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El rostro de la Yihad en España
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ASÍ RECLUTA A SUS MIEMBROS EN NUESTRO PAÍS

El rostro de la Yihad en España

Esta es la forma en la que la Yihad localiza, recluta y radicaliza a sus miembros en España. Hombres de entre 25 y 34 años, casados y extranjeros residentes

Foto: Combatientes del grupo extremista suní Estado Islámico, antiguamente conocido como ISIS, desfilan por las calles de Mosul (Reuters).
Combatientes del grupo extremista suní Estado Islámico, antiguamente conocido como ISIS, desfilan por las calles de Mosul (Reuters).

Una cara oculta en la sombra. Un rostro reconocible en la oscuridad, pero de facciones difusas y rasgos no muy marcados. Así se puede describir a la Yihad en España, una organización al margen del sistema que aprovecha cualquier recoveco existente para cumplir sus objetivos de captación y radicalización. Sus medios, así como los grupos, se modernizan rápidamente y aprovechan las nuevas tecnologías para reclutar a futuros extremistas. Internet es una de estas fuentes, que emplean como lugar donde depositar su material propagandístico y como mercado de posibles nuevos yihadistas.

Hay un hecho que preocupa especialmente al Ministerio del Interior: la tendencia a seguir por estos grupos radicales indica que cada vez reclutan a personas más jóvenes. La corta edad de muchos de los nuevos yihadistas en España se debe a que son más fáciles de persuadir. “Tienen menos experiencia y filtran peor los mensajes que reciben”, asevera el periodista especializado en el Magreb Javier Fernández Arribas, que añade que “llega un momento en el que la persona puede verse alimentada por promesas y situaciones idílicas”. Con ellas, consiguen zambullir al joven dentro de una célula de la Yihad.

Por su parte, Luis de la Corte, director de Estudios Estratégicos e Inteligencia del Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad de la UAM, considera que “el perfil de los yihadistas es poco claro, ya que hay una variabilidad tremenda”. Su visión, no obstante, se asemeja a un informe del Real Instituto Elcano que arrojó algo de luz sobre los rasgos distintivos de la Yihad tras analizar a los miembros detenidos en España entre 1995 y 2012. El estudio afirma que, en su mayoría, tienen entre 25 y 34 años, están casados y son extranjeros residentes en España, un perfil que se mantiene hoy en día, según Fernández Arribas.

Además, según este periodista, los nuevos reclutas suelen ser chicos de personalidad poco afianzada que forman parte de familias desestructuradas, y, en muchas ocasiones, viven en hogares donde no existe una figura paterna que sirva de referencia.

Ceuta y Melilla son los lugares donde resulta más fácil encontrar a jóvenes dispuestos a formar parte de la Yihad. Combinan dos factores fundamentales: son dos de las zonas de España con el PIB y la renta per cápita más baja y tienen el mayor porcentaje de musulmanes del país.

Los problemas económicos provocan que muchos de estos chicos vean el futuro de manera sombría y, por su cercanía al Islam radical, resulta más sencillo que confíen ciegamente en los extremistas, que les ofrecen un futuro y un lugar donde ser queridos y respetados; un verdadero hogar. Les crean “un espíritu renovador” basado en la igualdad teórica que defiende su religión y les convierten en auténticos activistas. Uno de los recursos más empleados por la Yihad para radicalizar a sus reclutas es, por ejemplo, acusar a Estados Unidos del abuso al que Oriente Medio está sometido debido al petróleo.

La religión no es un elemento trascendental

La religión, al contrario de lo que comunmente se cree, no es un elemento trascendental en el proceso de captación, según Fernández Arribas, ya que “el tema del cielo y las vírgenes forma parte de una fase final de la radicalización”. Lo que les convierte en miembros de la Yihad es “el protagonismo que les otorgan y el alimento de ese afán, ya que les convencen de que se convertirán en héroes del Califato”.

Para Luis de la Corte, el proceso psicológico para la transformación de un joven en radical es complejo. “Se buscan dos cosas: un cambio cognitivo y en las relaciones sociales. Intentan que el aspirante a radical se adhiera a la ideología que profesan mientras se relaciona y crea un círculo social con personas que ya están radicalizadas. Aquí es donde se pone todo el esfuerzo, para que después pase de la radicalización al activismo”, afirma el experto.

