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El Gobierno da tiempo a Puigdemont y ve aún margen político para el arreglo
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El Gobierno da tiempo a Puigdemont y ve aún margen político para el arreglo

Los plazos extraordinarios antes de la aplicación del 155, un debate parlamentario de bajo tono y los contactos extraoficiales mejoran el clima entre Moncloa y la Generalitat

Foto: La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy. (EFE)
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy. (EFE)

El Gobierno considera que ha logrado bajar la tensión con la Generalitat de Cataluña,siempre según su propia versión. La salida y la solución siguen estando lejos y pendientes de un hilo, pero fuentes del Ejecutivo admiten que en las últimas horas ha mejorado el clima entre ambas administraciones, aunque paradójicamente se haya puesto ya abiertamente en la mesa el artículo 155 de la Constitución.

Esas fuentes atribuyen esa distensión a los amplios y extraordinarios plazos concedidos por el Gobierno antes de aplicar el 155 de la Carta Magna, al debate en el pleno del Congreso, que ha terminado por tener un tono menos tenso de lo previsto, y, sobre todo, porque ministros admiten que mantienen relaciones extraoficiales con 'consellers' de la Generalitat.

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comparece en el Congreso para dar cuenta de la situación en Cataluña. (EFE) Opinión

Respecto a los plazos, la Constitución prevé un único requerimiento al presidente de Gobierno autonómico afectado, antes de aplicar el 155, previa aprobación en el Senado. En este caso, La Moncloa ha ideado un plazo extraordinario previo para dar oportunidad a Carles Puigdemont a responder si de verdad declaró la república catalana. El escrito es bastante explícito y duro, pero permite un paso previo antes del previsto en la Constitución, sin forzar a la rectificación. La pregunta solo admite un si o un no, sin opciones a respuestas imaginativas que serían interpretadas por el Gobierno como la aceptación de que fue declarada la independencia. Si fuera un no, como espera el Gobierno, la Generalitat volvería a la legalidad y eso favorecería una salida.

Esos plazos facilitan, según el Gobierno, disminuir la tensión y, sobre todo, enfriar el clima en la calle, tras la aparente desilusión por las palabras de Puigdemont en el Parlament. Fuentes de La Moncloa creen posible que Puigdemont responda con un no y, por tanto, se frene la aplicación del 155 y se pueda abrir una vía de diálogo. Dependerá de si resiste las presiones del independentismo más decidido, siempre según la versión del Gobierno.

Foto: Puigdemont firma la declaración de independencia

Otro elemento de distensión ha sido en las últimas horas el debate en el pleno del Congreso tras la comparecencia de Mariano Rajoy. Sorprendente y significativamente, el debate fue menos tenso de lo previsto y menos que otros celebrados en la Cámara en los últimos meses. Los argumentos fueron contundentes, pero menos crispados que los anteriores. Rajoy llegó a ese debate con el respaldo de PSOE y Ciudadanos a una posible aplicación del 155. Con los socialistas, además, ha acordado la puesta en marcha de una comisión de reforma constitucional, como adelantó EL CONFIDENCIAL.

Un diputado del PP explicaba que un buen termómetro es siempre el tono del discurso de Rafael Hernando, portavoz de los populares, y ayer "parecía un estadista". Y en esta ocasión, estuvo exento de descalificaciones y con menor tensión que en otros precedentes. Algo parecido pasó con el de Joan Tardà, portavoz de ERC, pese a la distancia abismal con el Gobierno.

Ministros mantienen contactos en los últimos días con varios 'consellers' catalanes

El tercer elemento es el de los contactos informales y extraoficiales que mantiene el Gobierno con la Generalitat. 'Consellers' catalanes han mantenido en las últimas horas conversaciones telefónicas con varios ministros de Rajoy.

Y todos esos elementos, siempre según la versión del Gobierno, están favorecidos por la división en el bloque independentista, que fue evidente en la sesión del Parlament de Cataluña. Los plazos de distensión facilitan esa opción, que fue tratada en la larga reunión entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, el martes por la noche. La conclusión más favorable para el Gobierno sería que la división provocara la retirada del apoyo de la CUP a Puigdemont y una convocatoria de elecciones anticipadas en Cataluña.

Foto: Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, poco antes de su última reunión pública en La Moncloa, el pasado 7 de septiembre. (EFE)

Los socialistas han favorecido que el PDeCAT pueda estar en la subcomisión que abordará en el Congreso la futura reforma constitucional. Esa subcomisión, como aseguró Carles Campuzano, no tendría sentido con el 155 en vigor.

No obstante, Rajoy y Sánchez han estudiado los puntos concretos en los que se aplicaría el 155, para extenderlo solo a competencias clave. Esa propuesta sería sometida al Senado solo en el caso de que Puigdemont admitiera que declaró la independencia.

El Gobierno considera que ha logrado bajar la tensión con la Generalitat de Cataluña,siempre según su propia versión. La salida y la solución siguen estando lejos y pendientes de un hilo, pero fuentes del Ejecutivo admiten que en las últimas horas ha mejorado el clima entre ambas administraciones, aunque paradójicamente se haya puesto ya abiertamente en la mesa el artículo 155 de la Constitución.

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