Ojo con las carreteras nacionales: concentran los tramos más peligrosos

El tramo de mayor riesgo de la red vial española tiene todos los ingredientes para hacerse con el título: un trazado serpenteante que parte del punto de inicio de la Ribeira Sacra, donde confluyen los ríos Miño, Sil y Búbal, una pendiente del 6%, por no hablar de una intensidad media diaria de 4.244 vehículos y una carretera -la N-120- de calzada única, que en algunos puntos solo cuenta con dos carriles.

Estos condicionantes han llevado a este tramo de la N-120 a acumular en sus 14,3 kilómetros un total de nueve accidentes graves en los tres últimos años objeto de estudio, con un fallecido y once heridos graves. Este viejo conocido ubicado entre el enlace de Seguín en el Concello de Pantón (Lugo) y el cruce de Penalba, en Nogueira de Ramuín, apareció en los últimos tres informes de EuroRAP y ha escalado posiciones hasta acceder en este último al primer puesto del estudio, que cuenta con la participación del RACE y el RACC sobre la red viaria que administra el Ministerio de Fomento. Están excluidas del estudio, por tanto, vías autonómicas y locales.

Y tiene su miga. El año pasado la accidentalidad en este punto comprendido entre entre los kilómetros 535,2 y 549,5 de la N-120 que cruza la zona de Os Peares dejó un peor balance que el actual, al registrar cinco accidentes graves con tres víctimas mortales y cuatro heridos críticos. Especialmente sonado fue el accidente en el que perdió la vida un bebé de menos de 40 días de nacido. Las condiciones de seguridad en la N-120 llegaron a ser debatidas en el Congreso a iniciativa del diputado de En Marea Miguel Anxo Fernán Vello, que promovió una proposición no de ley para mejorar la situación de la vía, y que solo obtuvo un voto en contra del PP.

Aparte, Fernán Vello registró una pregunta parlamentaria que Fomento respondió cuestionando las estadísticas del RACE y el RACC con respecto a las de la DGT y restando importancia al índice de mortalidad y accidentalidad de la vía, que en cualquier caso, decían, se rebajarán cuando la N-120 sea sustituida por la autovía A-76, de la que poco se conoce aún tres años después de la aprobación de su estudio informativo. En febrero se retiraron las líneas discontinuas en este tramo para prohibir adelantamientos cuando solo haya dos carriles.

Pero la N-120 no es la única carretera nacional que presenta un riesgo muy elevado. La sigue la N-260 de Girona; la N-330 entre el principio de la Variante del Este de Sabiñánigo y el de Jaca en Huesca; siendo Galicia y Castilla y León las comunidades con más tramos peligrosos, tres cada uno. En el último lugar se encuentra la N-432 en Badajoz, entre el principio de variante de Azuaga y el de Granja Torrehermosa.

Precisamente, el informe de EuroRAP identifica una tendencia: dentro del listado de tramos más peligrosos solo hay carreteras nacionales de calzada única con dos carriles para la circulación. Martí Massot, jefe de Estudios de Movilidad del RACC, explica que "entre otros factores a diferencia de las vías desdobladas (de más de un carril por sentido) hay posibilidad de choque frontal, que es una causa importante de accidentalidad grave. Los márgenes laterales suelen estar peor protegidos ante obstáculos rígidos como desmontes o árboles, por lo que una salida de vía se puede pagar muy caro. Finalmente la distancia de visibilidad y las intersecciones con otras carreteras suelen ser de peor calidad que en una autovía, por ejemplo".

La evidencia es que el índice de riesgo en autopistas se redujo en un 49% desde 2010 mientras que en carreteras convencionales se redujo solo en el 35,9%. "En el año 2010 la probabilidad de tener un accidente en una carretera convencional era un poco más del triple (3,6) que en una autopista, mientras que en 2016 esta probabilidad se multiplica por cuatro (4,1), aunque haya bajado el riesgo. Estos números nos indican que se debería poner el foco de atención en actuaciones sobre estas carreteras convencionales", agrega Massot.

El informe, que sigue una metodología estadística consensuada a nivel europeo, "determina la peligrosidad de cada tramo de carretera relacionando la accidentalidad grave (con heridos graves y muertes) y el tráfico de dicho tramo de carretera. Este estudio ha analizado 24.899 kilómetros de las vías estatales españolas, de los que hay 3.595 kilómetros con un nivel de peligrosidad elevado o muy elevado (rojo y negro), lo que refleja un incremento del 10% con respecto al del año anterior. Dicho de otra forma, el 14,4% de los kilómetros de la Red de Carreteras del Estado están marcadas en rojo y negro, 1,3 puntos más que en la anterior edición. ¿A qué se debe este repunte?

"La salida de la crisis ha provocado una fuerte bajada en la inversión del mantenimiento en carreteras por parte de sus titulares"

"España forma parte del grupo de países donde es más seguro conducir, pero desde 2013 se ha producido un estancamiento en la reducción de las cifras de siniestralidad que EuroRAP recoge en la edición de este año", explica Massot. En estos resultados influyen "por un lado importantes políticas que fueron muy exitosas en la gran reducción de la siniestralidad de hace 10-15 años" como la introducción del carnet por puntos o el endurecimiento del código penal "por lo que respecta a la conducción bajo efectos del alcohol y exceso de velocidad- parece que ya han llegado al límite de su impacto".

Por otro lado, al salir de la crisis "la movilidad ha aumentado otra vez lo que provoca más accidentes, pero además se tiene que tener en cuenta que la crisis ha dejado un parque de vehículos más envejecido (lo que es indefectiblemente más inseguro) y peor mantenido, así como ha provocado una fuerte bajada en la inversión del mantenimiento en carreteras por parte de sus titulares". Cada titular toma medidas diferentes para garantizar la seguridad vial de su red de carreteras.

Huesca, un foco de puntos negros

Massot argumenta que habrá más riesgo allá donde el tráfico circule más intensamente por las vías secundarias, "independientemente de si es norte o sur". Por lo que factores como la orografía no tienen peso en la peligrosidad de un tramo. De acuerdo con el estudio, las comunidades autónomas con mayor riesgo de accidentalidad son Aragón, con un 23% y Cantabria con 21%, al concentrar una mayor proporción de kilómetros negros y rojos en su red vial.

Del total de kilómetros de la Red de Carreteras del Estado -3.595 km-, hay un 14% del territorio con riesgo elevado y muy elevado. La Rioja, por otra parte, es la única comunidad que no acumula tramos de riesgo.

Y si hablamos de provincias, Huesca sube al primer puesto de la lista al concentrar un 39% de tramos negros y rojos; seguida por Lleida (37%), León (31%) y Burgos (31%).