Los vecinos que salieron de la nieve para meter familias enteras en sus casas

Gema e Iván no han dormido solos esta noche, y tampoco lo han hecho del tirón. En plena nevada en las carreteras de la mitad norte del país, se asomaron a la puerta de su casa, junto a la A-6 en Villacastín (Segovia): "Vimos el caos, así que salimos y ayudamos a un matrimonio con tres niños a sacar el coche de la carretera porque estaba en shock". Iván, Gema, Henar y muchos otros españoles han socorrido a los más de 3.000 conductores atrapados en una noche muy larga que muchos pasaron en la carretera, sin agua ni combustible.

"El hombre estaba en shock, estaba fatal porque se puso una noche horrorosa y, claro, con tres niños se vio desdoblado. Les saqué yo el coche de la carretera, ¡estamos un poco más acostumbrados a la nieve!", cuenta Iván.

Bajaron a la familia hasta un hotel en el centro del pueblo, donde lograron pasar la noche. Pero enseguida recibieron una llamada de sus hijos desde el pueblo. "Oye, que hay gente aquí sin sitio para dormir". "Que suban a casa los que se pueda, principalmente si hay niños", dijo Iván.

Finalmente, hospedaron a una mujer que viajaba sola desde León, pero una amiga ha dado alojamiento a más gente en su casa; y también en su garaje, en su bodega y hasta en un apartamento que tiene junto a su vivienda.

En Villacastín sigue habiendo entre 60 y 70 centímetros de nieve y aunque los alojados han podido retomar su camino hacia casa, Iván ha vuelto a remolcar a otra chica en el pueblo. "La gente ha estado ayudando toda la noche". Y la Unidad Militar de Emergencia (UME) lo ha ratificado en su cuenta de Twitter durante las tareas de rescate de la AP-6, la más afectada.

Henar, responsable del restaurante de carretera que en la noche del sábado ha llegado a dar cobijo a más de 200 personas, Autogrill Iberia, en Villacastín, cuenta que varios empleados han ido subiendo escalonadamente a lo largo de la noche desde el pueblo, a veces caminando los más de dos kilómetros de distancia que los separan y "con la nieve por la cintura, sin ser nosotras bajitas precisamente".

"La gente se ha movilizado, ha cooperado muchísimo. Para ayudar, muchos han ido a buscar a los farmacéuticos para conseguir insulina y leche para bebés, que necesitaban muchas familias. Y también han echado una mano a los efectivos de la UME", ha comentado.

En este restaurante-estación de servicio que funciona las 24 horas no faltaban los víveres. "Les hemos dado caldo, bizcochos y galletas" y también manteles para taparse, con lo que las familias que han pasado la noche están "muy agradecidas". Pero tampoco ha sido todo de color de rosa. De repente la luz dejó de funcionar y pusieron en marcha el generador, pero pronto empezó a faltar gasoil. "Justo cuando se acabó el gasoil volvió la luz, menos mal, porque teníamos que tener calefacción para que la gente y los niños estuvieran calientes en el comedor".

Dormir en un taller mecánico

Víctor no ha dormido caliente pero se conforma con haber pasado la noche en un taller que tenía "una máquina de agua y Coca-Cola" con otras veinte personas más, incluidas dos personas mayores y una mujer con tres niños pequeños. También dosifica sus energías para volver a Bremen, donde vive, antes de tener que entrar a trabajar el martes, y por eso cuenta su odisea sin dramatizar.

Pero lo cierto es que desembocó en un taller de Sanchidrián (Ávila) tras un leve accidente porque "todos los coches patinaban". Una chica perdió el control del coche en el kilómetro 102, le golpeó, él a su vez empujó a otro vehículo y se fue contra el guardabarros. "Pero íbamos muy despacio", cuenta.

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EC

Del coche -que le prestó su cuñado para volver de Oviedo a Madrid- se ocupa el seguro y también de su regreso a Madrid. Junto con otras siete personas viaja en un monovolumen para intentar encontrar un vuelo en Barajas porque, claro, ha perdido el vuelo a Bremen y la aerolínea "pedía 400 euros por cambiar el vuelo".

A pesar de las consideraciones del director de la DGT, Gregorio Serrano, sobre la suficiencia de los medios y la falta de precaución de algunos conductores, Víctor objeta que la información fue insuficiente para calibrar lo que se le venía encima. "Me parece increíble que en Valladolid solo hubiera un luminoso que advertía de la previsión de nieve entre los kilómetros 100 y 44 y solo recomendaba: 'planifique su viaje'".