Mariano Rajoy lame las heridas del PP de Madrid en sus horas más bajas

Todos sentados en la misma mesa, aunque sin cumplir con el protocolo de chico al lado de chica, por primera vez desde que el PP de Madrid se ha convertido en el mayor quebradero de cabeza para Génova. En la mesa presidencial, Ignacio González (presidente de la Comunidad de Madrid), Mariano Rajoy (presidente del Gobierno), Esperanza Aguirre (presidenta del PP madrileño), Ana Botella (alcaldesa de Madrid), Carlos Floriano (vicesecretario general de Organización y Electoral del PP) y Cristina Cifuentes (delegada del Gobierno en Madrid). Todos los nombres, excepto Floriano y Rajoy, entran y salen en las quinielas de quién encabezará la lista del PP de Madrid en las elecciones municipales y regionales de 2015. Todos, sin excepción, protagonizaron en el municipio madrileño de Collado Villalba la ‘última cena’ que el PP de Madrid ofreció ayer para militantes y simpatizantes, en sus horas más bajas. Al portazo que dio a Madrid Sheldon Adelson el viernes, González se encontró ayer con que una juez de Estepona imputaba a su mujer por el ático que el matrimonio tiene en Málaga.

Además del alcalde de Collado Villalba, Agustín Juárez, que agradeció la asistencia a las mil personas congregadas en un pabellón municipal (a 25 euros el cubierto), ofrecieron un pequeño discurso los cuatro dirigentes que van a dictar el futuro de Madrid en los próximos meses. Aguirre, Botella, González y Rajoy, en un tono muy navideño, dejaron constancia, cada uno a su estilo, de las tensiones internas que los mantienen a todos enfrentados con todos: González con Botella; Botella con Cristina Cifuentes; González con Rajoy; Aguirre con Rajoy.

Es la segunda vez que Rajoy acude al acto navideño del PP de Madrid como jefe del Ejecutivo, y ha esperado hasta que hablasen todos para hacerlo él. El presidente del Gobierno sí tuvo palabras de agradecimiento para los suyos, aunque no hizo ni una sola mención a la imputación de la esposa de Ignacio González. A Botella, a quien ya está buscándole sustituta para el Palacio de Cibeles, le dio las gracias porque “está trabajando muy bien en una situación muy difícil”; a Aguirre y González, que los incluyó en el mismo tándem y no los nombró por separado, agradeció “que Madrid se haya convertido en un escaparate inmejorable de las políticas del Partido Popular”. Luego tiró de mitin. Ni un agradecimiento más.

"Hay que cumplir las leyes. Yo estaré donde tengo que estar"

Después de hacer un repaso a la política de austeridad que tuvo que emprender nada más arrebatar la presidencia del Gobierno a José Luis Rodríguez Zapatero y anunciar que en diciembre de 2013 habrá “menos parados que en diciembre de 2012”, llegó el mensaje para los suyos. Aguirre, que el martes declaró como testigo por la trama de corrupción Gürtel, y González, que tuvo que dar explicaciones por la imputación de su mujer, Lourdes Cavero, por la compra de su ático en Estepona. “Hay que cumplir las leyes. Yo voy a estar en mi sitio, donde tengo que estar, donde tiene que estar el presidente del Gobierno de cualquier nación. Yo soy como soy, pero tengo las ideas muy claras. No voy a jugar a dividir a los españoles”, sentenció el presidente, en una clara alusión a que, llegado el momento, y según cómo estén los procesos judiciales que ahora están abiertos y mantienen al PP en vilo, él será quien decida las dos personas que encabezarán Madrid –Comunidad y ayuntamiento– para las elecciones municipales y autonómicas de 2015.

La presidenta del PP de Madrid, que el martes declaró en su despacho para el juez que investiga la trama de corrupción Gürtel que el propio Mariano Rajoy estaba presente cuando les informaron de los dos pelotazos en Madrid, cerró filas con su delfín González y lo elogió durante su discurso, aunque únicamente le dedicó una frase. “A fuerza de estudiar hasta la última coma de todos los problemas y permanecer siempre firme en los principios el PP, Ignacio González ha conseguido que hoy Madrid lidere todos los indicadores económicos de España”.

Fue el propio González quien hizo de la necesidad virtud y utilizó la tribuna para defenderse y arremeter contra la juez que ha imputado a su mujer. El presidente de la Comunidad quiso dar todas las explicaciones que creyó conveniente para defenderse de lo que son, según sus propias palabras, puras “insidias y calumnias”. En un discurso leído, algo poco común en González, criticó duramente a sus adversarios políticos, a quienes acusó de “no ser capaces de ganar en una confrontación democrática” y les acusó de haber orquestado esta trama para derribarlo. Terminó pidiendo a la justicia que “actúe con celeridad”, y “si hay algo ilegal, que se acredite”. Como, a su juicio, no hay ningún indicio de nada ilegal, “que lo archive y se eviten todos los juicios mediáticos”. Fue el más aplaudido de la noche.

Mucho más escueta fue la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que se limitó a felicitar la navidad a todos los presentes y extender la mano a Mariano Rajoy, “para mantener la unidad de España”. Todos los presentes brindaron, “por Madrid y por España”, pasadas las diez y media de la noche.