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¿Dónde está Diana? 10 días sin dinero, tarjetas de crédito ni documentación
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¿desaparición forzada o huida voluntaria?

¿Dónde está Diana? 10 días sin dinero, tarjetas de crédito ni documentación

La Guardia Civil confirma que llegó a casa la noche del 22 tras el mensaje que mandó a las 2:40, se cambió de ropa, se puso un mono negro y volvió a salir

Foto: El jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña explicó ayer que el silencio informativo que mantienen los investigadores se debe al secreto de sumario y a que cualquier dato podría perjudicar la investigación. (EFE)
El jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña explicó ayer que el silencio informativo que mantienen los investigadores se debe al secreto de sumario y a que cualquier dato podría perjudicar la investigación. (EFE)

Los testigos y la actividad de su teléfono móvil la noche del 22 de agosto vendrían a demostrar que Diana Quer López-Pinel, desaparecida ese día en A Pobra do Caramiñal (A Coruña), regresó a su casa tras enviar un mensaje a un amigo a las 2:40 de la madrugada. La chica se cambió de ropa, se desprendió del pantalón rosa y de la camiseta blanca con los que se la describió al principio de la investigación, se puso un mono negro y volvió a salir a la calle.

[Lea aquí: Retiran a la madre de Diana Quer la custodia de su hija menor]

Fue entonces cuando se le perdió la pista. La joven no se llevó ni tarjetas de crédito ni excesivo dinero ni su documentación, según han dicho los padres en sus continuas apariciones públicas ante los medios de comunicación y a la Guardia Civil. Salir sin estos elementos es lo que lleva a los investigadores a mantener abierta la hipótesis de que alguien se la ha llevado ilegalmente. Sin embargo, parece estar descartado el secuestro, ya que nadie ha pedido dinero a cambio del regreso de la chica, como admitió el padre, Juan Carlos Quer. También fue desechada, según los progenitores, la posibilidad de que Diana se hubiera suicidado.

Quedan por lo tanto abiertas las líneas de investigación que apuntan, por un lado, a una desaparición forzada de algún tipo diferente al rapto y, por otro, a una huida voluntaria del domicilio familiar. La primera está sostenida únicamente por el dato de que la chica no se llevó los citados elementos indispensables para viajar (dinero, tarjetas y DNI), que impiden a cualquiera ir demasiado lejos sin el apoyo de otra persona. Sin embargo, la Guardia Civil no ha encontrado por el momento ningún indicio de violencia que apoye esa teoría. Ni una prenda de la joven, ni rastro de alguna pertenencia ni de ningún otro elemento que hiciera pensar que en algún lugar cercano a su vivienda se produjo algún forcejeo o algo parecido.

De ahí que durante los últimos días haya cogido fuerza la posibilidad de que Diana se fuera voluntariamente, a pesar de no llevarse documentación ni dinero. Esto ha motivado que la Guardia Civil pasara a tomar declaración a personas de su entorno en Madrid, vecinos y amigos de la urbanización de Pozuelo de Alarcón en la que vive durante el curso y compañeros del instituto en el que está matriculada por si estos sabían algo. Sin embargo, por el momento los investigadores -con el apoyo de la Unidad Central Operativa (UCO) y de la Unidad Técnica de Policía Judicial- no han podido encontrar pistas que ayuden a avanzar por esta línea.

En paralelo a la toma de declaraciones y a los indicios que apuntaban a que la chica se encontraba fuera de Galicia, la Guardia Civil ha comenzado a organizar batidas en A Pobra do Caramiñal y las zonas colindantes apoyadas por los voluntarios que quieren colaborar en las tareas de búsqueda. El coronel jefe de la Comandancia de A Coruña, Francisco Javier Jambrina Rodríguez, dijo ayer que la Guardia Civil no ha pedido ayuda a otras instituciones, pero que sí ha aceptado los ofrecimientos que estas le han hecho, así como el de todos los ciudadanos que se prestan a ayudar en las labores de localización o llaman para aportar información.

Guardia Civil: "No podemos dar ninguna información sobre la investigación"

La investigación dirigida por la Guardia Civil para localizar a Diana ha destacado desde su inicio por la discreción. La información sobre el avance de las pesquisas que han dado a conocer los responsables de las diligencias durante el desarrollo de las mismas ha sido prácticamente nula. Solo ayer compareció por primera vez Jambrina Rodríguez, aunque únicamente para explicar que el "silencio informativo" que mantenían los agentes se debe a que la causa está bajo secreto de sumario y a que cualquier dato sobre las diligencias que trascienda a la opinión pública podría entorpecer el trabajo de los responsables de la investigación. "Detrás hay una familia que está sufriendo y cualquier cosa podría crearle falsas expectativas", argumentó para más inri el coronel.

La chica desapareció durante la madrugada del pasado 22 de agosto. Tras confirmar que había enviado un mensaje a un amigo en Madrid en el que le contaba que estaba "acojonada" porque un "gitano" la estaba llamando, los agentes comprobaron que el teléfono había seguido activo horas después y que la joven había pasado por su casa. Es decir, que llegó y se marchó de la vivienda sin que su madre o su hermana se percataran. La primera, de hecho, asegura que fue a las 8:30 de la mañana siguiente cuando entró en la habitación de su hija y se dio cuenta de que no estaba.

Minutos después, la madre llamó a la Guardia Civil para denunciar la desaparición y los agentes pusieron en marcha un dispositivo de búsqueda y una investigación para tratar de esclarecer la desaparición de Diana, que dura hasta hoy, 10 días después. El caso fue inmediatamente calificado como de alto riesgo por los efectivos del instituto armado y tanto la foto como los datos de la joven fueron distribuidos por todos los cuarteles del cuerpo. La información fue incluida en las bases de datos policiales con el fin de que la totalidad de los cuerpos que operan en España y el resto de Europa pudieran tener conocimiento del caso.

Los testigos y la actividad de su teléfono móvil la noche del 22 de agosto vendrían a demostrar que Diana Quer López-Pinel, desaparecida ese día en A Pobra do Caramiñal (A Coruña), regresó a su casa tras enviar un mensaje a un amigo a las 2:40 de la madrugada. La chica se cambió de ropa, se desprendió del pantalón rosa y de la camiseta blanca con los que se la describió al principio de la investigación, se puso un mono negro y volvió a salir a la calle.

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