Los críticos quieren ahora la cabeza del fiscal general: "Maza caerá tarde o temprano"

La corriente crítica contra la gestión de la Fiscalía desde la llegada al puesto de su máximo representante, José Manuel Maza, no ha hecho más que crecer en las últimas horas. La salida del fiscal jefe anticorrupción Manuel Moix, lejos de calmar las aguas, ha levantado una segunda tempestad que se dirige ahora contra el que fuera magistrado del Tribunal Supremo. Muchos no han entendido su defensa a ultranza del defenestrado por la empresa panameña del padre y avisan de que se ha significado en exceso, en un afán de protección desmedido que le marca y desautoriza.

"Maza caerá tarde o temprano", apunta a El Confidencial una fuente fiscal que se suma a las crecientes descalificaciones contra las decisiones del fiscal general. Todo en medio de un ambiente en el que crecen los rumores de que ya se encuentra sobre la mesa su salida pactada para los próximos meses, una vez acabado "el trabajo sucio" que tenía encomendado. "Cuando las cosas se hacen mal, acaban mal", dicen otros miembros de la carrera consultados.

Y es que a la corriente política que provocó que el Congreso de los Diputados debatiera su reprobación se suman cada vez más voces desde el mundo jurídico. Si nadie comprendió su decisión de apoyar el nombramiento de Moix para el cargo, a pesar de ser alertado por su gabinete técnico y miembros de la Unión Progresista de Fiscales de los problemas que podía desencadenar, a raíz de las grabaciones captadas al expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González, menos se ha comprendido la fórmula escogida para su dimisión.

En su breve comparecencia para dar cuenta de la decisión, Maza ocupó más tiempo en defender a Moix que en exponer las razones de su cese. Dijo haber aceptado la renuncia a desgana y en contra de la lógica porque para él continúa siendo el candidato idóneo. Solo la admitió —destacó— al entender que Moix quería irse de forma irrevocable y no tenía forma de convencerlo, dados los motivos personales expuestos por el ya exfiscal. "La defensa que ha hecho de él no tiene sentido", aseguran algunos disconformes.

Entre sus palabras de loa hacia su delfín caído en desgracia, el fiscal general introdujo un par de mensajes de importancia. Una velada acusación a la responsabilidad de los medios de comunicación en la tempestad sobre la empresa en Panamá y una clara advertencia: la independencia del Ministerio Público también vale para las "influencias ajenas y externas que se le quieran hacer".

"No conecta con la sociedad"

Otro de los reproches se basa en que Maza no ha sabido escuchar —apunta otra fuente— el clamor de la sociedad respecto a la importancia del concepto de imparcialidad. "Es importantísimo que al frente de las instituciones estén personas con la misma sensibilidad que la sociedad", dicen, acusándole de falta de conexión con esta y de minimizar la especial responsabilidad de los fiscales, que deben transmitir una imagen siempre limpia de toda mancha.

Los críticos le ponen al frente, junto a otros, de una intolerable campaña de acoso y derribo dirigida a copar los puestos básicos de Fiscalía y judicatura. Aseguran que sus decisiones solo responden a la 'voz de su amo' (leáse el partido en el Gobierno) y dicen que encima las plantea de una forma poco hábil y que propicia que se le pille en innumerables renuncios. "Es un personaje que no dice la verdad", apostilla una de las fuentes consultadas.