La UCO extiende la investigación de Diana al círculo de amistades de la chica en Madrid

Los servicios centrales de Policía Judicial de la Guardia Civil han entrado de lleno en la investigación que trata de esclarecer la desaparición de Diana Quer López-Pinel en A Pobra do Caramiñal. Tanto la Unidad Técnica de este departamento como la Unidad Central Operativa (UCO) han tomado partido en las indagaciones, que inició la Comandancia de A Coruña, con el fin de ayudar a resolver el caso, que ya ha tomado dimensiones nacionales e incluso internacionales, ya que no se descarta que la joven madrileña de 18 años incluso haya podido abandonar el país.

No en vano la Guardia Civil está analizando los vídeos grabados por las cámaras de puertos y aeropuertos con el fin de ver si existe alguna pista que pueda arrojar luz sobre las incógnitas que rodean a la desaparición de la chica. Al mismo tiempo, los responsables de la investigación han introducido todos los datos sobre la descripción y características de Diana en las bases de datos de la corporación que permitirán a todos los miembros del cuerpo y de otras fuerzas de seguridad, tanto nacionales como europeas, estar alertas ante la aparición de cualquier indicio.

En concreto, tanto la Unidad Técnica como la UCO están tomando declaración al entorno de la chica en Madrid, donde vivía habitualmente (estaba en A Pobra do Caramiñal únicamente en verano). Tanto testigos como amistades, conocidos y familiares están contando a los investigadores todo lo que saben sobre la joven, testimonios que servirán a los agentes para constrastar información con los datos que sus compañeros recogen en Galicia.

Este trabajo, de hecho, está siendo realizado sobre todo por los miembros de la UCO. La Unidad Técnica, por su parte, se está centrando sobre todo en tareas de inteligencia, de análisis y contraste de la información que llega así como en el señalamiento de nuevas vías de investigación o nuevos pasos a dar en las ya existentes. Esta Unidad calificó como de alto riesgo el caso de Diana, lo que llevó a incorporar los datos de la joven en el registro de desaparecidos y en la base de dato de Schengen.

Desde Madrid, además, los agentes están cruzando distintas bases de datos policiales con el fin de determinar si en los días en que se produjo la desaparición pudiera haber en la zona personas con antecedentes específicos y que pudieran estar relacionadas con el caso de Diana. Por el momento, todo es un trabajo minucioso que aún está realizándose y que requiere, como explican las fuentes de la investigación consultadas, de un operativo hermético, que impida cualquier filtración que pueda llegar a las personas implicadas en los hechos.

Los responsables de las pesquisas mantienen actualmente dos o tres vías de investigación abiertas y por el momento no descartan ninguna en absoluto. Una de ellas se centra en los mensajes de WhatsApp que la joven envió a un amigo la misma noche de la desaparición. La joven le contó que tenía miedo porque alguien la estaba llamando.

En concreto, a las 2:40, cuando regresaba a pie y sola a su casa tras haber estado en las fiestas de la Virgen del Carmen con unas amigas, le escribió a su amigo de Madrid. "Me estoy acojonando, un gitano me está llamando", le confesó literalmente la chica. "¿Y que te ha dicho?", le preguntó su interlocutor dos minutos después. "Morena, ven aquí", le respondió ella en lo que fueron las últimas palabras que se conoce que cruzó con alguien.

"Me estoy acojonando, un gitano me está llamando", fue lo último que le dijo la chica a un amigo, al que le confesó que el hombre le insistió "Morena, ven aquí"

Tras esta conversación vía WhatsApp, no se sabe nada más de la chica. Su madre entró a su habitación a la mañana siguiente y se percató de que su hija no había llegado. Fue entonces cuando telefoneó a la Guardia Civil para denunciar los hechos. Minutos después se acercó al cuartel para formalizar por escrito lo que había sucedido.

Los padres han insistido públicamente en que a su hija se la han llevado de manera ilegal y han pedido la colaboración ciudadana, algo que también ha hecho la Guardia Civil a través de las redes sociales. Diana pesa 55 kilos, mide 1,75 metros, tiene el pelo largo y moreno y los ojos oscuros, vestía un pantalón rosa corto, una camiseta blanca, una sudadera y unas zapatillas negras la noche de la desaparición, explica el cartel colgado por el instituto armado.

Además de la línea marcada por los mensajes enviados vía WhatsApp, los agentes barajan otras líneas de investigación en las que trabajan con la misma intensidad, ya que no descartan por el momento ninguna hipótesis.