El Rey señala entre los retos de 2018 mantener el "gran pacto de convivencia"

Era la gran fiesta de los ejércitos. La Pascua Militar, el primer acto castrense del año cada 6 de enero, llegó en un día lluvioso y nublado al Palacio Real de Madrid. Un ambiente muy similar a la situación que se vive en Cataluña tras las elecciones del 21-D, que además de dejar un escenario complejo, sigue paralizada durante el periodo navideño pese a que empiezan a producirse conversaciones entre las distintas fuerzas políticas. Las primeras palabras de Felipe VI en este 2018 estuvieron dirigidas a la labor de las Fuerzas Armadas y a los logros y retos que afrontará la Institución Militar, aunque también hubo referencias al asunto que más preocupa en la jefatura del Estado.

Tras dedicar un homenaje a su padre don Juan Carlos por “tantos años de lealtad”, el Rey recogió el guante de la ministra de Defensa a la que agradeció haber hecho un recorrido sobre el pasado, presente y futuro de los desafíos que aguardan e insistió en que este también será el año en el que se celebrará el 40 aniversario de la Constitución, que representa “el gran pacto de convivencia entre los españoles sobre el que se asientan nuestros derechos y libertades y nuestro progreso económico y social”. Unas palabras que recordaron mucho a uno de los mensajes más importantes que el monarca lanzó en su tradicional discurso de Nochebuena, solo tres días después de las elecciones autonómicas. Entonces, Felipe VI reclamó abrir una nueva etapa de convivencia en la sociedad catalana “tan diversa y plural como es” y pidió “no repetir errores del pasado que solo generan discordia, incertidumbre y empobrecimiento”.

En prácticamente todos los discursos pronunciados durante el pasado año el Rey no ha escatimado en alusiones a la crisis catalana señalando el diálogo y el respeto a la legalidad como únicos caminos para resolver un conflicto que ya afecta tanto a toda la sociedad. Precisamente a los catalanes se ha dirigido en varias ocasiones, aunque lo hizo con especial ahínco el pasado 3 de octubre —dos días después del referéndum ilegal— cuando aseguró que los catalanes “no están solos ni lo estarán” tras reprochar a las autoridades catalanas su “deslealtad” con el Estado.

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Paloma Esteban

Pese a ser un día de gran tradición, los actos de la Pascua Militar llegaron en esta ocasión después de un año de gran relevancia para las Fuerzas Armadas. Doce meses en los que además de su amplia presencia en misiones en el exterior (en total 2.500 militares españoles están desplegados en el extranjero), muchos han desempeñado una determinante labor solidaria en incendios y catástrofes como los de Chile, Portugal y Mexico. El Rey señaló en ese sentido que la “seguridad y defensa nacional” debe ser “una tarea de todos”, que requiere además del “acercamiento entre la sociedad civil y los militares”. La mención a la Guardia Civil, en presencia del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, recordó a las complicadas situaciones a las que se enfrentó el cuerpo el pasado año ante el desafío secesionista en Cataluña.

La reaparición del rey emérito

La de este sábado fue también una Pascua Militar inédita al contar con la presencia de dos reyes y dos reinas. Con motivo del 80 cumpleaños de don Juan Carlos, el rey emérito y doña Sofía acudieron a los actos junto al jefe del Estado y la reina Letizia. Posaron juntos y se sentaron en el salón del trono durante la celebración. Hubo gestos, miradas y un cálido apretón de manos tras el discurso de Felipe VI. El Rey no dudó en dedicar unas palabras de homenaje a su padre por “tantos años de servicio leal a España”, por su “ejemplo vistiendo con honor el uniforme” y por “velar siempre por la excelencia y el compromiso de las Fuerzas Armadas con nuestra democracia, libertad y seguridad”.

El monarca también insistió en señalar en el “día tan especial” que supone la celebración del 6 de enero, una tradición presente en España desde finales del siglo XVIII, recordando la primera ocasión en la que él participó en 1986 portando el uniforme de Caballero Cadete de la Academia General Militar. El jefe del Estado, que en esta ocasión vistió el uniforme de almirante de la Armada y que hablaba (igual que en los dos años anteriores) como Mando Supremo de las FAS, agradeció al rey emérito haberle animado entonces a “vivir con la lealtad, obediencia, austeridad, compañerismo y amor a España como inspiración fundamental” de los actos de su vida militar, reconociendo todas esas virtudes como características propias de los ejércitos españoles.