Cuatro personas en silla de ruedas completan el Camino de Santiago
Han recorrido 115 kilómetros en sillas de ruedas todoterreno durante siete días, desde su salida en la provincia de Palencia hasta llegar a la catedral compostelana
Cuatro personas con discapacidad física han completado esta semana el Camino de Santiago con la ayuda de veinte voluntarios de la Orden de Malta. El viaje, que ha durado una semana, partió de Villalcázar de Sirga, en Palencia, y ha llevado al grupo por poblaciones vinculadas a la orden durante 115 kilómetros, alojándose en albergues accesibles.
En lugar de la silla de ruedas tradicional, los protagonistas han recorrido la distancia en etapas de 15 kilómetros de media con unas sillas mono-rueda todoterreno, tiradas por dos personas, una en la parte delantera y otra en la trasera, y con el apoyo de otras dos en los laterales.
Es el tercer año que realizaban esta experiencia, pero el primero con este tipo de silla. "El primer año lo hicimos con sillas normales, una eléctrica y otra normal, pero fue muy duro y muy peligroso para ellos porque los caminos no están adaptados y teníamos que salir a la carretera, con los peligros de atropello", explica el coordinador de la peregrinación, Carlos Ortiz.
Después de esa ocasión, investigaron a través de Internet y les prestaron dos sillas todoterreno mono-rueda. Tras probarlas, consiguieron fondos para comprar cuatro de estas sillas, con las que han conseguido completar un viaje que no ha estado exento de problemas: “Además de las dificultades propias del camino pedregoso y con cuestas, hay pocos albergues adaptados”, explica Ortiz.
Así, reconoce que es "poco habitual" cruzarse en el Camino con otras personas en silla de ruedas y solo se han encontrado con un chico italiano en una silla normal.
Recibimiento triunfal en Santiago
Tras 115 kilómetros, el sonido de las gaitas recibió en la Plaza del Obradoiro de Santiago a los cuatro peregrinos y a los veinte voluntarios que les acompañaban. Todos guardaron unos minutos de silencio antes de llegar para vivirlo "más intensamente".
Uno de los protagonistas, Gonzalo Cánovas del Castillo, llegó "emocionado" y dando las "gracias por esta fantástica oportunidad de hacer algo que de otro modo no hubiera podido realizar. Hemos convivido, reído, lo hemos pasado bien y hemos compartido un montón de cosas", recuerda.
Lo peor para Gonzalo fue el tramo que discurrió por las provincias de Palencia y León por la ola de calor, pero asegura que los voluntarios que les acompañaban siembre estaban "pendientes" de ir por la sombra y de que no les faltara agua o fruta.
Ésta era la tercera vez que este malagueño de 35 años intentaba hacer el Camino y fue uno de los primeros en probar las sillas de ruedas todoterreno. "He comprobado que con las piedras y el terreno irregular, yo en mi silla de ruedas no hubiera podido", afirma, a la vez que pide " más albergues adaptados y zonas específicamente señalizadas para sillas de ruedas donde el terreno esté preparado".
Cuatro personas con discapacidad física han completado esta semana el Camino de Santiago con la ayuda de veinte voluntarios de la Orden de Malta. El viaje, que ha durado una semana, partió de Villalcázar de Sirga, en Palencia, y ha llevado al grupo por poblaciones vinculadas a la orden durante 115 kilómetros, alojándose en albergues accesibles.