Una vez seleccionado el aspirante correcto, el proceso siguiente tiene una duración de “entre ocho meses y dos años”, afirma Fernández Arribas. Los yihadistas son métodicos y fríos en este sentido: si tras ese espacio de tiempo el joven no es radicalizado, “se le margina para después echarle, no pierden el tiempo con personas que no les interesan”.

La Yihad ha aprendido a aprovechar las posibilidades que ofrece Internet. Para Luis de la Corte, la red es una vía previa a la captación, ya que “difunden ideas y propaganda radical por las redes para después entrar en contacto con posibles extremistas”. Aunque las nuevas tecnologías ayudan a la Yihad a rastrear su ‘mercado’ de nuevos radicales, el método tradicional, el cara a cara, tiene mucho más peso dentro del proceso de radicalización. De la Corte considera que “se buscan entornos que procesan el Islam para explorar el nivel de radicalidad de los posibles aspirantes”.

Las escuelas coránicas son consideradas puntos calientes donde establecer contacto directo con posibles radicales. En España, la mayoría se ubican en las propias mezquitas, que “son controladas por la Policía para que no se convoque a yihadistas, aunque existen lugares clandestinos para este tipo de prácticas”, afirma Fernández Arribas. Por ello, ahora “lo habitual es una mezcla de ambos -redes y contacto directo- para poder consolidar la fase final de la radicalización. Internet es, en muchos casos, un complemento”.

Una Yihad menos fuerte que en Europa

La tardía inmigración musulmana en España -principios del siglo XXI- ha provocado que se haya reaccionado antes que en países como Francia o Reino Unido, donde recibieron extranjeros muchas décadas antes, cuando el extremismo islámico no estaba tan presente. Según Fernández Arribas, “en España los que están en contacto con la Yihad tienen más clara su identidad como españoles, mientras que en Londres, al ser inmigrantes de segunda o tercera generación, pierden su identidad y no saben si son paquistaníes o británicos”.

En Francia e Inglaterra, la Yihad “es más común por la cantidad de excolonias que no han podido integrar en su sociedad. Es gente que se ha visto forzada a meterse en la cultura inglesa o francesa, por lo que se sienten discriminados”.

Además, a juicio de Fernández Arribas, no existe un cambio de tendencia hacia la ‘europeización’ en el Estado Islámico. Considera que “hay unos 3.000 europeos entre los 80.000 individuos que forman el Estado Islámico”, por lo que “poner a un británico en la ejecución del periodista James Foley es propaganda para demostrar que hay un occidental que es capaz de decapitar a uno de los suyos y, con ello, crear dudas e incertidumbre en la población”.

placeholder Fotograma del vídeo de la ejecución de James Foley. (AP)

Para Luis de la Corte, el número de radicales europeos sí debe ser un serio quebradero de cabeza: “Hay un número preocupante de europeos radicales, pero la propaganda es propaganda. Es un efecto llamada para que los europeos que ya están en proceso de radicalización se vean motivados para consolidarse como radicales”. Añade que “los datos indican que la mayor parte de los que viajan a Siria e Irak son árabes, pero eso no quiere decir que el volumen de europeos no sea preocupante”.

La Yihad es una de las grandes preocupaciones del Ministerio del Interior y sus técnicas para atacar y reclutar nuevos miembros dejan claro el motivo. Son meticulosos, tienen una manera de actuar distinta a la europea y disponen de una estrategia clara para llevar a cabo sus objetivos

Una cara oculta en la sombra. Un rostro reconocible en la oscuridad, pero de facciones difusas y rasgos no muy marcados. Así se puede describir a la Yihad en España, una organización al margen del sistema que aprovecha cualquier recoveco existente para cumplir sus objetivos de captación y radicalización. Sus medios, así como los grupos, se modernizan rápidamente y aprovechan las nuevas tecnologías para reclutar a futuros extremistas. Internet es una de estas fuentes, que emplean como lugar donde depositar su material propagandístico y como mercado de posibles nuevos yihadistas.

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