¿Quién miente: Bárcenas o el PP? Las contradicciones del caso de los ordenadores
Uno y otros se pillan en numerosos renuncios durante sus comparecencias judiciales que solo muestran que alguna de las dos partes no dice la verdad
El caso de los ordenadores de Luis Bárcenas describe un desencuentro más entre el extesorero y el Partido Popular. La instrucción que dirige la titular del Juzgado número 32 de Madrid, Rosa María Freire, ha puesto sobre la mesa las contradicciones que existen entre los planteamientos que esgrime el que fuera responsable de las finanzas de la formación y el propio partido. Alguna de las dos partes miente, aunque no será hasta el final de la instrucción o el momento en el que se presenten pruebas más concluyentes cuando se descubrirá la verdad.
Los representantes del PP que han comparecido en sede judicial han indicado que los empleados del partido entraron en el despacho de Bárcenas con unas llaves que tenían en el departamento de seguridad de la formación. El extesorero, sin embargo, asegura que necesariamente tuvieron que acceder a la Sala Andalucía, donde trabajaba, forzando la puerta. Argumenta que él cambió la cerradura y que solo él tenía la llave, que ni siquiera la señora de la limpieza entraba antes de que él llegara, que esta última siempre fregaba el despacho cuando él estaba presente.
Por otro lado, Bárcenas relata en sus declaraciones que él tenía un ordenador entre 1994 y 1996, año en el que le cambiaron el dispositivo por el Toshiba que supuestamente tuvo hasta julio de 2013, cuando abandonó Génova 13 tras su implicación en el caso Gürtel. Los comparecientes del PP, sin embargo, rechazan la mayor de esta afirmación. Le replican que el modelo de computadora que el extesorero dice que empezó a usar en 1996 no se fabricó hasta dos años después.
Para sostener esta teoría, los representantes del PP presentan una factura de compra de ese 'hardware' fechada precisamente en 1998. Bárcenas vuelve a responder que el modelo que refleja el documento no es el suyo, argumento que de ser cierto tiraría por tierra la versión de los populares, que quizá sin percatarse incurren en otra incoherencia.
En concreto, el director del Departamento de Sistemas de la Información del PP, José Manuel Moreno, argumentó que a raíz del caso en el partido buscaron y encontraron la factura del Toshiba.
Los representantes de la formación conservadora habían asegurado antes que únicamente guardaban documentos posteriores a 2004, con lo que al presentar de repente una factura de 1998 contradecían sus propias palabras, hecho que ha llamado la atención de las acusaciones particulares personadas en la causa (Asociación de Abogados Demócratas por Europa, UPyD y Observatori Drets Humans) y del propio Bárcenas.
Moreno, que también indicó que los ordenadores del extesorero no tenían clave de acceso, explicó que aplicó el sistema de borrado seguro porque el 'hardware' había sido utilizado por un alto directivo y que, por lo tanto, formateó hasta 35 veces los dispositivos en cumplimiento de este protocolo, posteriormentes sacó los discos duros, los rayó y los destruyó.
El representante legal y asesor jurídico del PP, Alberto Durán, aseguró ante el Juzgado 32 que fue él quien tomó la decisión de borrar los ordenadores del extesorero. Argumentó que lo hizo en aplicación del protocolo previsto para estos casos, que indica supuestamente qué hacer con el material informático que se encuentra en desuso. La actual gerente del partido, Carmen Navarro, ratificó el argumento de Durán al asegurar que existe el mencionado protocolo.
Bárcenas, sin embargo, también mostró su desacuerdo con Durán y con Navarro en relación con este punto. El extesorero de la formación conservadora negó la existencia de ese protocolo, que también fue negada por el responsable de informática hasta 2011, Javier Barrero.
El caso de los ordenadores de Luis Bárcenas describe un desencuentro más entre el extesorero y el Partido Popular. La instrucción que dirige la titular del Juzgado número 32 de Madrid, Rosa María Freire, ha puesto sobre la mesa las contradicciones que existen entre los planteamientos que esgrime el que fuera responsable de las finanzas de la formación y el propio partido. Alguna de las dos partes miente, aunque no será hasta el final de la instrucción o el momento en el que se presenten pruebas más concluyentes cuando se descubrirá la verdad.
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