la trama logró infiltrarse en plantillas de casi toda España. En Murcia, la policía detuvo a dos jugadores de nivel intermedio en Jumilla, Juan Carlos Ceballos y José Manuel Catalá, y a otro del mismo rango en Águilas, Javier López alias Xavi. Además, en Cataluña fue arrestado Óscar Sierra, que militaba en L'Hospitalet de Barcelona, y también en Guijuelo (Salamanca) detuvieron a Borja Hernández, que la pasada temporada estuvo en el Jumilla. El número de detenidos subió a 32 este miércoles. El juez acordó el envío a prisión incondicional de Jonan García e Iván Moreno tras tomarles declaración.

Foto: Imagen de archivo de un coche de la Policía Nacional. (EFE)

Durante la operación de este lunes, la policía se incautó de abundantes cantidades de dinero en metálico, según ha explicado la Fiscalía de Badajoz. LaLiga, que ha colaborado desde el principio con la investigación, pasó a la Policía Nacional una lista con más de medio centenar de partidos que, según sus propias pesquisas, muestran características que los hacen sospechosos de haber sido manipulados.

La investigación policial comenzó hace más de un año. Según contó ayer la Fiscalía Provincial de Badajoz, en septiembre de 2016 apareció en la prensa extremeña una información sobre posibles amaños en algunos partidos de Tercera División, que dejaba entrever que había abierto ya un rastreo de la policía. El fiscal jefe Juan Calixto Galán abrió diligencias de investigación al entender que podía haber un delito de corrupción en los negocios y otros ilícitos relacionados con el fraude. A partir de ahí, ministerio público y policía comenzaron unas pesquisas que se extendieron a otras comunidades autónomas y que desembocaron en la denuncia que puso la Fiscalía ante el Juzgado número 1 de Zafra.

La mafia dedicada a amañar partidos de fútbol de Segunda B y Tercera División para ganar dinero con apuestas deportivas estaba conformada por un grupo de jugadores, exfutbolistas, pagadores, corredores de apuestas chinos y hasta un árbitro perfectamente organizados. Cada uno conocía su papel dentro de la trama y recibía una parte de los beneficios por jugarlo. La red operaba desde España, aunque contaba con la colaboración de brókeres en China que se encargaban de efectuar y cobrar las apuestas.

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